La sensualidad, sin necesidad de sentir la textura cálida de la piel, puede encontrarse incluso en la línea más sutil e inocente que se pueda encontrar. Basta apenas que algo logre estimular la mente para que todo el placer del mundo se concentre en los ojos de una persona que, dichosa por el momento que está viviendo, se entregue a los placeres que ofrece la imaginación y el deseo de sentir justo ese placer que en los pensamientos luce tan atractivo. Sin embargo, la verdad detrás de esto es que hay quienes suelen sobrevalorar el poder de su mente.
Es cierto que sólo con imaginar y desear algo, eso puede materializarse en un lapso relativamente corto; no obstante, también es necesario aceptar que hay momentos en que la mente necesita un empujón para llenar al cuerpo entero de ese placer que está buscando. De no existir esta necesidad, el porno no sería un negocio tan redituable ni artistas como la ilustradora Kirsten Guerin tendrían un número tan alto de seguidores.
Aunque guardan una estética muy cercana a los grabados de mediados del siglo XIX, las imágenes de Guerin esconden un erotismo bastante actual que es probablemente mucho más permisivo que en épocas anteriores. Al presentar escenas explícitas y sin ningún tipo de censura; cada ilustración se desprende del erotismo y se dirige directamente a un conjunto de imágenes que constituyen un retrato directo y sincero sobre el sexo.
Si bien se trata de ilustraciones bastante explícitas y viscerales, en donde más allá de los penes y las vaginas, los fluidos corporales también son protagonistas indiscutibles; orillar esas imágenes hasta la pornografía podría ser un poco injusto: su objetivo no es alimentar el morbo de su público, sino el de mostrar el lado más sensible de un momento que algunas personas confunden con un rasgo que nos devuelve a nuestro estado animal.
Cada figura en las ilustraciones envía un mensaje que a primera vista puede incluso lucir como algo verdaderamente agresivo; sin embargo, es preciso que cada quien piense y reflexione, pues al final de cuentas ¿Uno de los principales objetivos del arte no es provocar? Si estas ilustraciones cayeran en la censura, sin duda también estaría cayendo su esencia. Es por ello que la autora prefiere publicarlas así: explícitas y sinceras confiando en que sus seguidores —al menos en Instagram— serán lo suficientemente listos como para no reportarla.
De esta manera, cada imagen implica un estímulo directo hacia nuestras mentes; mismo que se traduce no sólo en sensualidad, sino en un choque estético en el que el espectador puede notar cómo su cuerpo tiene la posibilidad de ser bello en su estado más puro: esa desnudez que con cada trazo realizado por Guerin cobra mucha más fuerza.
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Si quieres ver más ilustraciones como estas, puedes seguir a Kirsten Gueri en Instagram.