En el ideario colectivo, el rey sigue siendo considerado como una figura que gobierna por encima de todos los demás súbditos, un hombre omnipotente que disfruta de una vida llena de lujos y placeres terrenales a costa de los otros. Así, “vivir a cuerpo de rey” es una expresión utilizada para quien goza de paseos, descanso, una sexualidad plena y sobre todo, mucha comida.
Los banquetes de la época, llenos de un sinfín de platillos distintos, sobre todo los pavos asados, lechones al horno o salmón a las finas hierbas, son exagerados y deseados desde la Edad Feudal debido al grosero contraste con respecto a la dieta de los siervos, demás súbditos y personas de a pie, que apenas sobrevivían con pan, granos y agua fresca.
Hubo pocos reyes tan polémicos en la historia como aquél que pasó por encima de la autoridad máxima en una búsqueda incesante por un primogénito, el mismo que desafió a la Iglesia y decidió formar su propia religión. Un monarca que gobernó enfermo de poder y obsesión, del cual se dice que fue el más promiscuo de la historia. Tuvo cerca de once hijos y se obsesionó tanto con la comida que terminó por comer cerca de 13 platillos diarios y convertirse en un hombre obeso. Se trata de Enrique VIII, cuya cocina es respetada en todo el Reino Unido. Existen grandes mitos sobre las delicias que preparaban los cocineros reales pero esas historias son el pretexto para las mentes creativas de los mejores chefs de Inglaterra.
¿Quieres probar la misma comida que los mejores cocineros de toda Inglaterra llevaban a los banquetes de Enrique VIII? Esta es tu oportunidad. Se trata de un banquete de monarca que consiste en cuatro tiempos con entrada, plato fuerte, guarnición y postre, tomado de meticulosas investigaciones históricas que lograron dar con los platillos preferidos del polémico gobernante. Aquí las recetas completas:
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Entrada: Ensalada de salmón con cebolla y violetas
Ingredientes:
Filete de salmón en 4 tiras
Cebolla grande en rodajas finas
Jugo de un limón
2 cdas. de vinagre blanco
1 cda. de azúcar
1/4 de taza de aceite de oliva
3/4 de taza de violetas comestibles
Preparación:
Agrega el vinagre, el azúcar y el jugo de limón en un tazón y bate lentamente en el aceite de oliva. Sazona al gusto con sal y pimienta. Acto seguido, agrega la cebolla cortada y cambia a una parrilla precalentada a fuego medio para cocinar junto con las tiras de salmón durante 4 minutos por cada lado, hasta que tenga una consistencia firme. Sirve, rocía el resto de la vinagreta en el salmón y dispersa violetas en la parte superior para decorar.
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Plato fuerte: Salmón a la parrilla en salsa de vino
Ingredientes:
6 filetes de salmón
1 cebolla grande
1 cda. de canela en polvo
5 g de jengibre molido
575 ml de vino tinto
1 cda. de vinagre de vino
Sal al gusto
Preparación:
Pica la cebolla finamente en cubos, coloca en una cacerola con el vino y esparce la canela. Tapa y deja cocer durante 15 minutos. Una vez frita, coloca el salmón en una parrilla y cocina durante 5 minutos por cada lado, dependiendo del grosor del filete. Cuando el salmón y las cebollas estén cocidas, coloca el salmón en un plato, revuelve el vinagre, el jengibre y la sal en las cebollas, y vierte en el pescado justo antes de servir.
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Guarnición: Espárragos al vapor en salsa de naranja
Ingredientes:
12 puntas de espárragos
Jugo de 6 naranjas ácidas
1 cda. de azúcar morena
1 cda. de mantequilla
Sal al gusto
Preparación:
Fríe los espárragos al vapor durante 8 minutos o hasta que estén tiernos, prueba su superficie con un tenedor al tiempo que se calienta el juego de naranja en una cacerola a fuego medio. Posteriormente, añade el azúcar y una pizca de sal al jugo y después la mantequilla, bate y permite que espese durante tres minutos. Una vez listo, coloca los espárragos en un plato, vierte encima la salsa de naranja caliente y sirve de inmediato.
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Postre: Tostadas de jengibre y jarabe
1/4 de taza de vino tinto
1/4 de taza de miel
1 cda. de jengibre fresco
Una pizca de jengibre en polvo
Una pizca de sal
Una pizca de pimienta
2 rebanadas de pan tostado
Preparación:
Pela el jengibre fresco, pica muy finamente y reserva. Agrega el vino, la miel, el jengibre molido, la sal y la pimienta en una cacerola y calienta hasta el punto de ebullición a fuego lento. Espera hasta que la mezcla homogénea comience a burbujear y el jarabe parezca espeso. Vierte la mezcla sobre un pan tostado, espolvorea con el jengibre fresco y sirve caliente.
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