Es 1993 y la gota cae por segunda vez en la mano derecha de la Dra. Sattler. Ésta moja el mismo lugar en su piel pero algunas variaciones como accidentes microscópicos en la piel, sutiles cambios de temperatura y el pulso sanguíneo bajo ésta, provocan que la gota de agua siga una trayectoria distinta a la primera. Así trata de explicar el Dr. Ian Malcom la teoría del caos en “Jurassic Park”.
Para el arte los sistemas dinámicos de resultados impredecibles son fundamentales en los procesos de planeación y creación de toda pieza artística. El error, como método, ha sido explorado conscientemente desde comienzos del siglo XX; artistas como John Cage han profundizado en la teoría y ejecución de sistemas caóticos, de azar e indeterminación.
Actualmente durante un proceso post-fotográfico intervenido por medios digitales, el error de la máquina se transpone a la técnica de representación de la pintura. La obra de Jen Mann se basa precisamente en estos errores de naturaleza digital, mismos que se trasladan al lienzo.
El glitch –error en la encriptación del código de la imágenes– así como la pixelización –cambio de calidad en la imagen hasta la reducción en su elemento más básico de luz (el pixel)– se vuelven parte fundamental de los retratos de Mann.
Jen Mann, nacida en Canadá en 1987, es una pintora que trata de transmitir sus intenciones mediante una paleta de colores saturados y contrastados. Ella hace que estas combinaciones de tonos “fallen” para conseguir una representación realista de cada expresión. Las cabezas de hombres que Mann pinta flotan entre colores pasteles y ácidos, como si los errores de transmisión de información se volvieran parte de cada retrato.
Estos “errores de técnica” hacen que los hombres retratados parezcan insatisfechos, angustiados o limitados. Cada cuadro nos hace pensar que ninguno tiene lo que quiere, que han llegado tarde.
Los rostros de Jen Mann son los del error, tal vez ante una pareja a la que se decepciona o ante sí mismos. Quizá estas son las caras de la desolación, pues ninguno supo cuidar lo que amaba y menos comunicar lo que quería. Todos los días la comunicación se entorpece y más cuando el canal es un medio digital.
¿Cuánto de lo que se quiere decir no es posible transmitirlo? ¿Cuantos sentimientos se podrían sólo expresar mediante colores, olores, imágenes y canciones? ¿En qué equivocaciones caemos a diario para sentirnos movidos hacia la representación indeterminada del azar? ¿En verdad el corazón de la personas no está lleno de saltos random, dominados por una lógica comprensible pero incontrolable?
Los sentimientos como el azar o el caos, conforman un sistema que se deja de pensar a sí mismo; es decir un conjunto o entorno sin reglas fijas si determinantes. Estos procedimientos mantienen un flujo libre y constante que se actualiza constantemente. Este fenómeno nos lleva a comprender y concluir una sola cosa: amar no es cuestión de fórmulas, pues hay que dejarse llevar por el dinamismo de la imposibilidad.
El retrato, como rama de la pintura, es tan antiguo como la burguesía y eso lo vuelve un medio de expresión tan enigmático. Conoce los “Retratos subjetivos desde las entrañas sociales” y continúa explorando la relación del cuerpo y su representación a través de los “Retratos de una mujer que encontró su libertad en la perfección de su desnudez”.
*
Fuente:
Página oficial de Jen Mann