Porque quien ama nunca sabe lo que ama,
ni sabe por qué ama, ni lo que es amar.
Amar es la eterna inocencia
y la única inocencia es no pensar.
–Fernando Pessoa
Hubo un tiempo, antes de éste, en el que todo parecía más sencillo. Un par de cajas de cartón podían transformarse en un prominente castillo y una sábana vieja podía convertirnos en súper héroes sólo con atarla a nuestro cuello. El pesado saco de tomarnos todo en serio nos quedaba holgado aún y jugar era la única manera de relacionarnos con el mundo.
En el pasado recibíamos amor a manos llenas y nos sentíamos protegidos por ese cariño; sabíamos vivir en el aquí y el ahora, y con eso era suficiente para ser felices. Los “para siempre” estaban fuera de nuestro vocabulario, por única vez, no teníamos temor ni recelo respecto al futuro.
Desde entonces, sabemos y comprendimos que existe un tipo de amor que no se desvanece con el tiempo. Es verdad que la contingencia de los años modifica las relaciones e inevitablemente la vida nos va alejando de las personas que amamos. Sin embargo, hay un tipo de amor que no merma con el transcurrir del tiempo; al contrario, crece como una especie de enredadera.
Carolina Buzio, ilustradora nacida en Portugal y radicada en Berlín, nos presenta un colorido trabajo que fácilmente nos hace recordar lindas anécdotas del pasado. Por otro lado y como parte de su serie, Buzio dibuja esas muestras de cariño que sellan el amor de una pareja para siempre.
El amor absoluto, libre de ataduras y condiciones, también está exento de egoísmos; éste implica anteponer el bienestar del otro. No se trata de la negación de uno mismo por resignación, sino de la renuncia a la exacerbación del ego.
Amar trae consigo una complicidad tácita, misma a través de la que se unen fuerzas para enfrentarse al mundo como un par inseparable. El amor profundo también entraña sentimientos de amistad; incluso ésta puede ser la que fortalezca, en mayor medida, una relación. Entre una pareja la confianza construye puentes duraderos y así, el amor puede arriesgarse sin salir herido. Cerrar los ojos y dejarse guiar por la emoción es algo que sólo los amantes con fe el uno en el otro pueden hacer, ellos poseen una certeza inexplicable sobre el lazo que los une.
Sin embargo, ni el amor ni el enamoramiento implican la supresión de dos identidades. Compartir la vida con otro es como habitar en dos universos autónomos que crean experiencias de vida juntos. El amor tiene la cualidad de multiplicarse y cuando abrazamos lo más sagrado que tenemos es porque queremos protegerlo. Fortalecer los lazos con la persona con la que elegimos ser totalmente transparentes es fundamental y Buzio nos demuestra que a través de un apretón entre brazos y cuerpos esto es posible.
En nuestro interior habitan dualidades contrastantes, incluso desconocidas para nosotros mismos. ¿Qué hay de abrazar los propios temores? Finalmente, uno mismo es el mayor amor para toda la vida.
Las emociones encuentra múltiples formas de expresarse, pero –sin duda alguna– los abrazos sanan, reponen. Rodear al otro implica no sólo una cercanía física, sino espiritual, y contrario a lo que se piensa, el amor para siempre sí existe; sólo basta con mirar a nuestro alrededor.
Si quieres conocer más del trabajo de esta artista puedes visitar su cuenta de Instagram o su sitio oficial.
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