Que pal’ tamal, que pal’ guisado y hasta pal’ susto, el bolillo es un ingrediente casi tan fundamental como la tortilla para la dieta de cualquier mexicano en sus cinco sentidos. Es por eso que te hablamos de la historia y origen del bolillo y unos cuantos datos curiosos que te harán atesorarlo aún más cada vez que lo veas en –prácticamente todas– las panaderías mexicanas.
Afortunados somos de tener acceso a diferentes tipos de bolillo (teleras, birote, baguette francesa o fleiman) sin embargo, el clásico siempre será el que nunca puede faltar en nuestras bolsas de papel estraza en la cocina.
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El origen del bolillo
El origen de este panecillo se remonta a la llegada del trigo a nuestro continente. Según dicen las malas lenguas, su portador pudo haber sido Juan Guerrero, un esclavo de piel negra, quien fue criado por el mismísimo Hernán Cortés. Juan halló tres granos de trigo en el arroz, los plantó y finalmente uno de ellos germinó.
La importancia del pambazo
Por otro lado, el principal antecedente de la panadería hecha con trigo en nuestro México fue el pambaxo (ahora pambazo), apreciado entre las personas con bajos recursos gracias a su económico precio. Aunque con los años, la panadería evolucionó y ahora podemos acceder a tantos tipos de panes e incluso –casi– hay uno especial para cada festividad del año.
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Origen francés
Durante la historia de la panadería, el Porfiriato fue crucial pues la cultura francesa influyó de sobremanera en nuestras vidas y en nuestras cocinas. El bolillo tiene una textura similar a la de los panes de origen francés; con una costra crunchie por fuera y un interior suave y esponjoso. Esto se debe a la técnica francesa que depende de la masa madre para su preparación.
Cada 20 minutos
Gracias al crecimiento de las panaderías en México, los panaderos del siglo XX que deseaban destacar sobre la competencia vendían los bolillos calientes, recién salidos del horno, y de ahí se deriva la costumbre de sacarlo cada veinte minutos para que los clientes gocen de los bolillos más deliciosos.
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Y toques germanos
Además, el parecido de un bolillo con un brötchen es innegable. Se trata de un pan de origen alemán que se come en el desayuno, por supuesto, con una salchicha en su centro. A diferencia de introducir una salchicha en nuestros bolillos, nosotros colocamos huevito, guisos, queso, jamón, tamales y ahora hasta chilaquiles. Preparamos molletes y tortas deliciosas retacadas de aguacate.
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Un aliado contra los sustos… ¿?
A pesar de que se considera que el migajón del bolillo es capaz de ‘hacernos el paro’ para que no nos dé gastritis, pues supuestamente recoge nuestros jugos gástricos cuando sufrimos un impacto, tal como un temblor, una terrible noticia o cualquier cosa que nos sobreexhalte, este es un mito, pues dicen los expertos que masticar un bolillo nos distrae de dicha eventualidad.
Imagen: memegenerator
Ahora sí, y no porque estés asustado, ve a comerte un pan.
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