Las películas son como el hijo pródigo de un director. Ellos le dan el primer aliento y las construyen poco a poco durante la preproducción. Cuando las bases están escritas, la obra cobra vida y determina por sí misma lo que pasará en el futuro, así como su profundidad y duración. Hay películas que sólo necesitan 100 minutos para dramatizar una historia y cerrar puertas. En cambio hay otras que por su naturaleza compleja, necesitan extenderse en duraciones superlativas para alcanzar el punto máximo de su expresión.
Una muestra sencilla y mundialmente conocida es el documental francés “Shoah” de Claude Lanzmann. Su vida es de 566 minutos, o sea: cinco horas y media. En primera instancia puede parecer una exageración, pero cuando se sabe que documenta la historia oral de víctimas, testigos y verdugos de la Segunda Guerra Mundial, la extrema duración se justifica.
El proyecto de Lanzmann es sumamente ambicioso. Durante diez años viajó a diferentes continentes a buscando las personas que pudieran narrar su experiencia durante el Holocausto. El director interviene para evocar los recuerdos de cada invitado, en ocasiones preguntando por detalles técnicos (por ejemplo, sobre el número de vagones de cierto tren o la capacidad de cierto horno crematorio), emociones y sentimientos, e incluso sobre detalles relativamente anodinos.
Si “Shoah” no contara con aquella duración, la intensidad emocional y el dramatismo no sería el mismo y el público hubiera tomado este documento como uno más de la lista. Siguiendo el hechizo que creó Claude Lanzmann con la perfecta integración de tiempo y contenido, a continuación se presentan otras cintas que son muy largas pero que al final resultan ser encantadoras. Estas características hacen que los cinéfilos sientan repulsión a pasar hasta 10 horas sentados para contemplar una obra de arte.
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“Andréi Rubliov”(1966), Andréi Tarkovski
La filmografía de Tarkovski está plagada de imágenes sobre la naturaleza y la decadencia del hombre. Están obligados los temas metafísicos, donde se presenta la espiritualidad humana y de la vida a través de tomas largas. Sus simbolismos son personales y autoreflexivos. Sus cámaras son de movimiento lento y meditativo en foco. La suma de estos elementos crean películas lentas, contemplativas y largas. La que se lleva el título a la lentitud es “Andréi Rubliov” que dura 205 minutos.
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“Sátántangó” (1994), Béla Tarr
Béla Tarr es aclamado por la crítica debido a su estilo de cine lento y productos de culto. “Sátántangó” es otra de sus cintas con estilo antiHollywood, antisistema y anti todo. Con una historia minimalista captó la cruda realidad de la vida cotidiana en 450 minutos.
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“Fanny and Alexander” (1982), Ingmar Bergman
Igmar Bergman es el director al que idolatran otros directores. Stanley Kubrick incluso le escribió una carta donde narra lo importante que es su filmografía, para la vida e identidad cinematográfica del aprendiz. Nuevamente presenta una maravillosa reflexión sobre la vida, la muerte y la psique humana en “Fanny and Alexander”. Si crees ser un amante de cine de calidad, debes ponerte a prueba con esta cinta que dura 312 minutos o más de cinco horas.
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“Out 1, Noli Me Tangere” (1971), Jacques Rivette
https://www.youtube.com/watch?v=lzlLbWpgm-E
Llegando a las películas extremas de la lista se encuentra Jacques Rivette y “Out 1, Noli Me Tangere”, una muestra de la nueva ola francesa. La improvisación es el elemento más importante, lo que vuelve una experiencia difícil de asimilar pero muy aleccionadora. Su magnífico modo de contar la cotidianidad lo orilló a rodar una cinta de 750 minutos, algo cercano a las 12 horas.
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“Evolution of a Filipino Family” (2004), Lav Diaz
https://www.youtube.com/watch?v=5ZzMklcjg5E
Lav Diaz es un director filipino influenciado por las artes rusas. Su estilo de extrema contemplación recuerda a Tarkovski y a la pesadez y sobriedad que tienen los textos de Dostoievski. Cuando junta estos dos elementos el producto final son películas tan largas como sorprendentes. La cinta“Evolution of a Filipino Family” dura un total de 593 minutos, un poco menos de seis horas.
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“Chung Kuo, Cina” (1972), Michelangelo Antonioni
Antonioni es el maestro italiano que ha creado algunas de las mejores películas del cine de arte. Entre ellas está L’Avventura (1960), Blow-Up (1966) , “L’Eclisse” (1962) y “La Notte” (1961). Todas las historias, casi sin argumento, revelan el vacío de los seres humanos en el mundo moderno. “Chung Kuo, Cina” sigue esta constante y se enfoca en uno de los países más importantes en la cultura y religión de Asia. La cinta es una obra de arte pero hay que aguantar 220 minutos para entenderla por completo.
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“Resan” (1987), Peter Watkins
Peter Watkins gana el título de ser el director con la película más larga de la historia. “Resan” dura 873 minutos (casi 15 horas). A pesar de ser una obra maestra, las personas confiesan que es un gran reto terminarla o si quiera ver las primeras horas. Watkins tiene un estilo docudrama y reflexiona sobre asuntos políticos.
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“The Travelling Players” (1975), Theo Angelopoulos
Theo Angelopoulos es otro ícono del cine lento o slow cinema. Al igual que muchos predecesores y sucesores, utilizó tomas largas y elegantes para contemplar algún objeto, paisaje o situación. Su filmografía surge como un estudio de la identidad personal y política. Algunos califican su obra como epopeyas de los tiempos modernos. “The Travelling Players” dura 230 minutos.
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Pasar hasta 15 horas sentado y frente a una pantalla puede convertirse en una tortura. El problema de cortar la cinta es que no se puede apreciar toda su esencia y el criterio que se tenga no será definitivo. Sí, ver estas películas es una tarea difícil pero si son aclamadas por la crítica se convierten en una obligación para todos los amantes del cine.
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