La película que nos muestra que la marginación y la violencia en México no han cambiado en 70 años

La película que nos muestra que la marginación y la violencia en México no han cambiado en 70 años

La película que nos muestra que la marginación y la violencia en México no han cambiado en 70 años

México está atravesando un periodo de transición involuntaria. Desde abajo, observamos a una nueva figura sentarse en la silla presidencial, al mismo tiempo que anhelamos que este hecho se traduzca en una travesía de cambio. Pero ¿el país realmente ha trabajado por conseguir dicho cambio en las últimas décadas? Tal vez no tanto como alardeamos. El 2017 cerró como el año más violento desde que se comenzó a llevar un registro poblacional y de estadísticas, con 29.168 muertes por asesinato, más de 1.500 casos abiertos por feminicidio, 400 mil denuncias por violencia intrafamiliar, casi 40 % de índice de pobreza en la población, estudiantes desaparecidos, corrupción, discriminación y demás hechos que podríamos recriminar sin problema. Nuestro país está sumido en un vórtice de terror que comenzó hace más tiempo del que me gustaría aceptar y que, aparentemente, no tiene intenciones de parar.

Una vez aceptando a regañadientes nuestro contexto actual, podríamos hacernos una pregunta un tanto capciosa, como si no tuviéramos que responderla o no existiera respuesta alguna: si Luis Buñuel produjera su película Los olvidados (1950) en pleno 2018, ¿quiénes creen que serían esas personas de las que habla el filme?

Verán que la pregunta será capaz de atormentarnos un poco, porque la respuesta que encontremos, seguramente no nos agradará. Los olvidados de la primera cinta que dirigió Buñuel en México, aquel filme que parecía retratar una realidad social bastante ajena a ciertos sectores de la población, se ha vuelto más universal que nunca. Puede que sea la película más atemporal que el cine nacional ha creado y no nos hemos dado cuenta.

Con Los olvidados Buñuel nos presentó un contexto incómodo, que nos hemos dedicado a ignorar a diestra y siniestra porque es difícil enfrentarnos a nuestro propio país como un lugar lleno de pobreza y marginación, donde la única manera de sobrevivir por cuenta propia es a través de la agresión y de prácticas antisociales. Un país que lleva una vida llena de carencias de todo tipo y se encuentra en una lucha constante por conseguir una voz y por no sentirse huérfano y olvidado.

La complejidad de la película se encuentra en la composición de sus personajes: jóvenes que son víctimas de su propio entorno y emprenden un viaje físico y emocional para encontrar algo que por el simple hecho de haber nacido en un cierto ambiente desfavorable, se les dijo siempre que no existía. El filme, más que tomar una postura o tratar de sensibilizar a la sociedad, te muestra lugares, hechos y realidades crudas que forman un retrato de México sin tapujos y sin ornamentos. Es triste, sí, pero es la verdad.

Con el pesado pasar de los años, el concepto que maneja Los olvidados no desaparece. Al contrario, se ha dedicado a expandirse y apropiarse de otros sectores que son considerados minorías y que hoy, más que en ningún momento en la historia de nuestra nación, luchan todos los días por ser considerados. Trasladémonos a la situación que envuelve a México a la fecha. Hoy ¿quiénes seríamos los olvidados? Las respuestas pueden ser varias: la comunidad LGBT+, las mujeres, los estudiantes, los niños, los sectores más necesitados.

Luis Buñuel retrató con su cine a una sociedad mexicana decadente que, en nuestros aires de grandeza podríamos presumir de erradicada, aunque realmente no sea así. Ya pasamos mucho tiempo negándonos una realidad que es bastante tangible. Recordemos que Los olvidados está ambientada en principios de los años 50, que narra una época complicada en la que México atravesaba un terrible periodo de marginación, inseguridad, falta de educación y clasismo.

Llegando a la mitad de un año lleno de incertidumbre, marchas, huelgas, elecciones y conflictos; deberíamos tener muchísimas cosas más que celebrar que el haberle metido un gol al anterior campeón del mundo. No por quitar el mérito, por supuesto que México es un país fuerte, lleno de potencial, que ha logrado abrirse camino a lo largo de la historia. Siempre que alguien nos dice que no podemos, hemos demostrado que sí y precisamente por eso tenemos que aceptar que aún tenemos mucho que mejorar y miles de kilómetros por recorrer. Es el peor momento para cegarnos y fingir que no arrastramos décadas de malas decisiones, nuestras circunstancias no nos definen como nación, el cómo reaccionamos ante dichas circunstancias sí.

Por eso hago la invitación a darle un enfoque más contemporáneo a aquellos “olvidados”. Cuestionarnos, reflexionar situaciones, escenas y declaraciones que tiene la película en comparación con nuestra realidad actual; créanme, la sorpresa no será grata, pero en ocasiones en necesario exponernos a verdades no tan agradables para, entonces sí, generar una inconformidad sustentada que nos regale una firme sed de cambio.

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Como parte de las actividades especiales de la Cineteca Nacional, este mes de julio, en homenaje al centenario del nacimiento de Ingmar Bergman se proyectarán en pantalla grande muchos de sus clásicos: Gritos y susurros, Persona, Fresas silvestres y El séptimo sello, no te pierdas la experiencia de ver la partida de ajedrez con la muerte en 15 x 8,5 m.

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