No sé en otro países, pero por lo menos aquí en México hay costumbres con las que hemos crecido que ya no se ven tan bien, o han empezado a cambiar. Tal es el caso de la famosa “¿Quién paga la cuenta?”.
Generalmente la respuesta a esta pregunta es: el hombre. Creo que la mayoría de las mujeres mexicanas hemos crecido bajo el mandato de que el hombre para ser caballeroso, atento, romántico, encantador, galante o simplemente porque así le toca, tiene que pagar la cuenta en un restaurante. Es más, muchas veces ni siquiera vemos cuánto fue el total de lo que consumimos. Suena un poco extraño, ¿no? o demasiado cargado para el sector masculino. Siendo honestos, creo que hacerse responsable de todas las cuentas debe ser pesado, ya que por una parte no todos tienen la situación económica ideal para poder estar pague y pague todas las semanas, y por otra, pues no le veo nada de malo a que las mueres también le entremos al quite.
El mundo y las costumbres sociales tienen cada vez más cambios pero a veces en el tema económico sigue habiendo muchos tabúes y desigualdades. Por ejemplo, aún existen personas con la idea de que el hombre tiene que ganar más y que es su obligación sustentar la casa casi en su totalidad, mientras que la mujer se queda atendiendo las labores del hogar. Afortunadamente eso ya queda cada vez más en el pasado.
Nosotras empezamos a exigir tener las mismas posibilidades que ellos, que en un trabajo podamos ser jefas, podamos tener un sueldo digno, que digo digo, alto. Ya no estamos esperando a que alguien llegue a mantenernos. Bye, bye, eso es de la vieja escuela.
No todas las mujeres se atreven a sacar la cartera y decir “yo pago”, entiendo que no sea un paso fácil de dar o que incluso pueda resultar incómodo para ambos. Está padre tener atenciones y detalles con tu pareja, un día tú pichas y otro yo, michas y michas, tu la cena y yo el postre, hay diversas maneras de hacer la cosa más balanceada para ambos.
Existe un estudio de la Asociación Americana de Sociología que investigó el comportamiento en citas amorosas de más de 17.000 solteros y solteras heterosexuales, puso en evidencia que sólo a partir de los seis meses de noviazgo se empiezan a repartir los gastos: el 75% de los hombres y el 83% de las mujeres aseguran que comparten algunos gastos de las citas a partir de ese tiempo. ¡Qué duro!
Foto: Bodegas la purísima
El hombre debe de absorber la cuenta completa cuando sea su deseo pero no por presión social, al mismo tiempo que también sea del agrado de la mujer ser invitada.
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