Texto escrito por Federico Alegría
Pronto se cumplirán setenta años desde que los primeros trabajos de Stanley Kubrick fueron proyectados en una pantalla. Este pequeño grupo de filmaciones se conforma de dos cortos documentales; Day of the Fight y Flying Padre, ambos estrenados en 1951. Luego, se aventuró a filmar un largometraje llamado Fear and Desire. Esta película anunciaba sutilmente una de sus insignias más emblemáticas; la popularmente llamada Mirada Kubrick, gesto icónico personificado por varios de sus personajes más antagónicos. Después de esta producción, algo le hizo retornar al formato documental, y filmó The Seafarers; ambas filmaciones se estrenaron en 1953. Pero fue en 1955 con The Killer’s Kiss que su profesión como director de cine comenzó a materializarse de manera más profunda.
Son estos primeros trabajos los que delatan la fascinación de Kubrick por la veracidad de los hechos que sus cámaras registraban. Cosa que no es sorpresa al recordar que antes de entrar en el mundo de la imagen en movimiento, él trabajaba como fotógrafo. Este ojo clínico nunca abandonó al director, y fue con el tiempo evolucionando hasta un punto considerado hoy en día como maestral. Sería demasiado ambicioso pretender escribir algo nuevo sobre Kubrick, pero hay muchas más personas que colaboraron en la creación de sus películas. Y al dedicarles un espacio, se podrían aún aprender algunas cosas importantes.
En una entrevista hecha por Michel Ciment, Stanley Kubrick asegura que de ser posible, hubiera querido poder lograr hacer una película que prescindiera del lenguaje. Semejante deseo sólo puede provenir de alguien que ha entendido que el máximo esplendor estético del cine son sus imágenes y la música que las acompañan. Por lo cual se sobreentiende que sólo iba a confiar la cámara a personas que tuvieran un respeto similar por las imágenes.
John Alcott y Stanley Kubrick buscando locaciones. / Foto: American Cinematographer
La fotografía sigue siendo presa de la estética que tanto se propuso a superar, y por ello es aún difícil encontrar fotografías con una amplia estética cinematográfica. En este artículo se han intentado recoger algunas de las sigilosas lecciones dejadas por John Alcott luego de trabajar junto a Stanley Kubrick. No en vano fue esta pareja la que produjo las películas más populares asociadas al apellido de éste controversial director.
Verdadera Colaboración Creativa
La obsesiva manera de trabajar de Kubrick sigue dando mucho de qué hablar, y haber logrado filmar cuatro películas juntos es un claro ejemplo de cómo ambos alcanzaron un alto grado de entendimiento creativo. En una época tan saturada de fotógrafos y demás creativos, es importante ver en el ejemplo de Alcott una magnífica lección de trabajo. Hoy en día son aún más importantes las colaboraciones artísticas sólidas si se aspira a crear obras significativas que sean capaces de trascender a sus mismos creadores.
Trabajar con Luz Natural
No son pocos los fotógrafos y cinematógrafos que entran en pánico al pensar en trabajar sin luz artificial. La obsesión de Kubrick por materializar las historias de la manera más veraz posible lo llevaron a prescindir de este tipo de iluminación, utilizando así sólo luz natural y luz disponible. Esta última corresponde a fuentes lumínicas que pueden ser controladas, pero que forman parte del encuadre en algún momento. John Alcott no sólo fue capaz de trabajar con este tipo de iluminación práctica, sino que también aprendió a recrearla de tal manera que su presencia en los encuadres fuera siempre verosímil.
Captura de Barry Lyndon.
Quizás el caso más emblemático sea la película Barry Lyndon, ganadora del Óscar a mejor fotografía en 1975. En ella se no sólo tuvo que trabajar con este tipo de iluminación, sino que también se recreó la estética de la época, adaptando filtros que reducían el contraste, y logrando así el peculiar esfumado del largometraje. Caso totalmente opuesto sería entonces 2001: A Space Odyssey, en la que la iluminación fuera congruente con la visión de futuro orquestada por Kubrick.
De Barry Lyndon. / Foto: American Cinematographer
Hoy en día es más común que se utilice este tipo de técnica para iluminar una escena al momento de filmar una película. Pero es algo casi inexistente en el mundo de la fotografía, y es aquí donde radica el potencial de esta lección.
La Complejidad del Pasado y del Futuro
Tanto pasado como futuro suponen un reto mayúsculo al momento de crear una película. Al pasado se puede acceder de manera decente mediante registros históricos y pinturas. Pero nunca se podrá obtener una representación totalmente fidedigna del mismo. Y para acceder al futuro se necesita confiar totalmente en la imaginación. Juntos lograron hacer las dos cosas, manteniendo el rigor característico que llevó a que sigamos hoy en día hablando de estas películas.
La Precisión de los Encuadres
John Alcott navegaba de manera fluida en sus encuadres, y se aprecian elementos básicos de composición fotográfica en todas ellas. Desde la peculiar simetría recurrente que podemos ver en The Shining, hasta la famosa regla de los tercios de la fotografía en Barry Lyndon. Pasando también por los claustrofóbicos encuadres de Clockwork Orange y la manera tan icónica de representar la falta de gravedad en 2001: A Space Odyssey.
Sobre las Tomas
En todos los proyectos debe haber un excelente cuido de los recursos, pero en el cine es donde la cosa se vuelve excéntrica. Muchos directores gustan de repetir las escenas hasta alcanzar el resultado que les satisface. Kubrick en cambio prefería destinar más recursos a los decorados, al vestuario, y por supuesto a las cámaras, por lo que minimizaba hasta donde se podía la repetición de las escenas. Alcott debía entonces solventar la escena en la menor cantidad de tomas, suponiendo así una gran presión para el fotógrafo. En muchas ocasiones Alcott y Kubrick utilizaban cámaras al hombro, permitiéndoles así mayor cercanía con la escena y mayor agilidad al momento de capturar la escena.
Alcott comenzó a trabajar con Kubrick de manera más o menos intempestiva luego de que Geoffrey Unsworth abandonara el rol de director de fotografía en 2001: A Space Odyssey (película en la que figuran ambos Unsworth y Alcott como directores de fotografía). Ambos trabajaron de manera muy eficiente ya que pensaban de manera muy similar, por lo menos en términos fotográficos. Salvo en círculos más cercanos a la cinematografía, su nombre suena poco hoy en día, pero su legado sigue dando mucho de qué hablar. Para Alcott era fascinante trabajar con alguien que era capaz de renovarse por completo, y que no repetía nunca las cosas entre una película y la otra.
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