Hay quienes piensan que el cine mexicano es malo, que suele ser resultado de una producción pobre y malos guionistas que lo único que intentan es una lastimosa copia de la cinematografía estadounidense. Las películas producidas en México han tenido que llevar este estigma a lo largo de los años, ya sea por la falta de credibilidad en los proyectos o la desconfianza del público; y ha sido difícil romper con dichas barreras para demostrar lo contrario.
La presencia de filmes como “No se aceptan devoluciones” y otras supuestas megaproducciones del cine mexicano no facilitan el camino; cierto es que ese ejemplo se destacó por sus locaciones, cameos, guión, y demás elementos, pero por nada del mundo se podría situar como la máxima comedia del país. Se anunció con tales bombos y platillos el estreno de esta trama en extremo sensible y cargada de chistes predecibles que incluso eso la hizo más irritante y decepcionante.
No podemos casarnos con esa idea; con la imagen de una industria cinematográfica que se queda corta en las expectativas de su público y que no logra ni por asomo sacar una risa genuina de quien se arriesgue a verla. Decimos riesgo porque eso representa a veces el cine mexicano, una apuesta en terreno inseguro que se caracteriza en su mayoría por el fracaso.
Eso no quita que sea posible hallar una que otra comedia capaz de defenderse en las pantallas aunque esto no las catalogue como piezas doradas que se posicionarán en el muro de los clásicos. Tomando en cuenta, que muchas veces la comedia en el cine mexicano se sostiene en lo caótico de dicha nacionalidad, y lo cómico o chusco que le resulta a su auditorio el reconocer su vida en ella.
“Paraíso”, Mariana Chenillo
(2014)
Este filme combina el humor y el drama de una pareja que sufre cambios en su matrimonio. Fuera de la comedia física y situaciones de risa hilarante, lo destacado de esta propuesta es el tono en que se dan sus problemas y el manejo de sus personajes.
“La ley de Herodes”, Luis Estrada
(1999)
Propuesta satírica del gobierno mexicano en épocas donde los partidos políticos ya hacían de las suyas. Esta película ha ganado adeptos y simpatía entre la gente, justo por esa capacidad de retratar la realidad mexicana en que muchos son capaces de ver su reflejo al mismo tiempo que se ríen de ello.
“Por la libre”, Juan Carlos de Llaca
(2000)
El escenario también se torna cómico en este filme por la cotidianidad de su trama en la vida de los mexicanos; mediante las travesías de dos adolescentes que deben reparar sus daños internos y mutuos en términos sentimentales, la historia es una de las comedias mejor logradas.
“Santitos”, Alejandro Springall
(1999)
En el marco dramático de esta adaptación del libro homónimo, esta es de las películas mexicanas de comedia que guarda aspectos de comicidad entre altercados, sufrimientos y conflictos que se adaptan a la perfección con el humor característico de los mexicanos. Haciendo uso de una realidad cruda en suelo mexicano se pudo encontrar una forma amigable de tratar sus temas y que los espectadores la aceptaran.
“El infierno”, Luis Estrada
(2010)
A pesar de haber sido bastante criticada y comparada con otros proyectos del director, este filme se caracteriza por hacer un retrato fiel y satírico del México que se obtuvo a partir del narcotráfico y su creciente presencia. El humor de esta película no fue bien recibido por parte de figuras políticas en este país.
“El segundo aire”, Carolina Rivera
(2001)
La problemática que gira en torno a un matrimonio de años se ve aquejado por las dudas características de la edad y ese momento en específico; es tomada de manera humorística por esta película para presentar el extraño, pero gracioso juego que la vida en pareja significa.
“Morirse está en hebreo”, Alejandro Springall
(2008)
Puede sonar a que hablamos de una película pobre en todos los sentidos, y quizá sea determinante que ésta fue filmada sin demasiadas pretensiones, pero es justamente en lo que radica su belleza y la alegría de verla. El ver cómo se maneja una familia mexicana que, también puede salir de lo común pues son judíos, es un recurso seguro (y este caso: ágil) para conseguir la simpatía que busca.
“A la mala”, Pedro Pablo Ibarra
(2015)
Una de las más recientes producciones mexicanas en cumplir con muchos aspectos del buen cine; sin ser excelente, esta comedia romántica logra una completa conexión entre sus protagonistas y la comicidad necesaria con sus antagónicos. En ocasiones cayendo en los clichés del romanticismo, sobreviven en ella las sonrisas cómplices y los guiños con la ridícula realidad de una pareja.
“Morirse en domingo”, Daniel Gruener
(2006)
Una situación trágica como el fallecimiento de un pariente cercano es tomada por el director en circunstancias que resultan graciosas a todo aquél que haya experimentado las peculiaridades del país donde se desarrolla la historia; con una crítica a los valores y los conflictos corruptos del sistema judicial (y fiscal) de la sociedad, resulta una película de humor ácido imprescindible del cine mexicano.
“Matando cabos”, Alejandro Lozano
(2004)
Esta película retrata lo hilarante que pueden ser las coincidencias de la vida en terreno mexicano; con el usual estilo de burla y de catarsis humorística que plaga al cine mexicano cuando de comedia se trata. El presente filme es una crítica social y política de los acontecimientos delictivos/corruptos de México mediante risas y circunstancias que van de lo gracioso a lo trágico.
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