Después de haber sido señaladas y más tarde aceptadas por haber roto el paradigma de ser madres perfectas, aquellas que son ejemplo para sus hijos, velan por su bienestar 24 horas al día y nunca desobedecen a sus esposos, Amy (Mila Kunis), Kiki (Kristen Bell) y Carla (Kathryn Hahn), protagonistas de La Navidad de las madres rebeldes [Jon Lucas y Scott Moore, 2017], tienen un nuevo reto ante sí: romper con las reglas y convencionalismos de la Navidad, al mismo tiempo que lidian con la visita de sus respectivas madres. Pero esto no será fácil. Mientras intentan establecer sus propios métodos de celebración, se encontrarán con diversos obstáculos, como el desprendimiento con sus progenitoras y la unión de sus familias, que las harán pasar momentos tensos y divertidos en pleno desarrollo de las fiestas decembrinas.
Mila Kunis, Kristen Bell y Kathryn Hahn vuelven a sus roles protagónicos con un estilo más liviano en comparación con lo visto en El club de las madres rebeldes [Jon Lucas y Scott Moore, 2016]. El carácter despreocupado y relajado que las hizo destacar en la película anterior se ve disminuido considerablemente al tener menos escenas juntas por la aparición de sus madres. El relajo, las fiestas, la confianza para hablar sobre temas como los errores al criar a sus hijos o sus fantasías eróticas se vuelven prescindibles para dar a paso a una trama más familiar y convencional.
Separar por más tiempo a las protagonistas hace que la historia tome un rumbo diferente a lo retratado en la entrega anterior. El propio ambiente de la producción pasa de ser una especie de desahogue para varias madres, un concepto aterrizado y no muy lejano de la realidad a algo más común y fantasioso, con escenas que incluso están fuera de lugar o insertadas a la fuerza para responder más a un lado cómico a veces innecesario.
La banda sonora es destacable. Kelly Clarkson, Gwen Stefani y Charles Jones son algunos de los artistas que pueden escucharse a lo largo de la cinta y se puede notar la atención puesta a este departamento para acentuar la dinámica y no perder a la audiencia con el pasar de los minutos.
También es preciso resaltar las actuaciones: pese a lo flojo de la trama, el trío de protagonistas logra una conexión con la audiencia y sobrellevar las escenas no sólo cómicas, sino de tensión, enojo y satisfacción de las más dramáticas. A ellas las acompañan Christine Baranski, Susan Sarandon y Cheryl Hines, quienes no logran sacar del encasillamiento a sus personajes y se vuelven monótonas y predecibles.
Al ser una cinta cómica, el humor tiene un papel importante. Hay partes en las que con simples gestos o ideologías sacan una sonrisa al espectador, pero hay otras en las que la omisión del sarcasmo hubiera funcionado mejor para evitar caer en lo burdo o simplista. La Navidad de las madres rebeldes es una película para entretenerse por un rato y no pensar demasiado. La época en la que se desarrolla la trama le quita dinamismo a la historia, pero seguramente un par de risotadas se presentarán en las salas de cine.
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Mientras que Amantes puede enseñarte una o dos cosas sobre lo relativo de los vínculos emocionales, que no hay edades para que el amor ocurra de las formas más inverosímiles, estas películas postulan algo ligeramente distinto: que el amor no dura para siempre.