Al principio, cuando uno lee a Bukowski diciendo que odiaba a Mickey Mouse por ser el más nazi de todos los dibujos animados, nos parece que éste no es más que el juicio de un viejo amargado y solo que ha pasado borracho una buena parte de su vida. Sin embargo, al pensarlo detenidamente, la idea no parece tan descabellada después de todo. Más allá de que sean divertidas o no, las historias con las que Disney nos ha entretenido durante años son el engaño más grande de todos los tiempos; nos prometen tiempos de ensueño incluso cuando la realidad pinta un panorama mucho más sombrío. Por cierto, eso es más o menos lo que, antes de desatar la Segunda Guerra Mundial, hizo este señor de aquí:
En lo personal, no odio a todo Disney, sólo a lo que representa para las generaciones más jóvenes. Esa malévola empresa que compró la franquicia de Star Wars también se ha encargado de implantar en la mente de millones de niñas alrededor del mundo la idea de que sólo siendo princesas podrán llegar a ser felices. Los más inocentes podrán decir que no hay nada de malo en ello, aunque de hecho es terrible por donde se le mire, pues incluso los padres ─cual si la vida no les hubiese enseñado lo suficiente─ terminan por alimentar estos sueños rosas y sencillamente irreales.
Más allá de presentar escenarios irreales, las películas de princesas no han hecho otra cosa que normalizar comportamientos superficiales, cuyos argumentos e ideas más que alimentar la inocencia, hace que crezca la idiotez en muchas personas, incluidos aquellos padres que, a pesar de estar conscientes de la imposibilidad de estas historias, orillan a sus hijas, no sólo a creer, sino a vivir en ellas. ¿Pero qué pasaría si alguien decidiera mostrarnos a estos personajes tal y como son?
La ilustradora española Raquel Córcoles, a través de su proyecto Moderna de pueblo lanzó un libro llamado Idiotizadas, en cuyas páginas se encuentran retratadas las princesas de Dinsey desde una perspectiva más realista; ésa que nos hace comprender que todo lo que vemos en los exagerados cuentos no son más que patrañas en las que, ciertamente, ninguna mujer querría estar entrometida. Zorricienta, Gordinieves y la Sirenita Pescada se anteponen a las ideas marcadas por Ariel, Aurora y compañía, para hacernos ver que la realidad es mucho más pesada de lo que cualquier padre le hace pensar a sus hijas y sobre todo, que ésta no se va a arreglar en un “bibidi babidi bum”.
Todas las princesas creadas por Dinsey provienen de mundos en donde los prejuicios no las dejan vivir libremente a menos que se subleven a sus reglas y sigan una estructura tradicional que difícilmente las dejará vivir o incluso respirar. ¿En serio hay quienes quieren eso para sus hijas?
Ahora que en pleno siglo XXI este tipo de pensamientos están asesinado y sobajando el espíritu femenino, es necesario cambiar de heroínas o aspiraciones para que el día de mañana podamos ver con orgullo a un montón de niñas que persiguen sus propias vidas y no a un príncipe azul que posiblemente ni siquiera existe. Eso y, de ser posible, la caída del oscuro reinado del malévolo ratón fascista de Mickey Mouse… pero eso ya es soñar demasiado.
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Si quieres conocer mejor el trabajo de Moderna de Pueblo, puedes visitar su sitio web, donde hay muchas más historietas, ilustraciones y libros que puedes leer.
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