Los Perejiles son un grupo de amigos argentinos con síndrome de down que abrieron una pizzería después de que nadie los contratara.
El mundo laboral es todo un reto, para cualquier tipo de perfil, incluso para las personas con maestría o con demasiada experiencia, pues los puestos que se ofrecen usualmente buscan cubrir muchas tareas por poco dinero a cambio. Por otro lado, las personas con poca experiencia pueden aspirar a un sueldo que difícilmente le alcanzaría para pagar una renta y un estilo de vida digno.
Para Mateo Kawaguchi, Leandro López, Mauricio y Franco –a quienes puedes ver en la fotografía de portada–, el conflicto de encontrar chamba no fue la excepción, sobre todo por la condición de su salud.
De esta manera, los prejuicios sociales fueron un factor determinante y un impulsor para tomar la decisión de emprender este negocio, el cual tiene una razón de ser.
Fanáticos de la pizza
A los cuatro inseparables los unía su amor por la pizza, y claro, quien no ama una rebanada de masa con salsa de tomate a ingredientes deliciosos por encima derretidos entre pedazos de queso.
Es por esto que se les ocurrió la idea de abrir una pizzería especializada en atender eventos: Los Perejiles.
En un inicio, como en casi cualquier negocio que no sea una gran franquicia, el negocio fue difícil, pero no se desanimaron. Decidieron tomarse una fotografía, la cual se hizo muy popular en la red y de esa manera se hicieron cada vez más conocidos en su localidad. Sus servicios fueron solicitados con mayor frecuencia, pues además demostraron que sus pizzas cumplían con los estándares de calidad de cualquier foodie exigente, además también saben cocinar las típicas empanadas argentinas y bruschettas.
Una familia que ha crecido
Su negocio ha crecido tanto que cuentan con la capacidad de atender a más de 600 personas de manera simultánea. Tienen servicios de catering para bodas, fiestas de cumpleaños, graduaciones, eventos de corporativos y demás, además de contar con ingredientes aptos para celíacos (intolerantes al gluten). Hoy en día, cuatro años después de emprender este camino, su equipo cuenta con más de veinte personas, la mayoría de ellos, chicos con síndrome de down también.
«Somos más de 20 jóvenes con la gana diaria de superarnos», dice en su sitio web.
Un gran ejemplo de que las barreras las pone uno mismo y si el deseo es real y el esfuerzo, grande, todo puede alcanzarse.
Una linda historia que nos recuerda a las cafeterías inclusiva Cordica o Amour 21, ambas proyectos de chicos con el mismo síndrome, ubicadas en territorio mexicano.
*Todas las fotografías son de Los Perejiles Eventos.
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