¿Por qué escribimos? Si la naturaleza nos ha dotado de sonidos y movimientos para poder comunicarnos efectivamente, parece incluso ilógico que necesitemos tantas maneras de comunicarnos. Pero si pensamos de una forma mucho menos limitada, podemos decir que la comunicación no sólo se da entre los seres humanos. Si algo nos define como especie es la capacidad de ver y creer en algo que está mucho más allá de nuestra propia vista; podemos llamarlo como queramos, lo importante es que sepamos que, aunque no podemos verle el rostro —si es que lo tiene—, mantener la comunicación con esa fuerza es sumamente importante.
Hay quienes ven en la escritura la mejor forma de romper distancias a través del lenguaje. Sin embargo, los grandes místicos y adivinos chinos que vivieron entre los siglos XV y X a.C. pensaron —al igual que los pueblos Judíos— que la palabra era la única forma en la que una persona podía recibir mensajes divinos. Pero claro, es absurdo pensar que alguien pueda hablar desde el cielo o desde algún otro punto del Universo. Así que después de escribir su inquietudes en el hueso de un buey o el caparazón de una tortuga, éstos eran expuestos al fuego para que las grietas generadas por el calentamiento fueran interpretadas como caracteres y letras inventadas por los propios dioses para contestar a todas las preguntas de los humanos.
Símbolo de la felicidad
Símbolo de la verdad
Símbolo de los sueños
Es así como, entre los miles de caracteres chinos que hoy se conocen, existen algunos que tienen connotaciones mágicas capaces de resguardar o exaltar las pasiones fundamentales del ser humano. Estos símbolos, al evocar palabras de uso común como amor, abundancia, verdad o felicidad; forman parte del vocabulario cotidiano de las personas, quizás esa la razón por la que ya nadie cree en la magia que esconden dentro de sí, simplemente los ven como una palabra más que incluso podría ser borrada y sustituida en un texto sin alterar su significado. Sin embargo, la magia permanece.
Símbolo de la paz
Símbolo del espíritu
Símbolo de la fuerza
Su poder persiste a pesar de su cotidianidad, en amuletos y diferentes afiches que atraen la buena fortuna, estos símbolos siguen apareciendo tanto en china como al rededor del mundo. Pero ahora no sólo basta con llevarlos grabados en algún metal dorado o cualquier otro artefacto que guarde dentro de sí alguna propiedad mágica; de repente estos ideogramas saltaron del papel a la piel surtiendo un efecto parecido —si no es que más fuerte— al que tenían cuando eran inocentes ideogramas puestos con fe en algún afiche dotado de energía.
Símbolo de la fe
Símbolo del amor
Símbolo de la calma
Al adaptarse al cuerpo de las personas, estos símbolos han encontrado una mayor fuente de energía a través del tatuaje. Más allá de que sean símbolos de amor, paz o cualquier otra virtud, estos tatuajes confieren seguridad a quien los porta y la capacidad de comunicarse con una especie de yo interior que ha permanecido oculto esperando un mínimo toque de divinidad para despertar de ese sueño en el que se encontraba. De modo que si escribir de verdad tiene un función más allá que la de comunicar, ésa es mantenernos en contacto con una fuerza oculta que nos llene de valentía y coraje para hacerle frente a cualquier problema.
Símbolo del respeto
Símbolo de la furia
Símbolo del sexo