En 1998, cuando aún no existían las redes sociales como las conocemos, Monica Lewinsky se hizo “viral”. Cuando trabajaba como becaria en la Casa Blanca, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, tuvo una relación con ella que resultó en un escándalo internacional. Y mientras el mundo siguió adelante y “perdonó” a Clinton, Lewinsky fue el blanco de burlas y escarnio público durante años por venir. Por esa razón ella sabe lo que es estar en la mira del mundo, y ahora escribió su opinión sobre el caso Johnny Depp y Amber Heard para Vanity Fair.
“A menos que seas un troglodita, has estado expuesto a algo relacionado con el juicio Depp vs Heard durante las últimas semanas”, escribe Lewinsky. “Como muchas personas he mirado a otra parte, con fascinación culpable, incluso cuando he seguido la conflagración de la difamación. Como todos hacemos hoy en día, vemos, leemos o consumimos en fragmentos estos asuntos privados convertidos en espectáculos, con el miedo de que la vulgaridad nos deje una especie de hedor virtual o, en mi caso, con la preocupación de que verlo demasiado sea detonante (¿No sabes de qué hablo? Busca en Google: 1998)”.
Monica Lewinsky admite que ella también ha seguido de cerca el juicio entre Johnny Depp y Amber Heard. Él demanda a su exesposa por difamación, después de que en 2018 publicara un texto en The Washington Post donde habla de ella misma como una “figura pública que representa el abuso doméstico”. Y aunque es Depp quien acusa a Amber Heard de haberlo difamado con dicha pieza, lo que lo habría llevado a perder importantes contratos y papeles en películas, lo paradójico es que es ella quien ha recibido todo el peso de la difamación a partir del nuevo juicio. Lewinsky habla sobre la misoginia que desató el “espectáculo público”:
“No me sorprendió que los memes sobre Amber Heard superaran en número aquellos sobre Johnny Depp. No me sorprendió que el discurso cruel y vitriólico estuviera predominantemente dirigido a la mujer. Y no debí haberme sorprendido (pero lo hice) de que, poco después de mi búsqueda, empecé a recibir publicaciones sugeridas sobre el juicio. Pero eran menos sobre Depp y Heard; parecían idolatrar a Camille Vazquez (la abogada de Depp) por su ‘ejecución’ examinando a Heard. (Oh, ¿creyeron que no tendríamos acción de mujeres contra mujeres en este juicio? Pero si está entre los grandes éxitos de la misoginia)”.
Más allá de las implicaciones que ha tenido la mediatización del caso en las vidas de los involucrados (Amber Heard ha dicho que ha recibido acoso y amenazas hacia ella y su hija de un año, por lo que sus planes a futuro incluyen salir de Los Angeles para vivir en el desierto), Lewinsky también habla del impacto que tendrá en la sociedad en general:
“Este espectáculo legal sería suficientemente triste si solamente impactara las vidas de Depp, Heard y sus seres queridos”, escribe. “Sería suficientemente triste si consideramos cómo ha impactado a las personas sobrevivientes de violencia doméstica o a quienes encontraron fuerza en el movimiento Me Too. Sin embargo, son las implicaciones mayores en nuestra cultura las que me preocupan: las maneras en que hemos avivado las llamas de la misoginia y, de forma independiente, el circo de las celebridades”.
“Conforme hemos visto esta historia desenvolverse, ¿a qué nos da derecho?”, continúa. “¿Nos da derecho a decir a quién le ‘creemos’? ¿A repetir los hechos que hemos recogido cuidadosamente y que nos han llevado, como jueces virtuales, a ‘sentirlo en los huesos’?”. Lewinsky habla de que todos, como espectadores, somos culpables de la forma en que se ha desenvuelto el caso y sus implicaciones. “No importa a quién favorezca el jurado”, finaliza ella. “Si a la demandada Heard o al demandante Depp. Nosotros somos los culpables”.
Monica Lewinsky ha hablado sobre su propia experiencia en una TedTalk. Entre otras cosas, habla de la “cultura de la humillación” que casi le costó la vida, y cómo ha salido adelante tras el escándalo con el presidente Clinton en 1998. Puedes verlo aquí: