¿Cómo trasladar con toda fidelidad el sentimiento de ansiedad a la pantalla grande?
Sólo unos cuantos actores pueden lograr con firmeza expulsar la angustia, terror e hilaridad de ser una víctima de esa pesadilla. Woody Allen viene a la mente de inmediato, y podemos conectarlo con Marlon Brando y Daniel Day Lewis, pero hay un nombre cuyas críticas han impedido que sea reconocido como un actor de calidad: Jesse Eisenberg.
El chico nervioso por excelencia fue atacado por los ultra fanáticos cuando interpretó al legendario personaje de Lex Luthor, en la versión más reciente de “Batman y Superman”. El joven de Nueva York, presentó locura en aumento en cada escena; una pérdida de control que fue confundida con actuación exagerada. Posiblemente entregó la mejor versión a la fecha del icónico villano aunque jamás será recibida de esa manera debido a que la prensa siempre amará a los actores medianamente grandes como DiCaprio. Pero ese no es el papel más brillante del actor.
Años antes trabajó en la cinta que reveló el insólito talento detrás los tics que muestra en pantalla: “The Double”, de Richard Ayoade.
“El doble” era originalmente una obra corta del genio de la ansiedad, Fyodor Dostoievski. Hablaba sobre un hombre llamado Goliadkin, quien vive con miedo del mundo que le rodea, tiene un trabajo mediocre y su mísera felicidad se ve puesta en riesgo cuando un hombre con su mismo rostro aparece en la escena; es más sonriente, hábil, astuto y está a punto de robarse su vida. Pero la obra surreal no sólo habla sobre falta de identidad; explota nuestra soledad y nos presenta infaustos resultados.
El famoso autor creó un estilo peculiar que influyó gran parte de la literatura del siglo XX aunque su reconocimiento haya disminuido en años recientes debido a los fanáticos de Nietzsche o Sartre, quienes usaban los sentimientos más bajos y humillantes para mostrar el terror ante ser insignificante. La obra cinematográfica protagonizada por Eisenberg, le hace justicia por completo y parece perfeccionar la idea del ruso.
Richard Ayoade, quien previamente dirigió y escribió la cinta “Submarine”, da un giro oscuro con esta obra, pero no le retira el humor con el que Dostoievski la marcó. Presenta escenarios sencillos, que evocan el trabajo de Terry Gilliam (otro director británico), en su futurista”Brazil” y se rehúsa a decirle a la audiencia en qué ciudad nos encontramos: introduce al personaje principal –aquí llamado Simon James– en un mundo horrible, donde parece que nada sucede y lo único que hay son suicidios.
Muestra una realidad para los que viven con la pesadilla de la ansiedad: no se encuentran en un lugar en especial, sino que sólo se sienten perdidos.
Otro elemento que sitúa a la audiencia con el desasosiego de Simon James, es la música de Andrew Hewitt, quien por medio de sonidos industriales, con tonos graves y agudos en sus instrumentos, causa pánico y dolor. Pero es el guión adaptado de Ayoade el que desprende cierta poesía humorística que le aporta el realismo que necesita en el atrevido escenario en el que está situada la historia. Simon se siente perdido, apenas puede hablar y observa a una mujer con un telescopio desde su sencilla y triste habitación. Llora. Quiere que alguien lo escuche y el único dispuesto a hacerlo es su doble.
Imaginemos: ¿Qué pasaría si nos sucediera lo que a Goliadkin/Simon James?
Nuestra generación es conocida por el deseo de la individualidad. Miramos cualidades en otras personas y queremos tenerlas. Si una persona con nuestro rostro es mejor que nosotros, es claro que perderíamos la cabeza, el lugar que ocupamos en el mundo y la poca identidad que hayamos formado.
Claro, es poco probable que suceda, pero lo hacemos con constancia de forma inconsciente: la ansiedad nos lleva a pensar en cómo sería la versión perfecta de nosotros y le tememos, pues parece inalcanzable y en el fondo pensamos que esa figura no nos representa; lo que nos define es el tormento de desear más y nuestro sentido desdeñable –eso pensaba Dostoievski.
Jesse Eisenberg es la cereza en el pastel. Interpreta a Simon James a la perfección. Usa los enfermos tics que lo vimos hacer años después de “Batman vs Superman” y su melancólica forma de encarnar los diálogos, que ha perfeccionado desde sus días en “The Squid and the Whale”, pero sorprende como James Simon (el doble). Toma la piel de un tipo similar a Ryan Gosling/Brad Pitt y resulta encantador, galante y fantásticamente calculador; al aparecer como ambos personajes nos demuestra que es uno de los actores más sobresalientes de nuestra generación. Incluso, su performance hace brillar los diálogos secos y extraños del resto del elenco; liderado por Mia Wasikowska, en el mejor papel de toda su carrera.
“Si la vida no es una broma, ¿de qué nos reímos?”, dice una canción escrita por Gerard Way y tiene razón. “The Double” está llena de chistes secos, momentos trágicos que nos hacen reír y escenas que nos hacen sentir lástima por Simon, pero todos y cada uno de los elementos que vemos son reales. Pasamos por ellos todos los días de nuestra vida, y la pesadilla es mucho más grande si sufrimos de ansiedad, pues miraremos a nuestro lado siempre a ese doble astuto y perfecto, capaz de hacer cualquier cosa. Veremos todo lo que podemos ser si tan sólo renunciamos a todo lo que somos y desaparecemos para siempre de este mundo.
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