Por: Sofía Huerta (@Sophia_Huerta) para Butaca Ancha
Cuando uno ve algún filme de Sofía Coppola es inevitable apreciar la importancia de la mujer en sus filmes y cómo ellas tienen papeles que cubren la mayoría de las gamas cromáticas de lo “femenino”: se desparraman en su sensualidad, inocencia, belleza y frialdad. Los elementos visuales, narrativos y socio-culturales juegan en un escenario cinematográfico en el que sus femmes, las estrellas principales, pueden proyectarse en sus distintas dimensiones a través de la caricia, el beso, la elegancia, fama y por el simple hecho de ser mujeres.
Sin pensar que el presente texto podría ser una especie de oda a la feminidad, en el que destaco las características más relevantes de “las mujeres de Sofía Coppola”, es relevante mencionar (y no como justificación) que es interesante observar el comportamiento y la presencia misma de la figura femenina en las películas de la directora, y cómo ellas son influidas por la propia Coppola.
En 2018 se cumplirán dos décadas del primer cortometraje de Sofia Coppola: Bed, Bath and Beyond; seis años antes fue criticada por su actuación en El padrino III, en la que interpretó a Mary Corleone. Un corto más y la primera película de la hija del director estadounidense, Francis Ford Coppola, saldría a la luz: Las vírgenes suicidas. A partir de ese momento las relaciones laborales de Sofía Coppola han sido variadas, desde Kirsten Dunst, la más pequeña de las Fanning, hasta Scarlett Johansson trabajaron con ella.
Antes de eso, pensemos en Lick the Star (1998), el segundo cortometraje de Coppola, un filme en blanco y negro de 14 minutos que muestra la historia de un grupo de chicas de preparatoria obsesionadas con la novela Flower in the Attic, de Virginia Andrews, de la que obtienen la idea de usar veneno para ratas para matar a los chicos de la escuela que no les agradan.
Pese a jugar sus roles en la sociedad como chicas comunes de preparatoria, Coppola muestra interés en sus actitudes, en cómo se manifiestan como mujeres en su contexto (la escuela), queriendo aniquilar a todo muchacho que no consideran apto para ellas. Sin embargo, los 14 minutos de Lick the Star no fueron suficientes para tocar temas y momentos que en particular ocurren en la adolescencia, esas características y comportamientos que se presentan con fuerza en esta etapa de la vida.
No fue hasta The Virgin Suicides (1999) que la directora tuvo la oportunidad de poder representar esas crisis adolescentes. El libro de Jeffrey Eugenides cautivó a Coppola, quien quiso llevarlo a la pantalla grande, así como estrenarse como creadora de filmes, inyectando su mirada y soberbia en cada uno de los fotogramas.
Con la música de Air, la corta vida de cinco jóvenes chicas se ve en la pantalla. El misterio, la sensualidad, desesperación y pasión son características que las hermanas Lisbon reflejan; la mirada misma de la juventud es interpretada por Kirsten Dunst, la última hermana al borde de la desesperación quien se arranca la vida dejando un cigarro encendido entre sus dedos.
Con diferencia en la obra de Eugenides, Coppola decide darle un giro repentino: deja el reflector sobre la historia de las chicas Lisbon, que la delicadeza, la soledad y la psique de las protagonistas hablen por sí mismas para que finalmente nadie sepa qué fue lo que realmente pasó con las hermanas Lisbon.
Cuatro años pasaron para que saliera a la luz Lost in Translation (2003), la obra maestra de Coppola que la llevó a ganar un Oscar y varios premios, como en el BAFTA y los Globos de Oro. Estelarizada por Bill Murray y Scarlett Johannson, esta película muestra la soledad de dos individuos, un hombre y una mujer que juntos encuentran compañía en Tokio.
Más allá de lo que quiso demostrar, Coppola logra a ratos ese humor dentro del contexto de los personajes: busca incluir risas en la soledad y tristeza. Junto a la bella y estética imagen de la ciudad, incluye una interacción muy sutil entre sus personajes: un amor particular que se basa en miradas, escapes y encuentros silenciosos.
El relato junto a la fotografía de planos, situaciones y tomas de Tokio desde el Hyatt es el paisaje para enfocarnos en cómo Scarlett Johannson se convierte en una mujer solitaria y aburrida en un lugar que desconoce, sin embargo, su intimidad también es la protagonista y nos hace preguntarnos, y hasta llegar a la conclusión, de qué es lo que hace una mujer frente a una situación en la que el rol social se rompe y va más allá de quedarse en casa mientras el hombre regresa.
Hasta este punto podemos preguntarnos: ¿Qué es la feminidad para Sofía Coppola? Tomando en cuenta que tanto en The Virgin Suicides como en Lost in Translation se rompen los tradicionales “roles” y “cualidades” “propios de las mujeres en distintas culturas y sociedades”, podemos decir que los atributos que Coppola busca retratar en sus personajes femeninos están en busca de nuevos valores, características y comportamientos no aprendidos anteriormente, ni a través de la familia o la escuela, sino por la sociedad y el contexto en el que se relacionan y viven.
En Marie Antoinette (2006) nuevamente Dunst es la protagonista. La sociedad francesa del siglo XVI es elegante y refinada, pero también exigente y cruel. Antes de la Revolución Francesa (1789), la monarquía figura dentro de las más importantes del mundo. En este contexto, la joven María Antonieta (14 años de edad), archiduquesa de Austria, contrae nupcias con el delfín futuro de Francia, Luis XVI.
Las reglas en Versalles son estrictas; la futura reina consorte debe hacer ciertas actividades, tener responsabilidades; sin embargo, el pago por tales acciones son miles de francos que le cuestan a la miserable población francesa, elegantes fiestas, deliciosos pasteles y miles de joyas, vestidos y zapatos.
La visión de María Antonieta para Sofía Coppola no es la de la peor reina de Francia, sino la mujer que tuvo un romance con un conde sueco, el individuo que vive en la elegancia y opulencia; es Kirsten Dunst interpretando a un ser humano que sufre la angustia de no poder ofrecer al reino un hijo varón.
“El deber de una mujer” no es mencionado en las películas de Coppola, sin embargo en Marie Antoinette se puede ver el contraste entre lo que la sociedad espera y lo que realmente vive la protagonista, y aún así se mantiene al margen de la historia real sin dejar la importancia que tiene mostrar el lado “humano” de la reina de Francia, personaje que amplió sus cualidades gracias a la ficción.
A pesar de las críticas que suponen alguna similitud con Lost in Translation, Somewhere (2010) es un filme que, en el discurso que este texto busca imprimir, incluye algo distinto que Coppola no había mostrado antes: la relación padre-hija.
Somewhere es la historia de un exitoso actor (Stephen Dorff) quien lleva una vida solitaria y vacía hasta que aparece su hija Chloe (Elle Fanning). Para evitar caer en psicoanalisis freudianos, la película muestra a una joven de 11 años quien busca en su padre a un amigo. Chloe comparte con su padre su “lifestyle” de hotel en hotel, videojuegos, entrevistas y eventos sociales, pero eso no es lo único que logra vivir: Chloe será una parte importante para la vida de su papá, no al revés.
Se suele pensar que este es el redescubrimiento de una relación paternofilial, y tomando en cuenta que sea así, la poca esperanza que puede existir para lograr un nuevo comienzo es más que obvia. El papel de Elle Fanning muestra a una hija quien busca involucrarse con su padre y olvidar la soledad que ella también vive. Sin embargo, Sofía nunca deja a un lado su necesidad de evidenciar la importancia de la figura femenina en el filme; lo hace de manera distinta, pero sigue estando presente en sus piezas.
Por último, The Bling Ring (2013). La figura femenina en tiempos posmodernos. El reflejo de “la edad de la punzada” en su máximo esplendor basado en un hecho real. Más allá de ser un largometraje muy “pimpeado”, mostrarse muy distante a los hechos reales, ser banal, superficial y vacío, The Bling Ring podría mostrar el “dark side” de la adolescente malcriada y berrinchuda.
El significado de la libertad sexual e “independencia” para las nuevas generaciones es inminente, especialmente para las chicas que protagonizan el filme. Emma Watson, la última “Coppola’s girl”, interpreta a una joven quien se ve inmersa en el ajetreo de la vida social y pública de Los Angeles: ¿Qué es lo que tiene que hacer una chica para ser parte de la socialité, ser famosa y rica?
Sofía Coppola ingresa a un mundo donde el dinero, las joyas, la fama y la fortuna mueven todo lo que tocan. Las María Antonietas del futuro, sin problemas sociales ni económicos, lo único que tienen que hacer es mostrarle al mundo lo bien que se ven con ropa de diseñador, zapatos, accesorios y joyas. Retrato de “las mujeres del mañana”, perdidas en la imagen personal, la superficialidad y la inalcanzable fama.
Con relación a esta película, actualmente los medios de comunicación te dicen cómo vestir, quién ser, cómo ser una mujer u hombre y jugar el rol social que te pertenece. Muchas de las cineastas crecen en sociedades que les aconsejan destacar sobre cualquier cosa porque son mujeres, porque está entendido en secreto que las mujeres, sobre todo en el cine, sólo pueden ser actrices.
Sofía Coppola se ve proyectada en los personajes de sus películas que ven ser más allá de una simple mujer solitaria quien viaja por Tokio o una reina en glamurosas fiestas en Versalles. Ella no se destaca simplemente como “una mujer que hace cine”, ni como la hija de Francis Ford Coppola, ni como la prima de Nicolas Cage, sino como una cineasta.
¿Qué necesito hacer para ser una “Chica Coppola”? La respuesta no está en la página iwanttobeacoppola.com, tampoco en vestir ostentosas joyas o vivir en la soledad y frustación. Lo único que se necesita es no querer ser una de ellas.
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