Foto: Maltosaa
Sé que el panorama no se ve tan bien, sobre todo si eres de esas personas que puede tomar y tomar chelas sin parar. Es inevitable tener antojo de este elixir en un día caluroso para acompañar unos buenos mariscos, una carnita asada, en una reunión, o nomás’ porque llegaste a tu casa después de un día pesado y te quieres dar el gustito.
Todos sabemos que puede llegar a “empanzonar” un poco, pero ¡ey! ¿qué tanto es tantito? el problema es que ‘tantito’ puede llegar a ser ‘muchito’…
¿Me creerías si te digo que una lata de cerveza equivale a 25 gramos de tocino? No es invento mío ni pretendo hacerte entrar en una depresión, esto lo constataron nutriólogos certificados. Esta bebida generalmente es comparada con una pieza de pan, ya que ambos tienen un elevado contenido de carbohidratos.
La diferencia es que las calorías del pan vienen del almidón, mientras que las de las de la cerveza provienen del alcohol. Una cerveza regular de 355 mlts contiene 153 calorías, y si hablamos de alguna artesanal o con más porcentaje de alcohol, podrían llegar a tener hasta 350. El pan francés por lo regular tiene 100 calorías.
No pasa nada si de vez en cuando te avientas tus cheves. Recordemos también que todo con moderación está bien, la cosa se empieza a poner seria cuando las cantidades que consumimos son muy elevadas. Aquí tiene mucho que ver el factor de hidratación, hay que estar muy conscientes de que la cerveza NO nos hidrata aunque de la sensación contraria. Puede ser refrescante pero eso es otra cosa diferente.
Entonces, al estar muy sediento, puedes echarte una tras otra y cuando menos te das cuenta casi que llevas la mitad del six por tu cuenta en un periodo corto de tiempo. Aquí lo que puede funcionar es quitarte la sed endemoniada con agua simple y así ir ‘chiquiteando’ a gusto tu birra.
Lamentablemente la chelita no aporta nada benéfico para el cuerpo. No tiene vitaminas, ni minerales… todo lo opuesto, el alcohol en general hace que el metabolismo sea más lento, aumenta triglicéridos y la grasa en el hígado. Ojito remi, ya sé.
No quiero que te me desanimes, tampoco se trata de no volver a tomar una cerveza jamás en la vida, porque aceptemos que es prácticamente imposible. Es deliciosa, así que sigue bebiendo tu favorita, simplemente hazlo de una manera moderada.
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