Un trozo de carne se arrastra por el suelo. Se asemeja a una lengua cercenada o una especie de animal que busca alimento.
Esto es parte de las locuras surrealistas y psicodélicas de Jan Švankmajer, las perversiones de Donatien Alphonse François de Sade, los relatos de horror sobrenatural de Edgar Allan Poe. Los delirios de Franz Kafka, más el espíritu del relato “Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll. El resultado final va más allá de lo que puede imaginarse… es algo diferente a una simple historia de locura y perversión ambientada en la Francia del siglo XVIII. Igual puede ser que se trate de una historia sin tiempo ni espacio, sin locura y sin maldad. Puede ser que se trate de una simple historia. Puede ser que ni siquiera sea una película llamada “Lunacy”, dirigida por el poeta visual checo Švankmajer…
La apertura de la cinta, en la que el director advierte sobre el carácter terrorífico de lo que el espectador verá a continuación, recuerda a aquellas gloriosas presentaciones que Alfred Hitchcock hacía en su misterioso programa: “Alfred Hitchcock presenta”. Es el preámbulo a una trama donde los elementos principales de una historia terrorífica se unen para crear la representación de lo que pasa en la mente de un loco; el cual puedes ser tú, puedo ser yo o puede ser la persona que se encuentra a tu lado. Porque todos estamos conformados de locura, perversión, terror y un toque de magia oscura.
Jean Berlot es un joven con serios desequilibrios mentales y espirituales que conoce a un misterioso Marqués, dueño de una finca en la que la locura y la perversión son iguales o quizás peores de lo que ocurre en el psiquiátrico. Como cualquier otro contacto entre dos seres con tendencia a la extravagancia, el descenso de ambos a un infierno surrealista no se hace esperar. Ambos encarnan al mismo Marqués de Sade en dos de sus facetas principales: la del prisionero que ansía conseguir su libertad y la del filósofo libertino que vive bajo la doctrina del placer sexual.
El lector de Sade y de Poe sabrán reconocer las referencias a la perversidad y amoralidad del primero y a los macabros cuentos del segundo. Ahí están los guiños a historias como “El entierro prematuro” o “El sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether” del norteamericano, y los discursos filosóficos del escritor francés, cuya escandalosa vida y ateísmo le valieron ser encarcelado por largos años en la Bastilla francesa.
En la cinta de Švankmajer no hay rodeos, se habla de manera clara y abierta de lo que Sade veía en el mundo: erotismo, horror, error en el actuar del ser humano, un ansia de practicar de manera abierta un odio hacia Dios y las falsas ideas sobre la religión. Grandes dosis del surrealismo que te llevarán a entender el complejo mundo de la locura en diversos terrenos físicos y espirituales.
Juntar a dos grandes mentes, ambas atormentadas a su manera, como la de Sade y la de Poe, es un festín visual y filosófico que Švankmajer aprovecha para dar al espectador una visión completa de perversiones no sólo físicas sino también mentales. La cinta toma elementos importantes del pensamiento de ambos artistas para crear un producto único y original, para llevarlo hasta los terrenos de la fantasía, el surrealismo y la poética visual que siempre han acompañado al artista checo. Para Poe la locura significaba un modelo de vida que formó parte de su existencia y lo marcó de manera permanente. Lo mismo ocurrió con Sade: la barbarie que vivió de cerca en los asilos mentales de los cuales formó parte, era un espejo de la demencia política y moral que jamás lo comprendieron.
«La película propone en esencia un debate ideológico sobre la gestión de un manicomio. En principio hay dos maneras de hacerlo. Ambas son igualmente extremas. Una alienta la libertad absoluta; la otra, el método obsoleto y comprobado de vigilar y castigar. Pero hay un tercer método que combina y resume los peores aspectos de los dos primeros: es el manicomio en el que todos vivimos hoy», dijo Jan Švankmajer cuando la cinta se estrenó.
Sarcástica, blasfema y de ambientación sumamente extraña, casi paranoica, “Lunacy” es un coctel de emocionantes disertaciones e imágenes de horror que deleitarán a los que ven el mundo como un maldito manicomio. En su contra tal vez podamos decir que los excesos pueden ser predecibles hacia el final. Sin embargo, tal vez de eso se trata todo lo que tiene algo de surrealista: las formas y el discurso son tan amplios que sólo llevando las cosas al exceso es como pueden lograr un auténtico sentido. Además, ¿cuándo no fueron excesivos los guiños a la locura que Sade y Poe tuvieron en vida?
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El mundo, sus personajes y su naturaleza son una locura que nos lleva a recorrer caminos llenos de miedo y depravación. Para que sigas sumergido en esa espiral, debes conocer las 8 películas de terror que te mostrarán que tu madre es tu peor pesadilla, además de las mejores películas de caníbales que van más allá del cine de horror.
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Fuentes
The Guardian
Horror News
NY Times