“Hay años de mi vida que se están volviendo borrosos en mi cabeza.
Y menos mal, no podría soportar tanta estupidez junta”.
Bill Murray
Hay actores que alcanzan la fama con su primer aparición en pantalla, pero que después de ella, sólo son recordados por su debut y despedida de las salas de cine; por otro lado, hay quienes poco a poco van ganando espacio en las carteleras, su nombre va siendo más recurrente en los créditos fílmicos y sus papeles pueden ser de lo más complejos y maravillosos, hasta los más sencillos y divertidos; no importa, se han ganado el privilegio de formar parte de rodajes de todo tipo y seguir siendo ejemplo y referencia en la actuación.
Siendo dueño de un sarcasmo infinito, Bill Murray alcanzó la fama internacional dándole vida a Peter Venkman, un Doctor en Psicología que se dedica a cazar fantasmas (“Ghostbusters”, 1994); lo que la mayoría ignora es que su carrera comenzó reemplazando a Chevy Chase en Saturday Night Live en 1977 y desde entonces, la ironía ha sido una característica en la mayoría de los personajes que ha encarnado. Su fama ha trascendido a la de cualquier celebridad de Hollywood, basta observar la parafernalia asociada con él y su presencia en todo tipo de eventos, desde premieres hasta una caminata dominical cualquiera, que sólo se compara con personas de la talla de Marilyn Monroe, Albert Einstein o James Dean.
A pesar de su fama y riqueza con la que parece vivir sin problemas, su figura no se asocia con el glamour de las altas esferas que desfilan en la alfombra roja, separadas por un cordón de terciopelo de los simples mortales.
Hay algo que hace que la figura de Murray sea más terrenal pero, ¿exactamente qué? Desde hace un par de años el actor despidió a su agente y a su publicista para cambiarlos por un número 01-800 donde contesta una grabadora que revisa de vez en cuando. La espontánea manera con la que se conduce por el mundo le ha otorgado algo muchísimo más valioso que una notoria autenticidad, le ha regalado independencia envuelta en un aura mística.
“¡Pero cómo no voy a poder hacer lo que quiera cuando quiera, coño, soy Bill Murray!”
Como todas las grandes personalidades, éstas comienzan su fama dentro de la pantalla y la extienden con historias fuera de ella, Bill no es la excepción. Entre las historias que rodean a esta figura se encuentran:
La vez que hizo equipo con George Clooney para aventar a la piscina, con ayuda de una silla de ruedas, a algunas invitadas en la cena de gala del Festival Internacional de cine de Venecia; la ocasión que hizo de bartender en SXSW sirviendo shots de tequila, sin importar lo que la gente ordenara; cuando entretuvo con una comedia improvisada y pantomima a un grupo de aldeanos en Bali que no tenían ni idea quien era; la ocasión en la que llegó a la fiesta de cumpleaños de un universitario en un karaoke en Nueva York sin invitación y cantó un par de canciones, o cuando posó en las fotos de boda de una pareja que no conocía sólo porque iba pasando. Está la anécdota de cuando hizo una parada inesperada en la Casa de Poetas de Nueva York, que estaba en construcción, para leerle poemas a los trabajadores o la vez que paseó por Estocolmo en un carrito de golf para conocer la ciudad.
“Una de las cosas que más me gusta de actuar es que, de alguna manera divertida, vuelvo a mí mismo”.
Ha tenido una carrera tan larga y prolífica hasta ahora, que en la mente del público hay múltiples Bill Murray; la mezcla equilibrada de encanto, irreverencia y sarcasmo que posee, lo ha convertido en un imán de seguidores. Ha sabido colocarse con directores de renombre y en propuestas eclécticas sin encasillarse en un papel específico.
En muchas ocasiones durante las películas se percibe un poco distante, permitiéndole mantener comentarios cómicos aún en los momentos más tensos y dramáticos; es como si su sola presencia fuera una licencia cómica. Ya sea calculado o no, Murray ha logrado concretar un plan exitoso para mantenerse vigente, pues el culto al carisma de un actor como el que envuelve a Bill Murray, suele surgir después de la muerte.
A continuación te presentamos una lista de seis películas para entender que el sarcasmo e irreverencia no están peleados con el talento y cómo estos rasgos han sido clave para su trascendencia en la cultura pop, no solo en Norteamérica, sino a nivel mundial:
6.- “Ed Wood”—Tim Burton (1994)
La historia que narra la vida del cineasta Ed Wood, dirigida por Tim Burton, contó con un reparto variado que le dio dinamismo al filme, pero Bill Murray robó completamente el foco de atención durante su monólogo acerca de ir a México para llevar a cabo una operación de cambio de sexo.
5.- “Where the buffalo roam”—Art Linson (1980)
Antes de que Johnny Depp interpretará al máximo exponente del periodismo gonzo, Hunter S. Thompson en “Fear and Loathing in las Vegas”, Murray marcó la pauta en 1980, retratando la muy peculiar vida y obra de este extraordinario periodista con una de sus mejores actuaciones en el cine.
“Creo que las crisis que sufren las personas por motivos de edad no son más que parones en la vida de las personas para detenerse y reflexionar sobre sus relaciones personales”.
4.- “Lost in translation”—Sofia Coppola (2003)
Una exquisita y agridulce película en la que Murray interpreta a un fracasado actor que pasa unos días con una atractiva joven en Tokio. El tono de la película, junto a una banda sonora magnífica y la química entre los protagonistas hace de esta película un clásico del cine contemporáneo.
Bill ha comentado que aún hay gente que le pregunta qué es lo que su personaje le dice al oído a Johansson al final de la historia.
3.- “Stripes”— Ivan Reitman (1981)
En esta cinta, el personaje que interpreta el actor, es muy extravagante; sin embargo, eso mismo lo ha validado desde su lanzamiento como una película revolucionaria hasta la fecha, aunque un tanto anárquica, ya que celebra todo lo que es irreverente, imprudente y temerario.
“Si un director me quiere en su película tiene que saber que necesito tiempo para prepararme el personaje. Es la única condición que pongo y nunca negocio al respecto”.
2.- “Ghostbusters”—Ivan Reitman (1984)
La película que catapultó su carrera hacia la fama. Es imprescindible hablar de “Ghostbusters” cuando se habla de Bill Murray y viceversa. Este hito en su carrera profesional puso en marcha otros proyectos como una serie de dibujos animados, figuras de acción y secuelas que se mantienen actuales, ya que marcaron a toda una generación.
1.- Groundhog Day—Harold Ramis (1993)
La película más elogiada en su carrera desde que se exhibió por primera vez en 1993. El personaje de Murray es un narcisista que al repetir el mismo día una y otra, y otra vez va tomando consciencia y descubriendo la compasión y la empatía, primero consigo mismo, luego con su entorno y después con otras personas, hasta que logra distanciarse del egoísmo que lo atormentaba sin darse cuenta, y de esa forma puede aceptar el amor y la paz en el pequeño pueblo en el que se desenvuelve la trama. El mensaje que transmite sobre las virtudes del altruismo, el amor y el conocimiento de lo que habita dentro de nosotros mismos la ha convertido en un clásico del cine.
Su presencia en un filme, por menor que sea, siempre trae tintes divertidos, espontáneos y originales que le dan un toque distinto a la trama, no por nada es uno de los actores recurrentes en los filmes de Wes Anderson; también se ha interpretado a él mismo en otros tantos como “Space Jam” o “Zombieland”, o en los proyectos especiales como el de Netflix llamado “A very Murray Christmas”, una muestra más del grado de importancia que tiene la imagen del actor.
No cabe duda que muchos otros personajes que ha encarnado son dignos de recordar, pero estas películas son de las más representativas y que más han aportado en la historia del cine.
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Disfruta viendo estas u otras películas del gran actor preparando una cena o comida para que compartas el tiempo con tus amigos o pareja, te damos algunas Recetas que puedes preparar con menos de 50 pesos.