El veganismo no te hace mejor persona.
Las dietas veganas no son la única opción saludable.
La carne no provoca enfermedades del corazón ni cáncer.
Y, por supuesto, no se pueden curar enfermedades mágicamente.
Algunas de las personas que optan por el veganismo están en una campaña de propaganda, afirmando que su estilo de vida es lo único viable y que todos deberían ser como ellos. Para hacerlo, mienten y ofrecen información falsa sobre sus dietas y costumbres para así tratar de convencer al mundo de que dejen de consumir productos animales y elijan una alimentación completamente natural.
Aunque no parezca tan importante, Carl Sagan señaló en su libro El mundo y sus demonios que el analfabetismo científico representa una fuerte amenaza para la sociedad contemporánea; evita que la gente se tome en serio la relevancia de los avances médicos dándole prioridad a ideas falsas y sin sustento, o se guían por creencias absurdas para explicar o lidiar con lo incomprensible. Por ejemplo, aún existen millones de personas que tienen la idea de que con el poder de la plegaria y el constante rezo, cualquier mal o enfermedad puede ser curado o erradicado.
Eso fue lo que pensaba Mari López, quien creía que el veganismo y Dios la ayudarían a curar el cáncer que padecía, y además de eso, trató de convencer al mundo de que su estilo de vida podía eliminar por completo la enfermedad de cualquier persona.
No sólo eso, la YouTuber también aseguró que su dieta vegana, más su renovada fe en Dios, le habían ayudado a curar su homosexualidad.
Mari manejaba su canal de YouTube junto con su sobrina Liz Johnson, quien la inició en dicho estilo de vida. De acuerdo con la joven, su tía llevaba una dieta inconsistente y había sido diagnosticada con cáncer de mama, aunque el resto de la familia le insistía en que fuera a terapia y tomara un tratamiento de quimioterapia, se rehusó y optó por seguir una dieta vegana con la esperanza de mejorar.
CÁNCER DE FASE 4 CURADO CON JUGOS Y DIETA CRUDA VEGANA, decía uno de los videos en los que López participó y en el que afirmaba haberse recuperado después de 90 días de consumir jugos naturales que, según ella y Johnson, eliminaban todas las toxinas del cuerpo. Ese tipo de videos atraía cada vez más seguidores, quienes comentaban que compartirían esos métodos con sus conocidos que sufrían de la misma condición. Mari y su sobrina, quizás inconscientemente, se encargaron de malinformar a cientos de miles de personas sin pruebas contundentes del funcionamiento de su dieta.
Mari murió el 5 de diciembre de 2017 después de un recaída. A pesar de que era claro que nunca curó su cáncer, su sobrina aún está convencida de que la dieta le puede ayudar a otras personas. Según Johnson, cuando su tía recayó su hermana insistió en que se sometiera a radioterapia y quimioterapia, y la obligó a comer carne porque los médicos se lo recomendaban.
Debido a la desnutrición provocada por la dieta vegana, la mujer debía someterse a una alimentación balanceada para poder mejorar; sin embargo, Liz piensa que eso fue lo que la mató al final, y aunque Mari le pidió que quitara todos los videos que subió antes de su recaída, ella aún los mantiene en la plataforma, desinformando a las personas, poniendo en riesgo sus vidas y asegurando que el poder de Dios y el veganismo son más fuertes que cualquier procedimiento médico. Lo cual, por supuesto, es un error.
Quizá Liz y Mari no tenían malas intenciones al crear estos videos. Posiblemente son víctimas del analfabetismo científico y de una excesiva fe en Dios. Sin embargo, es posible sospechar que Liz está buscando más seguidores para monetizar sus videos y lucrar con las mentiras que le da a la gente, lo cual le daría tintes más oscuros a esta historia.
Mari fue víctima de la propaganda de los veganos y tuvo que pagar con su vida. A pesar de que sí existen algunos beneficios de la dieta vegana, esto no significa que sea más sana o que cure enfermedades de forma mágica. Es de suma importancia informarse sobre cómo funciona la alimentación en nuestros cuerpos y las personas que padecen de cáncer deben saber cómo funcionan los tratamientos y por qué una simple dieta no puede eliminarlo del cuerpo. De lo contrario, sería como mirar a Dios esperando que nos ayude mágicamente, sin esforzarnos ni un poco para ayudarnos nosotros mismos.