Todos nos hemos equivocado y arrepentido por algo; nada hay malo en aceptarlo. La fascinación que tenemos por decir que el remordimiento es equivocado, que no deberíamos afligirnos por nada que se encuentre en el pasado, que en vez de retractarnos deberíamos festejar por una oportunidad de aprendizaje, es totalmente falsa. Además de insulsamente positiva, es una cadena de aseveraciones sin fundamento. Está completamente bien desear no haber hecho algunas cosas, fantasear con un “si hubiera”. Sabemos de antemano que no existe, pero eso no quita que podamos anhelarlo.
“A veces por mal gusto, en otras ocasiones por ebriedad; sin embargo, la mayoría de los tatuajes que causan arrepentimiento están relacionados con un mal momento de elección”.
Entre todas esas cosas que usualmente causan arrepentimiento en nuestra historia personal, los tatuajes se encuentran en un lugar privilegiado. Esos dibujos de rebeldía y alguna moda que, con seguridad, nos incitaron a hacer una estupidez en nuestro cuerpo antes de pensar bien las cosas. Y por estupidez no nos referimos al acto de tatuarse, por supuesto, sino a elegir un mal sitio, un diseño horrible o los colores más espantosos que podríamos haber visto. Los tatuajes son señales de quiénes somos, pero mal elegidos sólo pueden hablar sobre los arrebatos que somos capaces de alcanzar.
A veces por mal gusto, en otras ocasiones por ebriedad; sin embargo, la mayoría de los tatuajes que causan arrepentimiento están relacionados con un mal momento de elección. Con un apresuramiento que fue innecesario y sólo produjo una mala estampa que se quedará allí por siempre.
Por eso es mejor esperar y verificar que nada extraño esté ocurriendo, que no haya razones para tomar una mala decisión; por ejemplo, si experimentas alguno de los siguientes puntos, es en extremo obvio que debes relajar tu ímpetu. El momento del gran tatuaje vendrá, sólo no hay presionar demasiado.
Si tú…
… no sabes lo que quieres
Quizá sea una buena idea pensar un poco las cosas, retomar tus experiencias de vida, observar con detenimiento tus aficiones, sacar una que otra inspiración de tu música, hablar con alguien sobre lo que te gustaría en la piel, pedir consejos a un tatuador, etcétera. No te tatúes porque sí.
… no soportas el dolor
Aguarda. Cuando alguien te dice que un tatuaje no duele, está mintiendo. Estos duelen y algunos más que otros, lo que pasa es que es un dolor soportable e incluso adictivo para algunos; así que, si no te has preparado mentalmente para esto, hazlo antes de tomar una decisión.
… no has guardado dinero
Ahorra. No por planear equivocadamente tu tatuaje vayas a un estudio barato donde no sepas ni siquiera con qué tintas te van a rayar el cuerpo. Si lo que te interesa es tener uno sin importar el precio o la calidad, en realidad no lo quieres. Piénsalo.
… te estresas al pensarlo
Recapacita por qué te pone nervioso y qué te está motivando para conseguir uno. Si es el primero, obvio es algo que suscita un poco de nerviosismo, pero si ya estamos un extremo de pánico, quizá no sea un buen momento para ponerte bajo una aguja.
… sientes presión
Recuerda que un tatuaje es algo personal; no porque el resto de tus amigos o gente que te rodea tenga uno, quiere decir que tú debas hacerlo en cuanto antes. Busca en tu cabeza el diseño y explora en diferentes estudios hasta que todo se dé de manera orgánica.
… no sabes dónde lo quieres
No elijas el primer punto de tu cuerpo para plasmar una imagen. No todos los tatuajes tienen significado ni deben remitir a algo sumamente profundo, pero piensa en la estética de tu anatomía y básate en ésta para conseguir un buen look de lo que estás solicitando.
… sientes pereza por el cuidado
Piénsalo dos veces. El cuidado posterior a un tatuaje es delicado y requiere atenciones muy específicas y pacientes. Si no crees poder manejar esto con delicadeza, espera un poco más. Por lo visto, no tienes la suficiente motivación como para hacerlo.
… no has hecho investigación de campo
Quiere decir que no te has involucrado lo suficiente y es probable que vayas a cualquier sitio si es que nos descuidamos. Entonces, averigua sobre algunos estudios, lee sobre algunos estilos e investiga a ciertos tatuadores. A partir de eso, sabrás cuánto pagar y cómo solucionar mejor tu diseño.
… crees que afecte en tu trabajo
Tienes todo el derecho para esperar más y pensar qué es lo que estás haciendo en muchas cosas. Un tatuaje hace que te replantees tu trabajo, tus gustos, tu carrera profesional, etcétera. Por lo tanto, podrías averiguar qué hacer antes de marcar tu piel. Si tienes la disposición de afrontar los estigmas de la gente y los jefes, adelante.
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Hacerse un tatuaje es cosa de pensarse, pero tampoco tanto. Si se piensa en exceso, suelen irse los meses y podrías nunca hacerlo; pero no está de más que tengamos en claro estos puntos antes de aventurarse a algo nuevo. Tatuarse no es fácil, es una elección global. Así que hay que estar mil y un por ciento seguros en el mejor de los casos. Para continuar con el tema, lee estas razones por las que tus papás odian los tatuajes y verifica si alguna vez te sentiste así, además de haber considerado en el extremo de las desesperaciones esos tatuajes temporales para las personas indecisas.