Peleas, gritos, llanto, llamadas a medianoche; quizá ya es tiempo de darte cuenta de la clase de monstruo que tenías como pareja; deja de pensar que todo era hermoso y que la vida con esa persona era mejor de lo que es ahora que no está contigo. Si alguna vez sentiste que te utilizaban o que te trataban como un mueble, no es que fuera sólo tu imaginación, es por que en realidad eso eras. Tal vez suene cruel pero es momento de que lo afrontes y sigas tu vida.
Existen relaciones que en realidad son difíciles de superar por todos los momentos que vivieron juntos. Aceptar que el amor del noviazgo simplemente se acabó resulta bastante complicado, pero ¿qué pasa cuando nunca hubo amor por parte de la otra persona? Aunque duela aceptarlo, la única opción que le queda a quien en realidad sí estaba enamorado es seguir con su vida como si nada hubiera pasado porque, precisamente, no pasó nada.
Un amor no correspondido es un tópico que la literatura y el cine han explotado por muchos años. Generalmente se aborda desde la perspectiva de la persona que sufre, los filmes de este tipo inician con una relación fallida y culminan con la felicidad del individuo herido, ya sea porque la otra persona se dio cuenta de que en realidad sí le amaba o porque encuentra el amor en alguien por decirlo de alguna manera, mejor. Muy pocos trabajos centran su atención en las cosas que ocurren después de cortar o en ese proceso en el que te das cuenta de que no necesitas de tu ex para ser feliz sino todo lo contrario.
“Forgetting Sarah Marshall” o “¿Cómo sobrevivir a mi ex?”, es una de esas películas que definitivamente tienes que ver si lo que quieres es darte cuenta de todo el dolor que te causó tu relación pasada. No se trata de un filme serio y supersentimental como esos con los que te tiras al llanto sin remedio. Basta con ver que en el reparto aparecen los nombres Jonah Hill y Russell Brand para darnos cuenta de que pasaremos un buen rato riendo de nuestros propios errores amorosos.
La forma en la que Sarah Marshall (Kristen Bell) trató a Peter Bretter (Jason Segel) durante su relación, es la muestra definitiva de lo que tienes que notar cuando tu pareja no te quiere y sólo te está usando para no sentirse sola. Peter deja de lado su carrera como músico para dedicar todo su tiempo y devoción a la relación que sostiene con Sarah, una famosa actriz de televisión a la cual le carga el bolso mientras le toman fotos en la alfombra roja. A pesar de todos los sacrificios que el hombre hace para complacer a su novia con la que lleva cinco años, ésta ni siquiera lo incluye en su discurso de agradecimiento cuando recibe algún premio.
Cuando de repente a Sarah se le ocurre abandonarlo, Peter no hace otra cosa que pensar que su existencia estaba arruinada para siempre si el amor de su vida no está a su lado. Para remediar su situación, este hombre decide volverse un mujeriego pero las cosas no le salen del todo bien, así que decide tomar unas vacaciones en Hawaii para alejarse del mundo; curiosamente, Sarah y su nuevo novio, Aldous Snow (Russell Brand), eligen el mismo destino para sus vacaciones.
Entre la presión que le genera imaginar la nueva vida de su exnovia, Peter encuentra apoyo en una chica llamada Rachel (Mina Kunis), quien le devuelve las ganas de seguir adelante con su vida. Muchas veces no es necesario que alguien nos diga algo como «hay muchos peces en el mar» para darnos cuenta de que el mundo no se termina cuando una relación deja de funcionar. A menudo lo único que necesitas es un poco de amor propio para darte cuenta de que lo mejor que te pudo pasar en la vida fue apartarte de alguien que sólo te trataba como un trapo.
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