Cuando una joven e idealista Fran Drescher conoció a Peter Marc Jacobson, su compañero de universidad, supo qué era el amor a primera vista. Ambos eran dos estudiantes universitarios cargados de sueños y de amor. El impacto que tuvieron uno en el otro fue tanto que se mudaron juntos apenas tuvieron a oportunidad de hacerlo. En 1978 comenzó su matrimonio, mismo que duraría cerca de 20 años, pero mientras se gestaba el amor, también se cocinaba lo que sería el mayor éxito para ambos: The Nanny.
Jacobson, creó esta aclamada y clásica serie para aportar algo distinto al mundo de la televisión; sin embargo, su esposa, la flamante y sexy Fran, sería la responsable de posicionar el programa en los primeros lugares de la audiencia desde su lanzamiento en 1993. Gracias a su carisma, su chillante voz y sus atuendos de diseñador, Fran Fine —nombre de su personaje en el programa — llegó a los hogares de todo el mundo con una historia de amor de cuento con el señor Sheffield. Pero la vida en casa era completamente diferente.
Fran y Peter mantenían un matrimonio estable, pero que poco a poco fue en picada hasta que convertirse en un infierno. No porque tuvieran peleas constantes o porque estuvieran sumergidos en prácticas cuestionables, sino porque él –aunque la amaba, no la podía ver como una pareja. En realidad, él era homosexual. Para Drescher, fue un duro golpe, pero esa herida sanaría eventualmente. Esta revelación se llevaría a cabo en 1999, The Nanny llegaba a su final, lo cual también afectaría a la actriz, ya que se quedaría sin trabajo.
Pero lograría superarlo, después de todo, ella ya había sobrevivido una tragedia mucho más fuerte. En los 70 cuando decidió vivir con el productor,eran muy jóvenes y no tenían un patrimonio estable ni un futuro visionario. Luego, en la lucha por conseguir algo más, un empleo redituable y un mejor futuro para los hijos que planeaban, trabajaron a marchas forzadas. Por esto mismo, Peter salió de casa por un tiempo dejando a cargo a Fran.
Eran mediados de los ochenta y la actriz trataba de hallar su lugar en Los Ángeles, pero una noche, mientras dormía en su departamento, unos hombres allanaron su lugar robando todo lo que encontraron y abusaron sexualmente de ella.
El acto tuvo lugar en su recámara y aunque intentó poner resistencia, fue amenazada con una pistola, misma que la asustó tanto que se paralizó, tal como declaró décadas después del suceso. No volvió a ser la misma después ese hecho. Sin embargo, la vida intentó compensar el error llevándola a la cúspide de la fama.
«Fui víctima de un crimen violento y soy una sobreviviente del cáncer. Atravesé un divorcio muy doloroso. La vida te da golpes. Nadie deja este planeta ileso. Pero, como dicen, lo que no te mata te fortalece».
—Fran Drescher
En cuanto a su divorcio con su esposo, ambos quedaron como buenos amigos y decidieron seguir trabajando como mancuerna. De este modo, nació el argumento de una nueva serie, Happily Divorced, pero no tuvo el éxito de La Niñera, así que al concluirla Fran terminó por refugiarse en las letras. Comenzó escribiendo algunos ensayos y columnas, aunque la verdadera catarsis llegó cuando fue diagnosticada con cáncer uterino.
Como si los golpes de la vida no hubieran sido suficientes, esta enfermedad se manifestaba en su vida en el año 2000. Se ausentó por un tiempo para poder llevar a cabo su tratamiento y librar a la muerte, lo cual, en efecto, consiguió. No obstante, el transcurso fue bastante incómodo y cansado. Pero luego de tan inquietante situación, escribió dos libros en los cuales expuso todos sus problemas, no con la finalidad de esperar una respuesta o una solución, sólo de generar conciencia de lo rara y cruel que puede ser la vida, pero también de lo fuerte que hace a una persona ante las adversidades.
Fran Drescher volvió a casarse con un millonario empresario de origen hindú y se separaron en 2016. Esto no le impidió seguir en el gremio y dedicarse a causas altruistas como algunas fundaciones para ayudar a enfermos con cáncer y víctimas de abuso y acoso sexual. En estos lugares habla de lo difícil que es cargar tanto peso en los hombros, pero también de los hermoso que resulta vivir. En efecto, para la actriz es mucho más valioso poder vivir y saber que salió adelante que cualquier otra cosa. Fran sobrevivió a las adversidades y planea hacerlo mucho más tiempo, pero siempre sonriendo y con la frente —y el peinado— en alto.