Opinión:
El décimo aniversario del fallecimiento de Michael Jackson está cada vez más cerca y miles de fanáticos no podrán disfrutar de las canciones del Rey del Pop, o al menos no vía radio. El estreno del documental Leaving Neverland abrió nuevamente la profunda herida que las acusaciones de abuso sexual dejaron en la carrera del cantante, y abre el debate no sólo de la culpabilidad o inocencia del cantante, sino del grado de responsabilidad que tuvieron las personas que rodeaban al acusado y los acusadores, e incluso, de los fanáticos.
Fuera del aire
Recientemente varias estaciones de países como Canadá y Nueva Zelanda, anunciaron que la música de la estrella del pop no sonaría más en sus estaciones. La medida ha sido tomada para evitar promover la imagen del cantante mediante su música. Aunque no en todas es definitivo, y dependerá en buena medida de la reacción de la audiencia, dejar a Michael fuera del aire habla de la postura tan firme que diversos medios y espectadores están tomando en torno a Jackson tras las nuevas y fuertes declaraciones hechas en Leaving Neverland.
Leaving Neverland
El escándalo regresó con la llegada de Leaving Neverland, un documental dirigido por el ganador del BAFTA, Dan Reed, en el que Wade Robson y James Safechuck, supuestas víctimas de Michael Jackson, hablan sobre su infancia al lado del cantante. A lo largo del filme, narrarán los presuntos abusos sexuales a los que fueron sometidos por Jackson y la manera en que ellos y sus familias eran manipulados. La cinta que fue estrenada en Sundance y posteriormente llegó a HBO cuenta, entre otras cosas, con los testimonios de familiares de Robson y James, y fotografías de ellos en su infancia al lado del intérprete. Con testimonios como “me dijo que yo era su mejor amigo y la única persona con quien había tenido actos sexuales así que yo, de todos los niños en el mundo, era el escogido” y “cuando estuve con él, cada noche que pasé con él, abusó de mí. Jackson tocaba todo mi cuerpo”, el documental ha resultado totalmente impactante.
Amenaza de demanda
Sobre la profunda decepción de millones de fanáticos, ha sido arrojada una luz de esperanza respecto a las nuevas acusaciones. Ésta proviene de Brett Barnes, quien al igual que Robson y Safechuck, pasó varios años de su infancia al lado del cantante. Desde que comenzaron las acusaciones en contra de Michael varios años atrás, hasta ahora, Brett ha declarado que nunca hubo abusos por parte del cantante hacia él, y amenaza con demandar al documental y a HBO por haber usado su nombre e imagen sin permiso. En el filme, Wade asegura que Brett también fue abusado, sin embargo durante el juicio de Michael, Barnes declaró en favor de Jackson.
Barnes no ha dudado un segundo en calificar de “falso” el documental y asegura que sólo está respaldando a un par de mentirosos y perpetuando falsas acusaciones sin hacer una verdadera investigación.
El mundo estuvo bien con eso
No es la primera vez que Michael es señalado por Wade Robson y James Safechuck. En el pasado fue demandado y declarado inocente de las acusaciones interpuestas por ambos. Michael siempre aceptó que Robson, Safechuck, Barnes y otros niños, incluido Macaulay Culkin, pasaron mucho tiempo con él y que incluso durmieron en su cama, sin embargo aseguraba que nunca hubo contacto físico de ningún tipo y lo describía como inocentes pijamadas. Al respecto, Dan Reed, director del documental ha declarado: “La historia de Jackson era que él amaba a los niños, pasaba la noche con ellos y que era algo hermoso porque nunca los tocó sexualmente. Normalizó el contacto físico cercano y el mundo estuvo bien con eso por años. Tenemos que establecer que no hubo contacto físico inocente. Era completamente actividad sexual. Y es por eso que están estas escenas brutalmente gráficas descritas en el filme”.
Culpa colectiva
La declaración de Dan Reed toca un punto fundamental que fácilmente nos puede encaminar a una suerte de culpa colectiva. Olvidando por un momento todo lo que sabemos del caso, y borrando el nombre de Michael de nuestra mente, escuchar que un hombre invita a niños que no son de su familia a su casa, a jugar con ellos y pasar la noche en la misma cama nos conduce inmediatamente a una sensación de desconfianza.
Nos guste o no, que un adulto quiera pasar tanto tiempo con menores nos resulta sospechoso y fuera de lo común, sin embargo para los padres de estos niños resultó perfectamente normal. Y no sólo ellos, nuestra admiración por el intérprete de “Thriller” bloqueó por completo nuestro primer instinto hacia la conducta de un hombre mayor que se acostaba en la misma cama que un grupo de niños sin sus padres. Culpable o inocente, haciendo cosas buenas que parecían malas o al revés ¿en qué momento normalizamos la situación de Michael con dichos infantes? ¿Haber hecho a un lado el fanatismo y pensar fríamente las cosas habría frenado a tiempo las acusaciones (ciertas o falsas) en contra de Michael? ¿Junto al cantante, permitimos todos que esto llegara tan lejos?
En manos de los fanáticos
Michael está muerto. En el escenario más objetivo posible, no hay nada ya que hacer contra el cantante, quien por cierto debemos recordar, ya había sido juzgado por estas acusaciones y encontrado inocente. Decidir entonces si era culpable o no, está en manos de sus fanáticos y quienes deseen ver Leaving Neverland. Escuchar o no su música, debería ser también elección de la audiencia, la misma que decide si ve o no un filme de Woody Allen, o si nunca más verá una película de Roman Polanski.
A pocos meses de que se cumplan diez años de la muerte de Michael Jackson, la polémica está más viva que nunca. ¿Deberíamos dejar de escuchar sus canciones y “dejarlo morir” de una buena vez?
*Este artículo representa la opinión de la autora, y no tiene relación directa con la de Cultura Colectiva.
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