A veces nada de lo que haces es precisamente por amor, sino todo lo contrario. Te inmersas en relaciones y te obsesionas con historias destructivas por una enorme falta de amor propio. Así que por amor nada: ni se sufre, ni se llora, ni se lastima al otro.
Los amores intensos comienzan como una historia idílica que lleva tus sentidos al límite hasta hacerte dudar de tu propia existencia. No obstante, son estas mismas parejas las que terminan apuñalándose el alma una y otra vez hasta que de alguno de los dos ya no quede nada.
Las parejas que sienten arder en fuego cada que su piel está cerca del otro, pero que también pierden la cabeza cada que la distancia los separa, están destinadas al dolor. No se trata de falta de interés o pasión, sino de sobra de locura y emoción. Las historias de amor intensas están protagonizadas por dos corazones que sólo se dejan llevar, que actúan a través de la intuición y que únicamente escuchan a las mariposas que revolotean en su estómago; así que cuando se topan con la realidad su razón no sabe cómo imponerse y la paranoia se apodera de ambos.
Los celos infundados, los miedos inexistentes, los problemas maximizados y todas esas situaciones que arrastran a dos personas al drama del amor-odio, son los mismos que llevan a una persona a enfermarse de codependencia. Sentir que ya no puedes respirar sin la presencia del otro, creer que no vales nada sin tu pareja e imaginar que es imposible separarse de él o ella es lo que algunos llaman un amor intenso, pero también son los principios de una relación destructiva y adictiva.
“Omario2d” es el nombre de la cuenta de Instagram donde aparecen estas escenas trágicas y a la vez románticas. Esta serie de ilustraciones nos lleva —como ocurre en una historia de amor intensa— de arriba a abajo en cuestión de segundos. Pasar del arrebato de un beso desenfrenado al escándalo de un llanto incontrolable no es amor, sino la idea trastornada que tenemos de éste.