Como todo cineasta de gran valía, Francis Ford Coppola esconde algunos secretos detrás de toda la parafernalia y glamour del cine. No, no nos referimos a una faceta de desenfreno, aunque en realidad, dicha época le llegó en los ochenta, cuando rodeado de lujos y excesos, su hijo, Gian-Carlo Coppola murió a los 22 años cuando el bote en el que navegaba fue golpeado por un cable que unía dos barcos. Luego de su pérdida, el cineasta dejó todo tipo de excesos para seguir plenamente con la creatividad.
El secreto que tanto esconde Coppola nada tiene que ver con lo místico o lo macabro, de hecho, es mucho más apabullante que eso y tiene que ver con una de sus máximas producciones; aquella que le dio premios, incluida la Palma de Oro en Cannes: “Apocalypse Now”.
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De la pantalla al detrás de cámaras
“Apocalypse Now” se estrenaba en 1979 bajo la “bendición” de un cineasta como Coppola, quien se hizo apoyar de un casting muy sólido, que incluía a Marlon Brando, Dennis Hopper y Martin Sheen. Todo marchaba correctamente, ya que figuraba en cada entrega de premios y era aclamada por la crítica y el público. En el mundo se hablaba de la genialidad que había creado el director y de la maravillosa actuación de su cast. Él se presentaba en las entrevistas sonriente, o al menos eso intentaba, respondía cada interrogante y siempre decía sobre su película:
«Ésta no es una película sobre la Guerra de Vietnam
, esto es Vietnam».
Al verla, la historia es tan cierta y tan allegada al conflicto que los combatientes reales le dieron la razón al director. Reflejaba a la perfección los horrores de la guerra y la consecuencia de ésta en los soldados y la vida mundial en general, pero Coppola se refería más a otra cosa que a la historia ahí plasmada. En realidad quería dar a entender el infierno que vivieron al grabar la película y que afortunadamente en el resultado se ven reflejados de manera positiva, ya que se plasman en el “sufrir” de los actores y cómo se va llevando la trama.
La referencia de Coppola a Vietnam quedó al descubierto unos 20 años después en el documental “Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse” que narra de cerca las peripecias y conflictos a los que se enfrentó el cineasta al filmar una de su más grandes obras. Estrenado en 1991, bajo la dirección de Fax Bahr, George Hickenlooper y Eleanor Coppola, se llevó más que palmas, pues permitía una nueva visión por parte de los espectadores hacia el filme.
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Los horrores de la guerra en la cinta
El filme de los noventa cuenta con la estructura clásica del documental: entrevistas con los protagonistas, secuencias de la película, del detrás de cámaras y fotos inéditas, todo narrado y capturado por Eleanor Coppola. Sin embargo, muestra el terrible infierno que tuvieron que pasar para darnos semejante obra de arte.
De inicio, la película se enfrentó a locaciones difíciles, ya que no pudieron filmarla en Vietnam. Coppola quería que todo fuera lo más real posible, por ello deseaba filmar en escenarios netamente bélicos, pero al no tener la autorización, tuvo que ubicarse en Filipinas; donde el rodaje tuvo un acertado y buen comienzo. Sin embargo, conforme avanzaba la grabación, más complicada se iba volviendo.
Sin pensarlo, en poco tiempo, el costo de la película se incrementó y el dinero destinado originalmente ya no era suficiente para cubrir los gastos, en los que destacaba el altísimo sueldo de Marlon Brando, la comida de todo el equipo y la “renta” del sitio que jugaba a ser Vietnam.
A esto hemos de sumarle que cuando comenzó el rodaje, el guión no estaba terminado, aunque el director aseguraba que lo finalizaría durante la grabación, en realidad nunca se sentó a trabajar como tal. El final del guión pasó a segundo término, cuando se le presentaron muchos otros problemas que incluían graves situaciones de riesgo para los actores. Al ver la presión con la que se vivía la película, el actor Martin Sheen tuvo un preinfarto que derivó en unos cuantos días de retraso en la filmación, lo que costó mucho más dinero y la desesperación del cineasta.
Como si esto no fuera poco, la producción demandó al ejercito filipino por haber robado algunos de sus helicópteros para llevarlos a combatir en la guerra que el país vivía internamente. De igual modo, el equipo vivía en tensión, sobre todo con Brando, quien había exigido un salario muy alto. Encima, Brando odiaba a Hopper y exigía tenerlo lejos de él. La solución a su problema fue mantenrlos alejados filmando días diferentes, ante esto, Francis Ford Coppola comenzó a caer en la desesperación, tanto que lo transmitió a los actores quienes, aunque eran muy profesionales, no pudieron ocultarlo; algo que incluyeron en su actuación.
En las apariciones públicas, Coppola parecía estar satisfecho con su trabajo, pero en el fondo siempre se mostró molesto, cansado y hasta decepcionado de su cinta, afirmando entre líneas que había hecho una película nada digna de presentarse. Incluso al momento de la edición sabía que algo no iba bien y tenía la fiel creencia de que había hecho un milagro al rescatar las mejores partes del filme. Entonces, el documental deja muy en claro que un cineasta es capaz de hacer lo que sea con tal de tener un buen producto, o mejor dicho, usar todos esos errores y faltas a favor de la obra.
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Durante todo el documental podemos entender el verdadero significado de la película que como bien dijo Coppola, es la guerra misma reflejada en un serie de problemas de producción que derivaron en una de las películas de culto más grandes de la historia. El secreto mejor guardado del director no es por miedo o pesar, sino por ética. ¿Por qué enterarnos de las peripecias que pasó el equipo, si Coppola era tan pulcro y puntual?
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Conoce los secretos del director para crear un spaguetti perfecto y si no te convence puedes echar una mirada al cine de su hija, la cineasta Sofia Coppola.
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Referencia
Rogerebert
Rotten Tomatoes