La luna llena estaba en todo su esplendor una noche fría y oscura en 1974. Ésta se postraba justo arriba de Minnesota, donde las estrellas parpadeaban incansablemente como si estuvieran ansiosas por un evento especial, era una premonición de lo que estaba por ocurrir. Aquel 14 de abril llegaron de diferentes lugares alrededor de 74 miembros pertenecientes al Consejo Americano de Brujas con ropajes oscuros, cabelleras largas y rostros misteriosos. El sitio, que se encontraba en medio del bosque, se llenó.
El lugar se iluminaba con la Luna, pero también con una fogata cuyas llamas sobrepasaban la altura de una persona. Así, entre fuego y estrellas fueron acercándose uno a uno los miembros del Consejo, quienes, fieles a su tradiciones y formas de vida, exponían los peligros a los que se enfrentaban, los castigos injustos a los que se les sometía y la aberración de la sociedad por sus creencias. La mayoría eran mujeres y absolutamente todas tenían un historia de discriminación y odio que contar. Por ello, Carl Llewellyn Weschcke, el presidente de Llewellyn Worldwide Ltd., una de las editoriales más grandes dedicadas al ocultismo y paganismo, le pidió a varios de los practicantes que se reunieran para poder crear 13 principios que sirvieran como una especie de apoyo y defensa para todos aquellos que no estuvieran de acuerdo en adorar a un Dios o seguir una creencia específica y prefirieran ser parte de la comunidad wicca del mundo, misma que era satanizada y erróneamente calificada como burda.
Las congresistas estaban cansadas de ser vistas como esposas de Satanás y, por supuesto, se habían hartado de ser asesinadas, mutiladas o condenadas por el simple hecho de tener un alma libre que prefería creer en la naturaleza y en que su cuerpo estaba hecho para gozar de los placeres; por lo que más que reclamar el derecho a creer en un personaje no reconocido, buscaban una ley que les diera protección de los malos tratos y las burlas, así como de las muertes.
De este modo, el congreso dio inicio con un debate entre el bien y el mal, así como una plática en la que poco a poco comenzaron a salir las necesidades de cada persona y pronto ya habían 13 principios que fueron aplaudidos y bien recibidos por cada uno de los paganos ahí presentes. Dichos principios se basaban en las condiciones de vida que ellos seguían, las historias y anécdotas de cada uno y su postura ante la religión y las creencias en general:
1. Practicamos los ritos para sintonizarnos con el ritmo natural de las fuerzas de la vida, marcadas por las fases de la Luna y las estaciones del año.
2. Reconocemos que nuestra inteligencia nos hace sentir responsables hacia el medio ambiente. Buscamos vivir en la armonía con la Naturaleza, en el cumplimiento del equilibrio ecológico y con consciencia dentro de un concepto evolutivo.
3. Reconocemos que tenemos un poder mucho mayor al de las personas comunes. Debido a que es mas grande de lo normal, algunas veces es llamado sobrenatural, pero nosotros lo vemos como algo natural.
4. Concebimos al Poder Creativo del Universo como manifestación a través de la polaridad (masculino y femenino) y que este poder creativo está en todas las personas. No valoramos un sexo sobre el otro, sabiendo que cada uno es soporte o complemento del otro. Valoramos el sexo como fuente de placer, como símbolo y encarnación de la vida y como una de las fuentes de energía usadas en la práctica mágica y el culto religioso.
5. Reconocemos los mundos exteriores e interiores. Vemos en la interacción de estas dos dimensiones la base para los fenómenos paranormales y ejercicios del magia. No privilegiamos una dimensión sobre otra, siendo ambas necesarias para alcanzar nuestros objetivos.
6. No reconocemos ninguna jerarquía de autoridad, pero honramos a aquellos que enseñan, respetamos a aquellos que comparten su conocimiento y sabiduría, y reconocemos a los ofrecen su liderazgo.
7. Vemos la religión, la magia y la sabiduría unidas en la perspectiva que tenemos del mundo. Esta filosofía de vida la identificamos como la WICCA o WICCAN WAY.
8. No se es brujo por autonombrarse así, ni por acumulación de títulos, iniciaciones ni por herencia. Un brujo busca controlar su fuerza interior de tal manera que pueda tener una vida con sabiduría, sin causar problemas con los demás y en armonía con la Naturaleza.
9. Creemos en la afirmación y en la realización de la vida como una continuación de la evolución y el desarrollo de la consciencia, que le da significado al universo que conocemos y a nuestro papel personal dentro de él.
10. Nuestra animosidad hacia el cristianismo u otra religión o filosofía de vida también se extiende hacia las instituciones que clamaron ser el “único camino”, buscando limitar la libertad de los otros y suprimir otras practicas religiosas y / o creencias.
11. Los brujos norteamericanos no nos sentimos amenazados por los debates sobre la historia de la práctica de la brujería, sobre los orígenes de varios términos, o la legitimidad de varios aspectos de las diferentes religiones. Nosotros nos ocupamos de nuestro presente y futuro.
12. No aceptamos el concepto del mal absoluto. No rendimos culto a ninguna entidad conocida como Satán o el Diablo, como los define el cristianismo. No buscamos poder a través del sufrimiento de otros, ni buscamos un beneficio personal a costa de terceros.
13. Trabajamos con la Naturaleza porque contribuye a nuestra salud y a nuestro bienestar. No nos doblegamos ante tradiciones de otra época o de otra cultura, y no obedecemos a nada ni a nadie más que a la divinidad que se manifiesta a través de nuestros seres.
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Esto principios bien podrían ser una ayuda a la realidad en la que estamos inmersos, ya que quizá no seas una bruja, pero podríamos apostar a que te han tratado como tal, quizás en la escuela, en casa o en la calle, pero en algún momento todas las mujeres han sido tratadas inadecuadamente, quemadas en la hoguera, no literalmente, claro, pero sí juzgadas como si hubieran cometido el peor pecado de mundo. Vivir no debe ser un peligro para nadie, por ello, todas estas brujas pusieron su dignidad en alto para decirle a todos que ser una wicca es un privilegio y todas pueden serlo, puesto que no es una condición biológica sino de pensamiento, mismo que puede ayudarte a sentirte más poderosa, con agallas y sin miedo a ser mujer.
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Acércate a tu lado místico con estos tatuajes y algunos símbolos que se convertirán en tu guía espiritual.