Vivimos en un mundo de hiperconsumo, en el que buscamos tener los mejores productos y accesorios con el único objetivo de no sentir el vacío de nuestra sociedad, cada vez más conectada y menos comunicada. Esa sociedad de hiperconsumo cubre falsas necesidades de sus integrantes, quienes a través del deseo adquieren productos con el único fin de sentirse mejor o más “felices”. Aquellos que llenan el vacío emocional con prendas lujosas o gadgets tecnológicos, deberían invertir su dinero en otros bienes que en realidad logren hacerlos sentir mejor.
La casa o el cuarto de una persona es el espacio, como diría Virginia Woolf, que nos sirve para estar con nosotros mismos, para pensar y reflexionar sobre, tal vez, una magnífica historia literaria. Y no sólo sirve para eso, una gran parte de nuestra vida la pasamos en nuestro hogar, y aunque hay más personas que se dedican a aparentar una vida que no tienen comprando cosas que los hagan lucir mejor, deberían considerar que tal vez, todo ese dinero que invierten en bienes simbólicos, podría servir para hacer un mejor espacio de relajación, para meditar y vivir una vida adecuada.
Nuestra habitación y hogar son tan importantes que muchas veces las consideramos parte de nosotros mismos. Pasamos un tercio de nuestra vida dormidos, por eso es importante que la habitación sea la ideal para hacerlo; ventilación, luz, espacio y comodidad son los ingredientes necesarios para hacer de ese lugar el adecuado.
Hay cuartos hermosos, los que con su diseño no sólo nos invitan a pasar nuestras noches en ellos y soñar bajo la protección de sus cuatro paredes, sino que se convierten en un espacio ideal para todo momento. Aquel que no quisiéramos abandonar por ningún motivo y en él que soñaríamos con bellos paisajes y anhelaríamos un mejor futuro.
Algunas páginas de Internet muestran los cuartos más hermosas alrededor del mundo bajo la denominación de Roomporn, esos cuartos que tan sólo con mirarlos, desatan un deseo por estar ahí, sentarnos en esos sillones, leer el libro que tiene sobre el buró o simplemente, recostarnos sobre la cama para dormir una larga siesta, con un ambiente fresco y un olor agradable.
Te presentamos una selección de los cuartos más hermosos del mundo, aquellos que se convierten en un símbolo de estética arquitectónica.
La sala de un penthouse con una vista hermosa y un decorado magnífico que hará que quieras no salir de tu hogar.
Un decorado serio pero casual con vista al bosque, ideal para que veas florecer el paisaje en primavera o nevar en los fríos días de invierno.
Un cuarto totalmente blanco que, aunque es pequeño, tiene una cama bastante cómoda y los amaneceres se harán a la vista del mar.
Un enorme loft en el que podríamos hacer miles de actividades.
Un cuarto decorado rústicamente en el que, con mucha ventilación, podrás disfrutar el calor tropical junto al mar.
Una casa que se conecta a través de una resbaladilla y con una decoración fabulosa que va acorde a todo el estilo del hogar.
Una sala rústica para todo bohemio de la música, en la que los libros y una buena fogata te acompañarán diario.
Un cuarto gris para un gran rockstar; con estilo y decoración adecuada para que se sienta en el lugar perfecto.
El baño más bello del mundo.
La habitación de ensueño, con piso de cristal que te permita tener a la naturaleza debajo de tus pies y la decoración ideal para que te sientas como un navegante de los mares.
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