En el 2007, ser friki o nerd todavía no era cool. Iron Man no se había estrenado, pocas series de superhéroes se desarrollaban, los cerebritos tipo Sherlock aún no estaban de moda y en general, aquellos que leían cómics todavía eran vistos como freaks. Lo único que había eran dos películas de Batman, unas cuantas de X-Men y cualquiera que hablara de ellos de forma excesivamente entusiasta, podía ser motivo de burla.
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Cuando comencé a ver The Big Bang Theory tenía aproximadamente 15 años, recién llegado a la preparatoria, y me sentía como un outcast, como un bicho raro. Claro, había gente que también le gustaban los héroes, los cómics y hasta el anime, pero –por supuesto– eran igual de extraños que yo. En el momento en el que conocí a Leonard, me identifiqué con él. Un freak que amaba todo lo relacionado con la ciencia ficción, pero que sentía culpa, ya que quería formar parte del “mundo real”. Leonard se sentía avergonzado por sus amigos y sus gustos porque sabía que nadie se acercaría a él.
Pero aunque la serie sí trató de insertar a Leonard al “mundo real”, en realidad nos mostró algo distinto: que es preferible aceptarnos a nosotros mismos, y querernos, para poder conectar con otras personas. Aunque Sheldon es la figura más importante dentro de la serie, es Leonard con quien nos podemos identificar plenamente: es torpe, tiene conocimientos pero siente que es una farsa, y lo único que quiere es ser feliz. Pero además de eso, la serie evolucionó gracias a que el mundo también lo hizo.
Desde 2008, Marvel comenzó una revolución que se sigue viviendo hasta nuestros días. De pronto, los cómics ya no eran sólo para frikis sino para todo el mundo. Iron Man marcó el inicio de un universo que derivaría en decenas de cintas, algunas series, y otras productoras creando sus propios productos. De pronto, todo aquello que sólo amaban los “frikis” se hizo popular. Claro, algunos lo odiaron, pero sirvió para que muchos de nosotros usáramos ese puente, aceptáramos lo que éramos en realidad, y nos integráramos con los nuevos personajes de estos mundos.
Volviendo a Leonard, él era el único de la pandilla con una evolución clara hacia la apertura y la honestidad. Sheldon está cómodo en su mundo, Howard vive en una fantasía y Raj no tiene el valor ni para hablarle a alguien (al inicio), pero Leonard busca abrirse, y es a través de Penny que lo logra. Lo vemos luchar con ella, aceptarla, buscar reciprocidad, el esfuerzo y los resultados. Como él, muchos de nosotros crecimos en ese tiempo, abriéndonos, sin miedo a salir heridos, pero lo más importante es que Leonard no rechaza su identidad como al inicio, ya que eso es parte de lo que atrajo a Penny.
Más allá del amor por la ciencia ficción y los cómics, vale la pena resaltar el hecho de que todos son científicos. ¿Quién no fue bulleado por ser diferente al resto, por saber un poco más? Estos personajes representaban esas heridas, en cierta forma, y el proceso de revertirlo y enorgullecerse de lo que son. El simple hecho de que sus profesiones sean distintas a las típicas que vemos en televisión impulsará a nuevas generaciones a sentirse bien por lo que son, e inspirarse a seguir adelante, siempre apoyándose en otras personas. El mismo Sheldon, al final de la serie, debe aceptar que sin sus amigos, no podría estar hasta donde está, dando una lección más.
The Big Bang Theory no es una gran serie y dejé de seguirle la pista durante algunos años, pero a veces la recuerdo y pienso en que llegó en un momento clave en la cultura popular y marcó un antes y después. Ahora la inteligencia es sexy, y ser friki es lo más normal del Universo. Al final, es una obra sobre amistad, amor y respeto. Y todo comenzó con un big bang.
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