Texto escrito por: Yago Mesa
La Jetée, fotometraje realizado por Chris Marker, más conocido por sus documentales que por sus ficciones, se convirtió hace 52 años (1962) en uno de los cortos más innovadores e influyentes de la ciencia ficción. Su costo de producción fue muy bajo y la técnica simple: fotos fijas acompañadas de una narración.
La reverberación en el cine fue tal que alcanzó a personajes como Terry Gilliam y David Bowie, quienes, impresionados, –así como el protagonista de La Jetée fue marcado por una imagen de su pasado– decidieron homenajearlo con la cinta 12 Monos (1995), en la que Gilliam tomó prestados muchos conceptos y escenas de La Jetée; y con el video para la canción “Jump they say” (1995), dirigido por Mark Romanek.
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La trama inicia con un recuerdo de la infancia del protagonista: el asesinato de un hombre, y una mujer que llora en el aeropuerto. Años después comienza la Tercera Guerra Mundial dejando a París devastado y obligando a los sobrevivientes a vivir bajo tierra. Se lleva a cabo un intento para viajar en el tiempo y pedir ayuda al pasado y futuro para rescatar el presente. “Él” es elegido, entre muchos sujetos, debido a la obsesión con un intenso evento de su infancia. Según “ellos”, esta fijación le ayudará a sobrevivir el viaje en el tiempo. En el pasado conoce a una mujer de la que se enamora. Una vez que su misión ha sido completada, es enviado al futuro, donde le pide a unos individuos visiblemente superiores ser devuelto al pasado para estar con su amada una vez más, ellos acatan su voluntad y lo mandan al mismo aeropuerto y con la misma mujer de su recuerdo. Ahí intuye que él es el hombre perseguido y a punto de morir, el mismo individuo con el que vivió obsesionado durante casi toda su vida.
La trama de La Jetée es muy compleja para condensarse en un cortometraje de sólo 27 minutos, pero la manera de relatar de Chris Marker la vuelve fácil: una gran cantidad de fotos fijas tomadas con una Pentax Spotmatic acompañadas de una voz en off, lo que demuestra que también en el arte los grandes problemas tienen soluciones sencillas, por algo este corto forma parte de la Criterion Collection.
En La Jetée el tiempo se mueve gracias a los recuerdos, cada imagen es uno que hace avanzar a la trama. El narrador dice mucho, pero más las fotografías tomadas hábilmente por Marker. Cada expresión facial anuncia algo por venir, y todo este conjunto de recuerdos forma una memoria que transporta al espectador hasta el punto de partida.
Neurológicamente, cuando los sucesos se almacenan en la memoria lo hacen en forma de imágenes estáticas que por sí solas dicen todo lo que aconteció; esto no es muy diferente en La Jetée, que con varios instantes capturados con la cámara como si fuera el hipocampo, narra lo fundamental de una relación amorosa, algo tan importante que marca el pasado, el presente y el desenlace del hombre quien viaja en el tiempo a través de recuerdos.
Quizás este corto sea de las primeras obras en la cinematografía que se alejó de los cánones de la ciencia ficción de ese entonces (invasiones alienígenas, monstruos espaciales) y se cuestionó la concepción del tiempo creada por el hombre, mejor dicho: el tiempo a través de la memoria. La primera obra en la que se muestra al tiempo de una manera cíclica y no lineal.
¿Podría ser La Jetée una explicación del Déjà vu?, por lo menos eso se trata de demostrar en esta historia. Tal vez el tiempo y la memoria son lo mismo. Al observar viejas fotografías nos trasladamos a un suceso pasado, y ¿cómo lo hacemos? A través de la memoria.