Es curioso cómo podemos hacer cualquier cosa cuando estamos solos con nuestra pareja.
Todo parece muy tranquilo, normal y sencillo cuando están juntos y salen con amigos o a un lugar público. Se demuestran amor de forma sutil, con alguno que otro beso, una tomada de mano o un abrazo súbito, siendo percibidos como dulces seres enamorados y tranquilos cuyas vidas parecen ser de la misma forma “tras bambalinas”. Pero cuando cruzan el umbral del hogar que comparten o de la habitación, donde pueden escapar del mundo, parece como si todo lo demás desapareciera y de pronto se regresa al estado natural, salvaje y amoroso en el que no existen reglas y sólo están uno junto al otro.
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“Los fines de semana son para comida rápida
y ver tu serie favorita todo el día”.
“Pedorrearse y eructar es totalmente normal”.
Una vez que la intimidad entra en juego, el deseo crece y el pudor desaparece, el amor deja de tener restricciones y se acepta a esa portadora de alegría en su plenitud con sus defectos, rarezas y hábitos. Comparten la ropa porque se sienten seguros y protegidos, no se quejan de sus olores porque saben que pueden tener peores y simplemente quieren gastar cada segundo tranquilos en su pequeño espacio del mundo, alejados de aquel lugar en el que tienen que limitarse, cuando lo único que quieren es estar juntos y seguir amándose.
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“Usas la sudadera de tu novio más que él”.
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“No tienes problema en explotarle los barros
y hacer otras cosas que te parecían asquerosas”.
“Encuentras más conveniente bañarse juntos”.
Eso es lo que presentan estas curiosas imágenes de Chhabi Parmar, una ilustradora que retrata la cruda intimidad de una relación con sus momentos graciosos y otros que, aunque parecen incómodos, demuestran que una pareja no sentirá nada de pudor cuando haya amor y cariño de ambas partes. La diseñadora habla de esos momentos behind the scenes que nunca vemos de las dulces parejas que sólo se toman de la mano en la calle; de esas situaciones que nadie conoce aparte de los participantes de un vínculo especial.
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“Te sigues preguntando por qué no salen en citas románticas,
sólo para darte cuenta de que no quieren más que estar juntos en la cama”.
Y es que todo es diferente cuando convives demasiado con una persona. Pueden pasar el día desnudos, no sentir nada de asco por las cosas que generalmente los incomodaban y simplemente habitar con esas rarezas disfrutando de su compañía. Pueden pasar horas en la cama, haciendo nada sin sentir culpa, quitarse los barros, bañarse juntos y todo eso que no harían con nadie más.
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“Te sientes cómoda liberando tus locos pasos de baile
porque también lo harán”.
“Podrían pelear pero no pueden estar ni un día separados”.
“¿A quién le importa el aliento matutino cuando comienzas el día con un lindo beso matutino?”.
Para los demás podría parecer extraño pero, quizá no entienden que ya nada importa cuando estás con la persona que amas. Se pierde el terror a ser juzgado, a que alguien se burle de su forma de ser, a ser visto como un chiste y existe una liberación nunca antes vista. Todo lo que alguna vez se reprimió puede surgir y ser admirado por esa persona porque nos ama por completo, sin límites ni restricciones. Es la prueba de que nacieron para estar juntos y que, aunque haya momentos difíciles, podrán superarlos.
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“Su ciclo de sueño está sincronizado porque planean
la mayor parte del día para estar juntos”.
“No siempre te tienes que comportar, porque te seguirá amando”.
Encontrar el amor es hallar una nueva vida. Una en la que no importan tus hábitos raros ni que bailes como desquiciado de vez en cuando, porque siempre tendrás a alguien que no te verá raro y te acompañará en tus locuras. Una persona con la que no sentirás miedo. Es elegir a alguien y partir hacia Marte para estar solos y disfrutarse enteramente hasta que los labios duelan.
Puedes ver más ilustraciones de Chhabi Parmar en su Instagram.