Ilustraciones de Ahmed Awad para que entiendas que mi más grande pasión eres tú

Ilustraciones de Ahmed Awad para que entiendas que mi más grande pasión eres tú

Ilustraciones de Ahmed Awad para que entiendas que mi más grande pasión eres tú

Desde que era una niña siempre quise tener una pareja que me considerara sólo para él. Esto significaba que su devoción hacia mí fuera total y que estuviera dispuesto a darlo o perderlo todo: sudor, lágrimas, sangre, esfuerzo, amor y compromiso. También soñaba con que me cantara mi canción favorita:

«She lives on Love Street

Lingers long on Love Street

She has a house and garden

I would like to see what happens».

 

Tuvieron que pasar 28 largos años para que tú llegaras por la calle del amor e hicieras realidad mis sueños y deseos. A partir de tu arribo a mi vida, las estrellas descendieron, el corazón palpitó a un ritmo diferente y mi mundo se hizo de un color distinto. Todo brillaba con especial tonalidad, las aves parecían hermosos quetzales y las voces de mis amigos eran canciones suaves y delicadas. Pero lo más hermosos de ello eras tú: una especie de bardo que me relataba los misterios de la vida, un poeta de la piel que al tocarme me hacía ver luces de todas las formas y tamaños.

 

Me dijiste que te llamabas Samael. Qué nombre tan extraño. Y que habías nacido en un país muy apartado de aquí, que se llamaba Asgard, donde la luz del sol era vista sólo tres veces al año. Qué miedo. A pesar de ello tu carácter era amable, amoroso y bohemio. Qué suerte la mía. De inmediato me cortejaste con tus encantos, con palabras hermosas y una mirada que cautivaría a los ángeles mismos. Qué éxtasis el mío al verte venir por la calle del amor en compañía de tu guitarra; ese instrumento que ha vuelto loca a otras tantas mujeres que, como yo, han muerto de amor por ti.

 

Samael, tú y yo pasamos momentos inolvidables, como aquella vez que vimos una hermosa lluvia de estrellas caer en la piscina de mi casa y nos metimos a nadar en ella. O aquella tarde en que cambiamos de apariencia gracias a unos encantamientos que pronunciaste después de haber hecho el amor intensamente. Recuerdo la noche en que me dijiste que nos habíamos trasladado a otra dimensión, una donde las flores se abrazan cuando ven a dos enamorados entregarse mutuamente con absoluta devoción.

 

Llegó la mañana, la noche, la tarde, la madrugada, el día bendito en que me dijiste que tu mayor devoción era yo. Las lágrimas se me escurrieron por las mejillas, te abracé y te dije: «Mi más grande pasión eres tú». A diferencia mía, no lloraste, pero la sonrisa que me dedicaste fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Fue un espectáculo tan grande como vernos hacer el amor a la luz de las estrellas en medio del bosque o correr tomados de la mano cruzando puentes, mares, murallas, campos de futbol abandonados; viejos castillos derruidos donde los fantasmas se encelan de vernos vivir en completo amor.

 

Samael, amado mío, fruto prohibido que comí, amante eterno que jamás se cansa de tocarme y susurrarme al oído sus oscuros poemas celestiales e infernales a la vez: nunca debiste irte de mí. Un día desperté y la tragedia me envolvió. Tu cuerpo estaba marchito, tu piel era como un cuero viejo y amarillento. Tus ojos eran dos cuencas vacías que parecían un profundo abismo. Me di cuenta que dos de tus dientes eran más filosos que los otros. La calle del amor te había traído y la misma te había llevado de manera sorpresiva.

 

Lloré y lloré, me aferré a tu cuerpo esquelético por las siguientes noches, el cuerpo que al fin había alcanzado la eternidad tras cientos de años de peregrinaje. Aun bajo tu nueva apariencia eras el ser más divino que el cielo y el infierno hayan creado. Antes tan lleno de vida, tan tierno, tan lleno de luz, tan consciente de nuestro amor; después te volviste un cuero retorcido pero tan erótico para mí. Repito: un milagro de los cielos y la más grande tragedia de los oscuros infiernos.

 

Mi más grande pasión eres y seguirás siendo tú. Maldito seas por haberte muerto en mis brazos.

 

«She lives on Love Street

Lingers long on Love Street

She has a house and garden

I would like to see what happens».

P.D. Samael… Mi sueño de niña era que si mi amante moría, regresara a la vida aunque sólo fuera para abrazar sus huesos…

Las ilustraciones son capaces de llevarnos a imaginar historias y escenas que no corresponden a la realidad cotidiana de esta vida a veces tan gris y melancólica. Acabas de observar el arte del diseñador egipcio Ahmed Awad, quien posee la agencia de diseño Eritrea Studio. En palabras del propio Awad, su objetivo con lo que hace es «expresar una emoción específica que normalmente no se puede decir con palabras. Elijo explorar estos sentimientos con dibujos». Su complejo mundo es de características metafísicas, haciendo un fuerte énfasis en las relaciones sentimentales entre amantes jóvenes que exploran el mundo entre la ternura y la tragedia.

Conoce más acerca de Ahmed Awad en sus redes sociales: Instagram y Facebook.

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