Lo único que necesitas para armar una cámara oscura o cámara casera, como muchos la llaman, es un contenedor de cartón o plástico que por dentro esté pintado de negro, además de un estenopo. Es decir, un agujero en alguna de las caras de la caja para dejar entrar la luz exterior y poder retratar una imagen. Después de cargar y disparar esta cámara se debe llevar la fotografía obtenida a un cuarto oscuro donde la imagen se revelará conforme la luz roja y algunos elementos químicos necesarios para el revelado penetren en ella.
El detallado proceso para construir tu propia cámara fotográfica y revelar tus tomas es tan artístico e íntimo como el de hacerte un tatuaje. Ambas capturas, una en la piel y otra en papel fotográfico, detienen el tiempo para encapsular un momento especial. Ya sean trazos de tinta o secuelas de luz, estas imágenes congelan el presente y reviven el pasado para toda la vida.
Recordar los momentos más especiales de tu historia no sólo es posible a través de un álbum fotográfico, los tatuajes que adornan tu piel de manera discreta y elegante también guardan algunos fragmentos del camino que ya recorriste. El color, diseño y la forma de un tatuaje es el título de algún capítulo de tu vida plasmado sobre la piel. Una enseñanza, un gran amor, una noche inolvidable, una primera vez, una gran sueño… todo puede ser parte del trazo que incrustes en tus poros para la eternidad.
Es por ello que una flor minimalista y a color nunca dejará de ser la expresión máxima de belleza, intimidad y pureza con la que todos queremos recordar cada segundo de nuestro pasado.
No importa el lugar ni el tamaño, la sencillez, pulcritud y elegancia del minimalismo puede guardarse en cualquier pétalo, tallo o botón. Inspírate en todas estas ideas y crea tu propia versión para llevar tu color y flor favorita sobre tu cuerpo.
