¿Cuándo fue la última vez que viste un western? En décadas anteriores era tan común ver este género —ambientadas en el viejo Oeste y con vaqueros criminales como protagonistas— en el cine como ahora lo es ver películas de superhéroes; sin embargo, en la actualidad el western se ha convertido en un símbolo del Hollywood que ya no es, de una época dorada para la historia, enmarcada por los clásicos de John Wayne y de un tipo de cintas que hoy quedaron tan relegadas por lo que descubrir una en cartelera se vuelve novedoso.
Afortunadamente, hemos tenido ejemplos dignos del género en la última década, como “The Homesman” (2014), “Django Unchained” (2012) y, por supuesto, la dupla de títulos con los que los hermanos Coen nos deleitaron: “True Grit” (2010) y “No Country for Old Men” (2007), ésta última quizás alejándose de lo estrictamente tradicional al cimentar más el neo-western con la fabulosa mezcla de thriller/noir/western que ejecutan de manera brillante.
De esta manera, es como se estrena en 2016 la película “Hell or High Water”, un western dirigido por David Mackenzie en mancuerna con Taylor Sheridan, el guionista de “Sicario”, en la que ambos logran atinar sus esfuerzos justo en el punto sin fallar en el intento. Se narra la historia de dos hermanos que recorren pueblos de Texas para robar bancos. Un relato sencillo que esconde mucho más en su trasfondo.
Durante el recorrido que hacen los hermanos en la carretera desértica, se muestran los síntomas de la recesión y una perspectiva desoladora de los Estados Unidos; fábricas cerradas, locales abandonados y anuncios que ofrecen préstamos.
A través de una ficción sobre criminales, la cinta plasma una verdad que duele e incomoda: la falta de oportunidades y de empleos en un país donde aún se cree en el sueño americano, además de exponer los abusos de empresas financieras, la ignorancia y la discriminación.
Su guión es sólido e incluso reglamentario, por lo que cumple con lo esperado al presentarnos dilemas morales encarnados por los hermanos fugitivos (Chris Pine y Ben Foster) y el sheriff que emprende su cacería (Jeff Bridges) a lado de su compañero de origen nativo, al tener como fondo —y en ocasiones en primer plano casi como un mismo personaje— las áridas llanuras del Oeste texano.
Destacan las grandes interpretaciones de todo el reparto, pero en especial la de Jeff Bridges, quien a pesar de estar tan familiarizado con el papel, logra acaparar la hermandad y la sensibilidad del relato, al igual que Ben Foster.
Como nos ha demostrado la reciente “La La Land” al regresar a los musicales a la pantalla —aunque sea momentáneamente—, y lo mismo sucedió con “The Artist”, que nos hizo ver con cierta nostalgia el estilo de una película muda a blanco y negro a manera de homenaje; todo esto al lograr acertar en los elementos necesarios.
Lo mismo demuestra “Hell or High Water”, que aunque quizá sea de esas películas que no destacan por algo en particular —no tienen una arrebatadora interpretación de un protagonista, escenas dignas de un Oscar, o efectos especiales que sorprendan—, su sutileza es suficiente para conseguir un espléndido resultado, como para volver a ver un western en la pantalla grande.
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Algunos afirman que la industria del cine no está pasando por su mejor etapa, pues no se dejan de repetir las mismas historias y patrones, por esta razón, te recomendamos las películas que debes ver si ya te aburriste de las mismas historias de Hollywood.
