¿Has engañado varias veces a tu novia?
¿Por qué lo hiciste? ¿Tu novia ya no te gustaba? ¿Te atraía demasiado la otra mujer y no hubo escapatoria ante sus dotes seductoras? ¿Por venganza? ¿Por sentir otro cuerpo, otros labios, otra manera de gozar el sexo? ¿O simplemente porque pensaste que con ello ibas a recuperar la pasión perdida con tu novia? Si esto último fue la vía que te condujo a ese engaño, entonces las siguientes líneas te interesan.
Ahora mismo circula por Netflix la película El club de los buenos infieles, una comedia española donde un grupo de amigos cuarentones, con matrimonios bien establecidos y monótonos, se reúne 20 años después de separarse al salir de la escuela. Entre alcohol y risas los cuatro confiesan amar a sus esposas pero ya no sentir deseo por ellas.
Enumeran los defectos y manías que observan en ellas, dejando en claro su machismo pasivo. Uno se pregunta si acaso ellas no estarán pasando por lo mismo cuando ves el poco atractivo físico de los confesores. Entonces éstos deciden formar una asociación secreta para ser infieles a sus mujeres y así recuperar la pasión perdida con ellas.
El director debutante en largometraje Lluís Segura profundiza en una situación que seguramente ocurre más veces de lo que podríamos sospechar. Y lo hace de una manera hábil y entretenida donde pone de cara al espectador las vidas grises y mediocres de cuatro hombres que tal vez no es que hayan perdido las ganas de tener sexo sino de hallar una renovación en su propio ser.
Su primera noche de infidelidad no sale como ellos esperan (se dan cuenta que también son unos verdaderos ineptos en materia de seducción; es normal: son demasiado viejos para los clubes de moda y demasiado jóvenes para los sitios más tradicionales). La crisis de los 40 en todo su apogeo les hace ver que aquello que tenían de bueno se ha debilitado y que todo lo malo se ha acentuado: el tiempo no perdona y algo tienen que hacer si quieren salvar sus matrimonios y, sobre todo, a ellos mismos.
La cinta comienza entonces su punto más alto de comedia y machismo cuando los amigos contratan los servicios de un Casanova experto que los guíe en las artes de la infidelidad. Los actores Fele Martínez, Jordi Vilches, Hovik Keuchkerian, Adrián Lastra y Albert Ribalta dan una muestra convincente de su habilidad como intérpretes desarrollando cada uno a sus patéticos personajes de manera divertida.
Mediante una técnica de falso documental que ya hemos visto tantas veces, El club de los buenos infieles profundiza en una condición que refleja la vida vacía y material que muchos han elegido para su día a día sin darse cuenta. La cinta también retoma esos clichés de comedias heredadas de los Estados Unidos (The Hangover, la referencia más inmediata) donde una acción va trayendo una cadena de consecuencias que terminan enredando más las cosas.
Decíamos que el machismo es una de las características principales que empapa a la comedia de Lluís Segura, pues durante toda la película la mujer es vista como un ser al que hay que darle caza para que el hombre se sienta como un ser útil y realizado de nueva cuenta. Si te ves reflejado en ella cuando sales de cacería con tus amigos, entonces debes pensar dos veces si estás siendo un buen infiel y si tus motivos son realmente justificables para demostrar tu hombría de una manera tan absurda.
Escudándose en su formato de comedia ligera, El club de los buenos infieles normaliza el comportamiento de cuatro hombres que, en medio de sus crisis personales, no tienen otra mejor idea que incurrir en la infidelidad para recuperar la pasión que han dejado de sentir hacia sus mujeres, todas ellas, por cierto, en palabras de los protagonistas, guapas, inteligentes, sensuales, únicas y demás calificativos que no bastan para que estos cuatro niños atrapados en el cuerpo de adultos las deseen. ¿Qué necesita entonces una mujer para despertar de nuevo el deseo sexual de un hombre si, en apariencia, lo tiene todo? Es éste un de los discursos machistas que la película tiene a lo largo de toda su historia y que no lo esconde de ninguna manera.
En caso de que no seas nada exigente con las comedias, El club de los buenos infieles es una cinta que soportarás hasta el final, a pesar de su escasa calidad; en caso contrario, ve buscando algo en el inmenso catálogo de Netflix, pues seguramente te aburrirás al ver a cuatro canallas infieles comportándose como los niños que nunca dejaron de ser.