Ahora todo el mundo presume ser un experto en porno, hablan del bondage como si se tratase de una lección recién aprendida en la escuela, misma que están deseosos de practicar cuanto antes, pero ¿con quién? La mayoría de ellos se volvió aficionado al porno como consecuencia de su soledad adolescente provocada por el acné o porque simplemente están en esa etapa de “odio a todo el mundo, nadie me comprende”, que sólo aparta a cuanta persona se acerque.
Como no es posible amarrar, ahorcar o nalguear a sus manos cuando se masturban, los admiradores del porno lo buscan en todos lados como si de ello dependiera su vida. Cualquier imagen que les recuerde a sus sueños de sexo fingido y hasta cierto punto artístico es atesorada como una pieza que les devuelve las esperanzas de, algún día, poder cumplir todas sus fantasías por más irreales que éstas parezcan. Al final, en algún lugar oculto de su mente, toda persona tiene un deseo que espera satisfacer y repetir por lo menos una vez.
«Todo lo que puedas hacer, ya lo he hecho».
Entonces ¿por qué criticar a quienes ven el porno? Aun si nunca ha visto una de estas películas o revistas, siempre habrá una persona soñando con un encuentro cercano con su vecino o compañero de clases. La atracción es tan natural que lo realmente enfermo sería permanecer en un estado en el que el deseo hacia el otro sea nulo; esa falta de interés hacia el placer automáticamente convertiría a un ser humano en un animal completamente diferente que busca emparejarse con otro sólo para procrear, mas nunca para encontrar en ello el bienestar absoluto que únicamente el sexo puede dar.
«Yo siempre seré tuya. Tú siempre serás mío, simplemente porque en realidad no hay más espacio o tiempo que el ahora».
Perversión, magia y sueños prohibidos son tres elementos que describen perfectamente el trabajo de Chelsea Zahara Shaw, quien se define a sí misma como artista erótica. Sin embargo, más allá del erotismo, podríamos llamarle ilustradora fantástica, pues sus imágenes responden a los sueños que invaden a cualquier persona que piensa con un cuerpo desnudo y la privacidad de una habitación oscura, justo donde, sin temor a exagerar, podría pasar.
No importa si quien sueña no es precisamente una persona solitaria; estas imágenes le ayudarán a salir de la monotonía que nace de ver y besar todos los días a la misma persona, ¿no es lo que todo el mundo espera? Escapar por fin del encierro en el que nosotros mismos nos hemos confinado a causa de nuestro miedo a ser juzgados, ese mismo sitio donde “vivir con normalidad” se convierte en una tortura pues, irónicamente, justo en ese lugar es cuando menos fieles podemos ser a nosotros mismos.
Con tal de no quedar frente al mundo como unos enfermos, todos —sin excepción— nos negamos a nosotros mismos y a nuestros pensamientos; para que al negar nuestra afición al porno podamos ser vistos como “individuos normales” que todos los días fingen cierta inocencia y virginidad, aunque por dentro sólo esperen la noche para volver a su estado adolescente en el que no existían las barreras entre el porno y la imaginación, pues lo que siempre buscaron fue esa válvula de escape que les permite huir del gran absurdo que es esta sociedad.
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Si quieres conocer más acerca del trabajo de Chelsea Zahara Shaw, puedes seguirla desde su perfil de Instagram.