Los fetiches hacia diferentes partes del cuerpo han sido retratados por pintores y escritores a lo largo del tiempo, justo para obtener un testimonio tangible de la sensualidad que reinaba en su época. En el siglo XIX, por ejemplo, los tobillos de las mujeres eran el gancho perfecto para que incluso los miembros más rectos de la sociedad perdieran los estribos. Novelas como María de Jorge Isaacs retratan este peculiar fetiche sazonándolo además con una serie de coqueteos en los que la piel de los hombros tiene una fuerte presencia.
Ahora, acostumbrados a otra clase de erotismo, estos casos nos parecen ridículos e infantiles, sin embargo, vale la pena replantearse la noción que tenemos acerca del erotismo. ¿Qué podría ser más sensual que la piel que no se ve pero existe? Considerando que es precisamente la insinuación la piedra angular del erotismo, es preciso pensar que, aún en nuestros días, todavía queda algo de ese apego hacia lo oculto y lo prohibido; aquello que coquetea con la mirada, dejándose ver de vez en cuándo y en breves momentos.
No es gratuito que sigan existiendo prendas como los off the shoulder y cold shoulder tops cuyo diseño deja al descubierto los hombros de las mujeres justo como ocurría con los vestidos decimonónicos; aunque como era de esperarse, ya no se muestra esta parte del cuerpo con las mismas intenciones que hace poco más de 200 años. El uso de esta prenda va más enfocado hacia la elegancia y el buen gusto, la piel pasó a ser un complemento en el outfit de las mujeres que gustan de llevar una pieza como dichos tops.
Complemento o no, la piel en estos casos necesita de un detalle que la haga resaltar aún más, ya no basta sólo con la joyería o la calidad de las prendas que acompañen a top u otras piezas. Ante la necesidad de ese extra que necesitan estos looks para lucir un tanto más sofisticados, algunas personas decidieron utilizar tatuajes justo en las clavículas.
No es que los collarbones hayan perdido ese atractivo que apenas a mediados del año pasado cobró tanto peso, sin embargo, ¿quién podría negarse al estilo que otorgan un par de violetas flanqueando el pecho? Como en casi cualquier zona del cuerpo, las flores son los protagonistas de estos tattoos, aunque a decir verdad, cualquier figura, en cuanto sea un diseño alargado, puede encajar en esta zona, desde estrellas hasta incluso una frase que importante, todo puede ser grabado en esta parte y exaltar aún más su belleza.
El dolor que provocan las agujas al chocar con la frágil piel que rodean las clavículas bien vale la pena en cuanto revelan toda la elegancia que se esconde en unas cuantas líneas, más que una tortura o, por qué no, un fetiche, estos tatuajes se presentan como una alternativa para quienes quieren llevar sus looks hacia un punto más alto del estilo. Un lugar en el que ya no sólo bastan las prendas para expresar el buen gusto de una persona.