Algunos son secretos que nunca verán la luz, otras son grandes verdades de las que estamos orgullosas, también tenemos fantasías excéntricas y sueños únicos. Sin duda todas las mujeres deseamos algo, con toda la piel y a veces más interés del que nos gustaría, esperamos que aquello llegue el día menos pensado. Imaginamos que tocará nuestra puerta o que aparecerá en nuestro primer reflejo de la mañana.Todas quisiéramos un poco de polvo de estrella para dejar de llorar cuando alguien nos lastima, para esas veces en las que no todo sale como esperábamos; podríamos espolvorear un poco de éste mientras tratamos de continuar avanzando, aún si caminamos contra corriente. Además de polvos mágicos, nos vendrían bien un par de cosas más, pues a todas nos gusta tener el alma templada, el corazón bien lleno y el clóset lleno de zapatos.
Todas hemos soñado con viajar por todo el mundo, pero lo que más anhelamos es atrevernos a hacerlo solas y justo ahí, en compañía de nuestra sombra, experimentaremos eso que se llama libertad.
Tan complejas y sencillas son nuestras necesidades Por ejemplo, un filtro que nos retrate siempre perfectas, aún en la comodidad de una pijama y sin nada que nos coloree el rostro.
¿A quién no le falta tiempo para leer? Sobre eso que tanto tiempo hemos querido saber o aquello de lo que ya sabemos tanto. Sin prisas ni un límite de páginas, así es como queremos tirarnos en el jardín a terminar las páginas del libro en el que encontramos una versión de nosotras mismas.
Un amor, pero uno como el de Romeo y Julieta y no para que dure tres días, sino para sentir la emoción quemándonos por dentro. Alguien que admire todas nuestras pecas y que disfrute ver su reflejo dentro de nuestros ojos. Deseamos un amor de antes, que llame en lugar de escribir y nos abrace para dormir.
Qué encantador sería tener nuestro propio Sol, uno que nos alumbrara aún en los caminos más oscuros y complicados. Mismo que se asome cada vez que truene sobre nosotras. Se pondría justo cuando más necesitamos de su calor y nos haría sentir que detrás de él viene un mejor mañana.
Además de soles, amores y libros, sería maravilloso andar desnuda, sin ningún brassier que nos estruje la piel. Mostrarnos tal cual, sin miedos ni inseguridades, deambular sin pensar en nuestro cuerpo y cómo se verá ante los demás.
Por sobre todas las cosas, las mujeres deseamos un cabello largo, por lo menos en algún momento de nuestra vida. Queremos que éste baile al compás de nuestra sonrisa y que brille aún bajo la luz de la luna.
Además de una cabellera larga, disfrutaríamos tener un amigo imaginario también; no importaría qué forma o color tuviera, con sentirlo cerca bastaría. Él nos acompañaría a todos los sitios a los que nos da miedo llegar y en silencio sentiríamos su abrazo para recordarnos lo capaces que somos.
Obviamente también necesitamos un amigo real, más pequeño que nosotras y tan peludo como para convertir nuestro abrigo favorito en una prenda furry. Tal vez no sea de muchas palabras, pero sí alguien que nos inyecte energía al despertar.
¿Y qué tal un unicornio? De crin y cola larga, que corriera todas las noches y volara por las mañanas. En él escaparíamos cada vez que la realidad nos agotara, veríamos juntos el paisaje que muchas veces nos perdemos sin ni siquiera darnos cuenta.
Definitivamente lo que todas necesitaríamos sería un meteorito en lugar de corazón, tan fuerte como para aguantar cualquier decepción y tan brillante como para amar incondicionalmente. Un centro de materia incandescente para atravesar la atmósfera sin miedos ni fantasmas, que con su luminosidad alumbre el futuro y nos haga olvidar el pasado.
La ilustradora de esta serie es conocida como Coco Escribano. Ella retrata escenas de la vida cotidiana que se fusionan con elementos fantásticos. No se trata de fenómenos irreales, sino de situaciones, objetos o colores atestados de una belleza que pasamos por alto. Para la autora de estas ilustraciones, dibujar significa vivir y así cada una de nosotras debemos emprender la búsqueda a través de la que encontraríamos algo que nos haga dejar de desear para empezar a sentir.
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Imagenes
Coco Escribano