No es que las mujeres seamos seres extraordinarios por todo lo que hacemos en la intimidad; de hecho, en esos minutos de soledad que nos brinda el día somos las personas más sosas y simples del mundo, créeme, no tenemos nada increíble que mostrar.
Durante ese tiempo, reflexionamos sobre todo lo que hicimos en el día y cómo es que estamos en ese momento a salvo del mundo exterior y aunque es el punto perfecto para quitarnos la ropa y la vergüenza, suele ocurrir un pequeño incidente que, a decir verdad, no es tan grave.
O sí…
Los pensamientos se tornan simples…
Como lo lees: no es que descubramos el origen de la vida mientras nos despojamos de las medias o del brassiere, a veces, sólo llegan a nuestra mente canciones que nos hacen menear la cintura a ritmo del recuerdo o nos invade la pereza, propia de los lunes de oficina.
Hay días en los que sólo nos dan ganas de fumar o de cotillear con una misma.
De bailar “To My Love” o de mirarnos hasta las imperfecciones más chiquitas.
Sólo eso. Así que, si tu intención era encontrar, a través de estas ilustraciones, la respuesta a todas tus dudas respecto a las mujeres del siglo XXI y su intimidad, lamento decirte que estás perdiendo tu tiempo, puesto que no hallarás la respuestas con Lacan, Dios o Stephen Hawking como teóricos de nuestro pensamiento. Sólo nos gusta liberarnos de todo aquello que durante el día estuvo sobre nuestros hombros jodiéndonos la espalda, la cabeza y el corazón.
En ocasiones nos asomamos desde lejos a mirarnos el interior y otras sólo nos observamos al espejo sin pensar. Sólo son momentos libres, descansos intermitentes o pestañeos involuntarios de tranquilidad. Dimensiona certeramente, somos personas comunes que a veces actúan si pensar. Así que vernos al espejo sin una sola prenda, no siempre es planeado ni consciente.
Nuestra intimidad es menos pretenciosa y más simple de lo que parece y si aún tienes dudas al respecto, es mejor que te despejes de ellas. Sácalas de tu cabeza, intenta abrirle un espacio a esas voces femeninas que te dicen que nos gusta ser sin pensar, amamos jugar a ser nosotras mismas y solemos desengañarnos de las mentiras cotidianas, mismas que decimos para sobrevivir. Si no sabes como hacerlo, debes conocer a Lisa Brice.
Esta artista de origen sudafricano comenzó a crear ilustraciones de la vida diaria de una mujer basándose en la experiencia real, misma que suele ser simple, sencilla, llena de detalles tan normales que dejan de ser interesantes, pero la tituló Las situaciones son imaginarias puesto que para muchas personas, somos seres inalcanzables, incomprensibles, difíciles de descifrar y hasta absurdas; pero nadie sabe que en realidad, se trata de un momento íntimo, a solas en el que el mundo exterior entra en coma para dejarnos fluir sin caretas, disfraces y estruendos.
Brice está segura de que el mundo se colapsa cada vez que una mujer decide ser ella misma, por ello eligió pintar en azul estas siluetas femeninas, ya que además de ser el color del caos, es el «tono fugaz del crepúsculo, la personalidad de los festivales y las letras de neón que invaden la ciudad, es un tono muy común que se torna particular», justo como nosotras. Brice asegura que cada momento es crucial; sin embargo no es que nos cambie la vida, sólo forma parte del día a día y está en lo correcto.
*
Consulta su trabajo en su página web.