En ningún otro país se le rinde tanto culto a la muerte como en México. Tradicionalmente y desde muchas generaciones atrás se vive de una forma un tanto juguetona y astuta. Es fácil ver a la gente burlándose de ella, como si el temor no existiera e incluso se le esperara con fervor.
Hay muchos aspectos en la cultura nacional que reflejan este singular trato hacia lo inevitable, uno de ellos es el tradicional pan de muerto. Esa preparación esponjosa y azucarada que esperamos todo el año y que rinde un tributo a los caídos. Te compartimos una receta de pan de muerto fácil que puedes preparar en casa.
Orígenes sangrientos
El pan de muerto tiene su origen hace muchos, muchos años en la época prehispánica. En aquel entonces distaba mucho de ser la delicia que hoy comemos. Era elaborado de amaranto molido como ofrenda a Huehuetéotl, la divinidad del fuego. Por cierto, no se le ponía azúcar, sino que se untaba la sangre de los sacrificados.
Con la llegada de los españoles esta tradición fue satanizada y se reemplazó con un pan de trigo. Sin embargo, la forma aún no era como la que conocemos hoy en día; se trataba de una especie de corazón pintado de rojo.
Con el paso del tiempo los panaderos trataron de retomar las antiguas preparaciones, así que poco a poco fueron incorporando detalles precolombinos como los huesos.
En nuestros días lo conseguimos redondos y esponjosos con una pequeña bola en el centro simbolizando el cráneo y con cuatro huesos a los lados que asemejan cada una de las extremidades. Se espolvorea con azúcar, anís o ajonjolí.
Sin duda este pan es delicioso y todos esperamos ansiosos el día para comerlo, su demanda es muy alta y es una gran tradición entre los mexicanos.
Si quieres poner a prueba tus habilidades culinarias, entonces te dejamos a continuación la receta.
Receta de pan de muerto
¿Qué necesitas?

¿Cómo hacerlo?
Mezcla la levadura y la harina formando una fuente, en el centro coloca la sal, el azúcar y la mantequilla, después incorpora los huevos mientras mezclas lentamente. Agrega un poco de agua y sigue amasando.
Al tener una masa homogénea, déjala reposar en un lugar tibio hasta que doble su tamaño. Posteriormente crea unos óvalos del tamaño que desees, recuerda apartar masa para colocar los huesos y la cabeza (algunas personas dicen que también simboliza el ombligo).
Una vez que tengas todos los panes listos, déjalos reposar nuevamente para que crezcan un poco más. Puedes espolvorearlo de lo que más te agrade: azúcar, ajonjolí o anís ¡Tú decides!
Hornéalos por unos 20 minutos a 180 grados, con el horno previamente precalentado.
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Ahora, pruébalo y si tu forma de seguir la receta fue la mejor, repite toda la operación.
*Con información de El Souvenir
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