Después de la muerte de su madre y en medio de su proceso de divorcio, Joshua Fields Millburn –fundador de “Los minimalistas”– no encontraba ninguna razón para considerarse afortunado y mucho menos tenía la intención de retomar el rumbo de su vida. Sin sentido ni motivación, Fields tocó un fondo del que jamás creyó poder salir; a la mitad de ese oscuro viaje algo alumbró su camino. Esa luz lo llevó a reflexionar sobre todo lo que tenía (múltiples objetos) y qué tanta felicidad le proporcionaban todos estos. Su conclusión lo llevó a darse de cuenta de que nada de lo que poseía lo satisfacía y mucho menos le ayudaba a llenar los huecos que sus recientes pérdidas le habían dejado.
Fields comenzó por cancelar el servicio de Internet en su departamento, después se reto a sí mismo a pasar algunos meses sin celular, regaló su televisión, renunció a un trabajo que nunca le había gustado y dejó de preocuparse por todos los planes a futuro que en realidad no deseaba llevar a cabo. Poco a poco él se convirtió en un minimalista y a partir de ese momento su pasión por la vida y la felicidad de despertar un día más, regresó a su vida. Su mejor amigo, Ryan Nicodemus, se sorprendió al ver la casi inmediata recuperación que Fields tuvo después de una pésima racha; así que decidió preguntarle cuál era la causa de su indiscutible alegría.
De esa forma fue como el minimalismo llegó a la vida de Ryan y, finalmente, estos dos personajes decidieron entregarse de lleno a un estilo –no sólo de decoración sino de vida–. A partir del despojo de la mayoría de sus pertenencias y el desapego al significado de las mismas, ellos lograron un estado de plenitud inimaginable, mismo que se propusieron esparcir en distintos estados norteamericanos. Este par simplemente tomó su auto, preparó una maleta con unas cuatas prendas de ropa para algunos meses de gira y pagó por diversos espacios para reunir a un grupo de gente que los escuchara. Poco a poco su mensaje se difundió alrededor del mundo, hasta conseguir un espacio en televisión y radio que ayudó a que millones de personas se cuestionaran la forma en la que, hasta el momento, habían llevado su vida.
¿Por qué el minimalismo, una tendencia de estilo e interiorismo, se convirtió en una filosofía de vida a través de la que muchos han conocido la verdadera felicidad? A partir del documental “Minimalism”, el cual puedes ver en Netflix, las respuestas a esa pregunta llegan solas.
La realidad –por lo menos en la que vivimos ahora– es que compramos y nos deshacemos de todo tipo de artículos no porque los necesitemos o porque ya no sean utilizables, sino porque poseen o pierden su valor social. Es decir, adquirimos todo aquello que nos da estatus, confianza, seguridad y/o comodidad (de manera superficial). Por otro lado, los vacíos existenciales que –principalmente– nuestra generación sufre, surgen a partir de los apegos que creamos. Estos nacen –en primer lugar– por las personas que nos aman y cuidan desde que llegamos al mundo, pero cuando crecemos esa devoción se traslada hacia lo material.
Una de las entrevistadas en el documental de Joshua y Ryan, explica que en realidad no somos suficientemente materialistas como para darle el valor real a las cosas que tenemos. Es decir, somos mediocremente materialistas, pues sólo somos capaces de reconocer el valor simbólico que tiene algún objeto; por lo tanto, todo en lo que gastamos nuestro dinero jamás hará sentirnos tan dichosos como el amor, la amistad o el éxito personal. Todo se reduce a tener más y más pertenencias para ganar un lugar dentro de la sociedad cada vez “más alto”.
Lamentablemente, consumir de esa forma nos lleva a estados de frivolidad y descontento, ya que jamás sentiremos que tenemos suficiente porque en realidad nada de lo que compramos lo deseamos en realidad. No queremos y mucho menos necesitamos objetos, lo que realmente anhelamos es lo que creemos que nos proveerán: amor, placer, seguridad o cierto nivel sobre el resto.
En cambio el minimalismo –no sólo como tendencia decorativa sino como estilo de vida– procura, además de una mayor capacidad financiera, una libertad real. Al despojarte de tantas cosas o, mejor dicho, de obstáculos, es posible vivir el día a día como realmente quieres. Justo esa es la fórmula absoluta para encontrar, o bien, recuperar la felicidad.
El mensaje principal de “los minimalistas” se centra en que el dinero, los bienes materiales y las compras, sólo nos convierten en los personajes de un guión al que llamamos vida. De estas líneas es imposible escapar, a menos que comprendamos que las pertenencias no nos hacen más, pero si nos quitan mucho: dinero, esfuerzo, tiempo, tranquilidad, espacio y sobre todo libertad.
Es importante comprender que el consumismo no es un error; sin embargo, el consumismo compulsivo sí nos lleva a actuar de manera irracional: nos orilla a adquirir cosas que no necesitamos. Los objetos no son la respuesta a nada; mientras la vida que vivas no esté llena de confianza y propósitos, ningún automóvil, celular, inmueble, prenda, etcétera, suplirá la satisfacción de saberte y sentirte completo.
Vovlverte minimalista no es un proceso fácil; desde que nacemos vemos más de 5 mil anuncios publicitarios, los cuales se encargaron de repetirnos “así debe ser tu vida y todo esto es lo que debes tener”, hasta convencernos de ello. El mayor problema es que la humanidad cree que se define por lo que tiene y no ha comprendido que en realidad somos lo que hacemos. El minimalismo es la única corriente que nos sugiere utilizar los objetos y amar a las personas, no viceversa. Por lo tanto, un material detox es la única salvación para la crisis existencial que está matando en vida a tantas personas adictas a las compras, el consumismo y los bienes materiales.
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Referencia
The Minimalists