Incluso antes de que se ponga en contacto con quien será su primer lienzo humano, el futuro tatuador tiene que entender que lo que tiene en sus manos no es una simple máquina con dos bobinas que vibran a toda velocidad, es también un pieza de historia y tradición de la que está a punto de formar parte, incluso sin que se percate de ello.
Está de más decir que gracias a la creciente demanda de tatuajes, el número de artistas ha aumentado considerablemente. No podemos demeritar el trabajo de todos ellos sin conocerlos; sin embargo, sí es posible imaginar que la mayoría de estos nuevos tatuadores desconocen la filosofía que hay detrás de la línea más sencilla. Esta es la razón por la que Sol Chicoacen Acatzin asegura que, dentro de la cultura del tattoo mexicano, sobran quienes se dedican a este arte.
«Hay demasiado tatuadores, no hacen falta, más bien sobran. Si de verdad les apasiona que se compren libros de tatuaje para estudiar de su historia milenaria y su historia moderna […], que no vayan a las escuelas de tatuaje, si de verdad tienen aptitudes les llegará su oportunidad si aman el tatuaje».
¿Por qué confiar en lo que dice Sol? La respuesta es realmente sencilla: su experiencia dentro de este arte comenzó desde que tenía ocho años, justo cuando sintió lo que significa tener una aguja entrando y saliendo de su piel. Todo comenzó con una máquina hechiza en el barrio de Neza, a manos de un sujeto que estaba experimentando.
A los 12 comenzó a perforarse a sí mismo y posteriormente, una vez dominada y perfeccionada su propia técnica, pudo realizar su trabajo en el cuerpo de otras personas. Incluso aprendió a fabricar joyería con metal quirúrgico. Todo esta filosofía del DIY devino del punk y su trabajo en “Dermafilia”, donde continuó con su entrenamiento como tatuador para aprender de los artistas con los que tenía contacto.
«…la filosofia DIY creo que siempre estuvo como unan fuerte influencia de la gente con las que estaba en Dermafilia, porque era gente que venia de la escena punk».
Tanto en “Dermafilia” como en el estudio “S.S.S.” —donde trabaja actualmente—, Sol ha podido experimentar con el homemade como una forma de reivindicar todo lo que la cultura del tatuaje implica. Más allá de poner marcas en la piel de sus clientes, se trata de una filosofía sumamente exigente y llena de historia, misma que si no estás dispuesto a asumir y adoptar como estilo de vida, posiblemente no sea lo que esperabas.
A los artistas como Sol poco les importa si su trabajo es demonizado por aquellos que siguen asociándolo con la delincuencia y la marginalidad, ya que cada tatuador está consciente de que a través de su máquina es posible comunicarse con su cliente y con el resto del mundo.
«…el hecho de hacer tu máquina, conseguir los componentes, armarla, hacer las agujas, dedicarle tu energía, es un ejercicio de dedicación, necedad y amor a la técnica del tatuaje».
Justo de la misma manera en que un tatuador establece un vínculo con su propio instrumento de trabajo, es como debe crearlo con su cliente para que entre ambos exista un sentimiento de confianza. Esto con el fin de que durante el proceso ambos disfruten de todo lo que implica esta experiencia; a fin de cuentas sigue siendo parte de una experimentación y un aprendizaje constante tanto para el artista como para quien se ofrece de lienzo. Al menos eso es lo que pudimos aprender de Sol, quien por medio de sus palabras nos explicó sobre la filosofía que hay detrás de las marcas de tinta que algunos llevamos sobre la piel.
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Agradecimientos a Sol Chicoacen Acatzin por tomarse el tiempo para realizar la entrevista. Si quieres hacerte un tatuaje con Sol o con cualquier otro artista de S.S.S, puedes enviar un correo a la siguiente dirección:
ssstatuajes@gmail.com