«No tengo madre, tampoco padre y estamos vendiendo nuestros cuerpos por cinco dólares; esa es la historia».
Esa es la primer línea del documental de Christian Bobst, “The Prostitutes and the Priest”. Esta muestra audiovisual expone, en tan solo 7 minutos, la miseria de miles de mujeres y niñas que no conocen otra forma de ganarse la vida más que a través del trabajo sexual. Todas ellas –inmigrantes o nacidas en Windhoek, capital de Namibia– están encadenadas a vender sus cuerpos por un plato de comida, un techo para cubrirse de la lluvia o una pequeña esperanza para que sus hijas no repitan su historia. Lamentablemente, esa ilusión se desvanece muy rápido cuando sus pequeñas se ven obligadas a unirse a esta interminable red de prostitución.
Todos los años el número de mujeres que se convierten en trabajadoras sexuales, por decisión propia o como víctimas de la trata de blancas, aumenta hasta un 25 %. Sobrevivir en un lugar como Namibia se ha vuelto un infierno de abusos físicos, sexuales y psicológicos, los cuales condenan de por vida a adultas, jóvenes y niñas por igual. Ellas no sólo ocupan los peldaños más bajos de su comunidad, sino quetodos los días sufren de discriminación, violencia y rechazo por parte de su mismo pueblo. Además, como prostitutas corren un riesgo muy alto de contagiarse de SIDA o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual, pues la mayoría son obligadas a tener relaciones sin ningún tipo de protección.
La vulnerabilidad, en todos los sentidos, que aqueja a estas mujeres fue documentada en un proyecto fotográfico y cinematográfico desde el 2008. Por medio de la recopilación de material audiovisual, algunas entrevistas y más de 5 años de trabajo, Christian Jobst y Florian Mebes grabaron y editaron la triste historia de miles de víctimas, pero también retrataron el esperanzador rayo de luz que el padre Hermann Klein-Hipass –sacerdote católico en Windhoek– les dio a estas comunidades.
“El padre Hermann es el único que nos está ayudando”, dice Samantha a la cámara. La realidad es que algunas organizaciones de caridad y ciertas ONGs consideran una causa perdida el caso de las prostitutas de Namibia, por esa razón muchas de las víctimas de trata prefieren morir a continuar como eslavas sexuales. Desde 1971 niñas, jóvenes y mujeres adultas dejaron de ser tratadas como seres humanos para pasar a ser objetos desechables a quienes violan, apalean, humillan y lastiman a cambio de algunas monedas.
Las historias de todas estas personas son realmente desgarradoras; muchas de ellas fueron violadas desde que eran menores de edad y ahora, además de tener uno o más hijos, están infectadas de VIH. Aún en medio de un panorama tan desolador, el padre Hermann dedicó su últimos años de vida a conformar un refugio para ayudarlas. El sacerdote católico de Windhoek fue quien, desde el 2005, admitió a más de 4 mil 700 mujeres y 10 mil niños en su programa. “Stand Together Center” es el nombre del lugar al que todas ellas pueden llegar para sentirse seres humanos nuevamente.
A partir de donaciones privadas el centro de ayuda se sostienen para alimentar y refugiar a miles de mujeres que hoy no son más que el recuerdo de un objeto desechable que –de acuerdo a la mentalidad de algunos– servía como el agujero en el que podían entrar y salir a su antojo.
El documental, a pesar de su corta duración, reúne el material necesario para que el espectador comprenda la tragedia que demuestra que las mujeres siguen siendo objetos desechables en algunas partes del mundo. China, India, Estados Unidos, México, Namibia y otros países forman parte de la lista de lugares en los que la prostitución se ejerce –desde hace años– no como un oficio milenario, sino como una red de esclavitud, discriminación y crimen en el que las mujeres son víctimas y no conocen sin ninguna salida.
Aquí puedes ver el documental “The Prostitutes and the Priest“:
Conoce la historia de la niña de 14 años que se convirtió en prostituta y musa de un fotógrafo profesional. También te recomendamos el trabajo documental de 7 directores que muestran el trasfondo de la industria pornográfica.Christian Bobst
Referencias:
Lens Culture
Ecu Red