La producción artística de Lars von Trier es por decir lo menos, polémica. El cineasta danés no guarda nada en los negativos cuando se trata de la naturaleza de la sexualidad y la muestra tal como es: explícita, imperfecta, atractiva, sin maquillaje ni producción alguna. Von Trier fue un precursor del intento por hacer la revolución más grande del cine desde la Nouvelle Vague con la declaración del manifiesto Dogma 95, que poco a poco se fue diluyendo ante el poder de Hollywood y las megaproducciones, pero el mayor acierto en su carrera cinematográfica ha sido enfocarse en el sexo de una manera distinta a la vulgar pornografía o las grandes y pudorosas producciones cinematográficas. Estas son las mejores lecciones de sexo que aprendimos del trabajo de von Trier:
El manifiesto Puzzy Power surgió del interés de von Trier por el cine erótico y la industria pornográfica para mujeres. El director danés comprendió que el cine pornográfico estaba diseñado exclusivamente para hombres. En todas las películas estos juegan un rol principal, detentando el monopolio del placer y las mujeres sólo son objetos por medio de los cuales obtener esa gratificación sexual. A partir de ello, reunió a un grupo de mujeres especialistas en sexualidad para trabajar conjuntamente en un manifiesto que plasmara las líneas creativas de un porno para mujeres.
Von Trier fundó Zentropa, una productora cinematográfica en 1992 para producir tanto sus propios filmes, como aquellos del llamado Dogma 95, el movimiento creado por él y Thomas Vinterberg que proponía el regreso a las técnicas más tradicionales del cine, como la eliminación de la posproducción exagerada, los efectos especiales y la utilización de sets durante la filmación. A los cinco años de su nacimiento, Zentropa se hizo de una subsidiaria para llevar a cabo el cine pornográfico para mujeres que se pretendía con el manifiesto Puzzy Power.
El sexo es un tema recurrente en el trabajo de von Trier. Algunos de sus largometrajes incluyen escenas de sexo explícito y en otros es el tema alrededor del cual se desarrolla la trama, tal es el caso de la serie “Nymphomaniac”, que cuenta a través de dos volúmenes la vida de Joe, una adicta al sexo.
En el manifiesto Puzzy Power, von Trier expresa que la falta de interés de las mujeres en el cine pornográfico no se debe a un aspecto sexual, sino al papel secundario que juegan en las producciones, donde su placer se relega a un segundo término e incluso se producen escenas degradantes que en vez de provocar la excitación de las mujeres, causan lo opuesto.
Puzzy Power abunda en la fuerza del argumento: una película erótica para mujeres debe de poseer un argumento lo suficientemente convincente para ser atractivo al público femenino. Una mezcla de pasiones, emociones y fantasías que rompa con el estilo del porno clásico que carece de una coherencia lógica y presenta a los personajes como seres alienados al sexo, que con tan sólo verse empiezan a fornicar como animales sin sensualidad ni deseo.
El erotismo debe jugar un papel clave en las escenas sexuales. Ninguna escena puede carecer de justificación erótica. Los sentimientos, las pasiones y la intimidad deben expresarse abiertamente y ser enfáticos, de modo que la preparación guíe a un impulso sublime de excitación previa antes de consumar el acto sexual, que pueda ser mantenido en vela mediante una dinámica de alargar cada vez más el deseo, la lujuria de poseer hasta que ésta rompa en el sexo.
El estilo visual que propone el manifiesto debe ser estrictamente erótico: caricias, besos, planos que muestren la sensación sin igual de tocar y ser tocado, de unos labios recorriendo la piel y que no sólo se limiten a los genitales o la desnudez, pues el grado de excitación más alto puede llegar mientras se realiza la ocultación parcial del cuerpo, dando lugar a la imaginación.
La ubicación temporal de las películas no está delimitada estrictamente, ni el tiempo ni el lugar son protagonistas, sino la situación erótica que transcurra en ellos. La sensualidad debe ser percibida en cada escena, un hombro o un tobillo desnudo pueden ser capaces de crear un poderoso sugerente sexual para la escena en cuestión.
El manifiesto rechaza tajantemente las escenas en que las mujeres son objeto de violencia o humillación en contra de su voluntad. También detesta las escenas de sexo oral donde las mujeres sean obligadas a hacer una felación y sometidas, tomándolas del cabello y eyaculando sobre su rostro.
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La apuesta de von Trier es un movimiento artístico que al mismo tiempo que reivindica el papel de la mujer en la sociedad y en el plano sexual, también desarrolla una crítica a la industria cinematográfica desde distintos puntos de vista. La manifestación del Dogma 95 ataca al cine comercial que olvidó las bases artísticas y se enfoca en crear a través de una pantalla verde, mientras que a través del sexo explícito renuncia al cine que oculta con horror la esencia de la sexualidad humana como algo indigno y configura una nueva ética de liberación del cuerpo y el erotismo que trasciende las fronteras del arte.
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