No hay amores que duren para siempre, pero sí soñadores que esperan que lo que tienen entre sí, continúe renovándose todos los días. Pasar el tiempo juntos y tener gustos similares no siempre es suficiente; hace falta algo que los haga saber que vale la pena estar juntos y que aquello que los une no es sólo la ridícula e insensata etiqueta del noviazgo, sino que hay algo que ni siquiera encaja con ninguna etiqueta impuesta por quienes creen haber encontrado la definición perfecta de amor.
«Todavía aprendo cosas nuevas sobre mi esposa todos los días,
es una pintora profesional».
Si hay algo que ya debimos de haber entendido después de todos estos años relacionándonos con los demás es que todos sentimos de diferentes maneras y sobre todo, que lo difícil del amor no es sentir apego por alguien, sino aprender a vivir y aceptar todos sus errores hasta que poco a poco éstos mismos se vayan convirtiendo en pequeñas virtudes que forman parte del carácter y la personalidad de esa persona con la que nos hemos comprometido.
Ese gran paso del amor pasajero al compromiso que implica un “para siempre” sucede casi instantáneamente. No se convierte en rutina, sino en un viaje en el que ambos comienzan a realizar planes a futuro, aprenden de los errores propios y del otro. En pocas palabras, se complementan de una manera, además comienzan a creer en el amor infinito y también en ese destino que presume de unir a las personas en el momento justo como para que no piensen jamás en separar sus rumbos.
«¿Seguirás amándome cuando me vea así?»
«Me pregunto qué hubiera pensado mi ser más joven si alguien me hubiera dicho que la chica de mi equipo sería mi esposa».
«Es bonita».
Cada quien tiene una manera de expresar y atesorar todo lo que su pareja hace por él, en el caso del fotógrafo e ilustrador Curtis Wiklund este amor dio como resultado una especie de diario ilustrado en el que aparecen plasmados desde sus sueños más profundos, momentos tan importantes como el embarazo de su esposa Jordin, hasta fantasías y pensamientos como aquél en el que se pregunta qué diría su yo de seis años si viera a la mujer con la que va a casarse en el futuro.
Todas y cada una de las ilustraciones fueron incluidas en el libro Us, el cual el artista comenzó como un regalo de San Valentín para su esposa y terminó por convertirse en un recordatorio colectivo de que si vamos a creer en promesas que duran para toda la eternidad, primero debemos aprender a vivir e interactuar con los aciertos y los errores de cada persona, para así comprender que estar a su lado nos ha costado tanto que si todo eso que sentimos no es amor, entonces debe tener un nombre y una esencia aún mejor.
Quizá pasen los años y nunca encontremos ese amor que dure toda la vida, sin embargo, el día que logremos ver en nuestra pareja a una persona con la que queremos compartir nuestra vida, nos acercaremos a esa eterna sensación de bienestar y plenitud que hemos estado persiguiendo desde que le vimos a los ojos por primera vez.
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Para conocer más acerca del trabajo de Curtis Wilkund, puedes visitar su página web.