Cuando hayas visto esa mierda,
te joderá para toda la vida…
¡Buena suerte!
¡Diviértete!
-Sausage Party (2016)
¿Por qué motivo los humanos necesitan creer en Dios?
No existe otra especie que crea en figuras superiores que los llevarán a un plano paradisiaco si no cometen pecados en la Tierra. No hay rezos, ni oraciones de rescate para los perros, gatos, peces o las millones de bacterias que viven dentro de nosotros.
La inteligencia que poseemos es resultado de una evolución cognitiva que nos permite mirar alrededor y aprovechar el mundo. Las religiones nacieron para explicar aquello que no podía ser comprendido por las masas. Las lluvias, los cambios de climas y hasta la mala suerte fueron atribuidos a entes divinos y nos convertimos en esclavos de esas ideologías.
La película “Sausage Party” nace como un reflejo de lo anterior; de cómo judíos, cristianos, musulmanes, budistas y todos aquellos que hayan creado un Dios en su mente, también hicieron una prisión psicológica en la que ellos mismos se encerraron.
“La fiesta de las salchichas” –como fue llamada en México– presenta una historia compleja bajo una fachada torpe e hilarante.
Seth Rogen, quien creó y produjo “Pineapple Express” y “The Interview”, apostó por crear un filme animado para adultos con el fin de mostrar la absurdez de la religión; el resultado es tan irrepetible que parece insólito que no haya sido nominada a los Academy Awards. Es ofensiva, astuta, inteligente, pero su manera de ofender y despertarnos de una larga mentira es tan cruda, que podemos comprender por qué la Academia prescindió de su presencia.
La producción tardó seis años en terminarse y cada segundo invertido lo vale. Desde el casting de voces lleno de estrellas que encumbra figuras como el mismo Rogen, Edward Norton, Salma Hayek y –por supuesto–James Franco, hasta la increíble animación que parece salida de Disney. La historia es la cereza en el pastel y nace a partir de una simple cuestión: ¿Qué pasaría si nuestros alimentos tuvieran sentimientos? No es una aventura agradable como la de Toy Story, sino una metáfora perfecta de cómo nuestro miedo a la muerte nos llevó a crear religiones, guerras y una serie de reglas ilógicas para poder recibir el paraíso.
Los protagonistas de la cinta son Frank, una salchicha (Rogen) y Brenda, un pan (Wiig). Ambos viven envueltos junto con otros de su especie dentro de un supermercado y lo que más aspiran es ser comprados por las personas, pues los llevarán al paraíso, donde finalmente podrán hacer todo lo que quieran; mientras tanto, temen tener contacto y ser castigados por ello. ¿Suena familiar?
Los personajes simbolizan el cristianismo puro. Viven bajo mandamientos y creen que si los siguen, Dios los escogerá y todos iremos con nuestros familiares al cielo.
Cuando sus ideologías son puestas a prueba, la cinta muestra su verdadero potencial.
Es fácil ignorar el fantástico score escrito por Alan Menken y Christopher Lennertz –veteranos de Disney y de películas para niños– cuando el guión de Rogen se hace cada vez más claro. En el resto del supermercado existen productos que simbolizan otras religiones y los creadores no tienen miedo en explotar los estereotipos y el racismo que ha vivido en Estados Unidos desde su concepción. Los judíos aparecen como avaros, los católicos como ignorantes, los musulmanes como sexistas represores, pero dentro de su cliché cómico existe una verdad clara: la religión es dañina y divide en vez de unir.
“Sausage Party” es el mejor guión de Seth Rogen –y su compañero Evan Goldberg– a la fecha. Por primera vez abandona las comedias adolescentes de drogadictos o los romances entre amigos y se atreve a dar un comentario político y social serio. No ofende sólo porque puede hacerlo (como es el caso de “South Park”), sino porque es necesario en una época en la que debemos alejarnos de creencias que durante siglos han puesto en riesgo la paz de diferentes civilizaciones, como aún lo vemos en el enfrentamiento en Siria.
Existe controversia sobre la creación de las animaciones en la cinta, ya que los creativos tuvieron que trabajar horas extras sin pago y es lamentable escucharlo, porque al mirar el resultado en pantalla, esperamos que se produzcan más trabajos de ese calibre. Los diseños de personaje, las sombras, el manejo computarizado supera cualquier producción reciente de Disney –y además también incluye números musicales–, pero sin duda es ese sentimiento ateo o agnóstico el que hizo que los miembros de la Academia lo ignoraran por completo en la premiación de este año.
“La fiesta de las salchichas” llegó en el momento apropiado. La animación para adultos se encuentra en uno de los puntos más altos de su historia y finalmente tenemos productos de alta calidad que nos pueden hacer reír como niños y reflexionar como si estuviéramos viendo una obra de Christopher Nolan.
Nuestro miedo a la muerte nos llevó a creer en Dios, un ser intangible que no podemos ver. Gracias a eso hemos caído en mentiras, guerras, peleas y división de la sociedad. Es la forma en que malinterpretamos todo lo que pretendieron enseñarnos.
Si una película nos muestra que es mejor estar unidos ¿por qué no mejor escucharla a ella?
Mira el trailer: