Crecí viendo lucha libre tanto por televisión como en vivo. Tenía una colección de más de 100 máscaras y casi la misma cantidad de revistas de este deporte; además de decenas de figuras de luchadores con un ring donde se ejecutaban combates mortales en medio de mi habitación. Entre mis ídolos estaban Canek, Máscara Sagrada, Lizmark, el Vampiro Canadiense, Octagón, Atlantis, Pierroth. Mil Máscaras, Aerostar, Último Dragón, Los Payasos, Conan el Bárbaro. Heavy Metal, Máscara Año 2000 y, por supuesto, El Hijo del Santo, un esteta de las llaves y contrallaves. Mi lógica me dictaba que si éste era un grandísimo luchador, era porque su padre lo había sido en un grado máximo.
No estaba tan desencaminado cuando me di cuenta, con sorpresa y admiración, que El Santo no sólo luchaba en el ring, sino que lo hacía también fuera de él, cuando se medía ante monstruos y villanos para instaurar el orden en el mundo. Mis padres me tuvieron que aclarar que El Santo era actor de películas y que todas ellas eran ficción. No recuerdo si sentí alguna especie de desilusión, pero con todo y ello seguí viendo las películas del “Enmascarado de Plata” cada vez que me topaba con ellas en la televisión.
No importaba que las explosiones lucieran de bajo presupuesto o que los murciélagos volaran con ayuda de un hilo que se veía a simple vista. El gran valor de las cintas de El Santo no fue sólo el hecho de contar con un héroe y personaje auténticamente mexicano, sino que explotó sin ningún tipo de falsas pretensiones todos los clichés de los géneros fantásticos: horror, fantasía y ciencia ficción.
Su legado cinematográfico es de poco más de 50 títulos en los que se enfrentó a enemigos de todos los tamaños y características, dentro como fuera del ring. Luchó contra científicos locos, vampiros, momias, marcianos, asesinos, mafiosos, zombies, a veces solo y otras al lado de su gran amigo Blue Demon, otra de las glorias de la lucha libre mexicana. En este conteo se hace un homenaje al legado del máximo héroe que ha visto este país en el cine.
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Santo contra el Cerebro del Mal (1958)
Joselito Rodríguez
Enemigo a vencer por El Santo: El científico loco.
Pocas veces se ha visto al Santo sometido a la voluntad del mal. En esta cinta un científico toma posesión de la mente del gladiador y lo vuelve en contra de los que que lo quieren detener. El personaje interpretado por Rodolfo Guzmán Huerta, se verá en una de las misiones más peligrosas de su carrera. La cinta fue rodada en su totalidad en Cuba.
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Santo en el tesoro de Drácula (1968)
René Cardona
Enemigo a vencer por El Santo: El más famoso y sanguinario vampiro de toda la historia.
Por aquella época, se solían rodar dos versiones de una misma película: un apta para todo público y una segunda (distribuida generalmente en Europa) que contenía desnudos y situaciones sexuales. Santo en el tesoro de Drácula fue la versión censurada y apta para toda la familia de El vampiro y el sexo, en donde El Santo se encontraba rodeado de múltiples mujeres atractivas y enemigos igual de peligrosos.
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Santo contra las mujeres vampiro (1962)
Alfonso Corona Blake
Enemigo a vencer por El Santo: Un elegante escuadrón de mujeres sedientas de sangre.
«La fuerza del Santo y su agilidad de pantera contra el poder diabólico de las mujeres vampiro», rezaba el cartel de esta cinta que conjugó lo mejor del cine gótico extranjero con toda la tradición de la lucha libre mexicana. En muchas de las cintas de El Santo, la sexualidad y sensualidad de las villanas y/o las parejas del luchador eran ingredientes principales que se volvían factor de éxito en los filmes y, por supuesto, ésta no es la excepción.
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Las Momias de Guanajuato (1972)
Federico Curiel
Enemigo a vencer por El Santo: Un terrible grupo de momias resucitadas de lento andar.
El Santo, al lado de Blue Demon y Mil Máscaras, se miden ante las huestes oscuras de Satanás para frenar la resurrección en Guanajuato de las momias. Topes suicidas, patadas y golpes que sonaban como un cinturón estrellado en la pared están a la orden del día en una cinta delirante. Una pieza que usa la cultura mexicana como protagónica y la mezcla con todos los elementos de horror que amamos.
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Santo en el museo de cera (1963)
Dir. Alfonso Corona Blake
Enemigo a vencer por El Santo: Un siniestro y elegante profesor que dirige un museo de cera.
Entre un mundo de catacumbas y siniestras figuras de cera, la película gira en torno a la locura y a la cuestión acerca de la monstruosidad del ser humano. Aunque puedan parecer cintas surrealistas de un enmascarado luchando contra un grupo de graciosos monstruos, estas películas contenían dosis de filosofía y reflexión en torno a cuestiones básicas de la conciencia y el corazón humano.
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Santo, el Enmascarado de Plata vs. la invasión de los marcianos (1966)
Dir. Alfredo B. Crevenna
Enemigo a vencer por El Santo: Marcianos con apariencia de faraones.
En este intento de ciencia ficción, se cuenta la llegada de alienígenas a México dispuestos a apoderarse de la humanidad. El Santo se tendrá que emplear a fondo para evitarlo a pesar de las sugerentes curvas de tres marcianas que intentarán usar su belleza para hacerlo caer en sus trampas.
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Santo y Blue Demon contra los monstruos (1969)
Dir. Gilberto Martínez Solares
Enemigo a vencer por El Santo: La crema y nata de los monstruos.
El tema del doctor desalmado y el científico loco reaparece en la filmografía plateada para enfrentar a nuestro héroe al lado de su gran compañero, Blue Demon en contra de un grupo de extraños seres que sirven a los propósitos de un psicópata. Al ver este tipo de cintas se entiende por qué han sido tan despreciadas a lo largo de los años, pero al mismo tiempo fervientemente admiradas. Hay que tener un ojo más sensible que clínico para gozarlas en todo su esplendor y justa medida.
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Octagón y Atlantis, la revancha
Dir. Juan Fernando Pérez Gavilán
Enemigo a vencer por Octagón y Atlantis: Una terrible banda de traficantes de armas.
¿Por qué esta cinta se encuentra aquí si no es de El Santo? La intención es demostrar que el cine de luchadores pertenece únicamente a la “Leyenda de Plata”. Este intento por resurgir el cine de gladiadores resultó fallido y carente del espíritu que hizo de las cintas de El Santo objeto de culto. El verdadero cine de luchadores nació y murió con Rodolfo Guzmán Huerta y en esta aventura con dos de los gladiadores mexicanos más famosos de todos los tiempos quedó patente. Poco que argüir a favor de ella.
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Las cintas de El Santo han traspasado fronteras, sobrevivido al tiempo y hoy son objeto de culto y estudio de un tipo de cine de serie B que le ha dado una identidad a nuestro país y que de alguna manera definieron el cine nacional. El cineasta Quentin Tarantino nunca ha escondido su admiración por “La Leyenda Plateada” y sus películas: «Los títulos (de los filmes) eran algo así como Samson vs. the Women Vampire Killers (El Santo’ contra las Mujeres Vampiros Asesinas). Eran totalmente geniales», ha dicho con emoción.
Para hacerle un homenaje a este personaje tan representativo, el Festival Macabro en su edición 2017 incluyó en su programación algunas cintas del enmascarado, especialmente para resaltar su relevancia en el cine de terror nacional y en cómo se convirtió en un grande ícono gracias a sus habilidades frente a la pantalla. Aunque su look era falso y hoy sus cintas parecen creadas de manera extremadamente amateur, su legado es innegable y muchos, incluyéndome, aún sienten la piel de gallina cuando lo ven golpear a una momia.
Revisa la programación de Macabro para asistir a las proyecciones.