Este artículo fue originalmente publicado por Silvana Mejía el 3 de marzo del 2016.
No hay nada mejor que compartir bellos momentos con tu pareja, ese alguien capaz de hacerte sentir dueño del mundo y que con una palabra logra alegrar el día; la persona que ama nuestros defectos más que nuestras virtudes.
A partir de la convivencia, el conocimiento del otro y el amor que se tienen, muchas parejas comienzan a compartir detalles de su vida más allá de lo sentimental: un departamento, cuentas de ahorro para viajes juntos y mascotas; estas circunstancias determinan más de lo que creemos el rumbo de nuestra relación.
Compartir la responsabilidad de alimentar, cuidar, querer y mimar a una mascota trae consigo muchos beneficios en las relaciones de pareja.
Será el guardián de tu hogar.
El lugar en el que vivimos con nuestra mascota lo considerará su hogar, en consecuencia, sentirá el impulso de protegerla y cuidarla, así como a nosotros y a nuestra pareja.
Beneficia la actividad física de ambos.
Las mascotas, especialmente los perros, necesitan tiempo en el exterior para caminar, correr y sentirse en movimiento; los responsables de que esto suceda seremos nosotros y nuestra pareja.
Contribuye a nuestra estabilidad emocional.
Está demostrado que una mascota puede mejorar nuestro humor en cualquier momento, además nos ayuda a mejorar nuestra estabilidad emocional con sus muestras de aprecio y cariño.
Es la perfecta compañía para ambos.
No hará distinciones entre nuestra pareja y nosotros, nos querrá igual y procurará estar con ambos el mayor tiempo posible.
Ayuda a mejorar la vida social entre la pareja y su entorno.
Salir con nuestra mascota y buscar nuevos caminos para pasear hará que nos crucemos con los vecinos y que nuestra relación con ellos sea amena; nos ayudará a conectarnos con el mundo exterior.
Siempre habrá alguien que nos escuche.
Existen ocasiones en que no podemos -o sabemos- contarle lo que nos pasa a otra persona, ya sea por miedo a ser juzgados o inseguridad. Nuestras mascotas estarán para escucharnos y confortarnos.
Ayuda a nuestro desarrollo individual.
Tener una mascota impulsa a una persona a ser mejor, a querer hacer bien las cosas y compartir con los demás; nos ayuda a conectarnos interior y exteriormente. Una persona feliz consigo, ofrece lo mismo a su familia, amigos y pareja.
Ayuda a mejorar el sentido de responsabilidad y compromiso.
Una mascota no es un juguete, es un ser vivo que necesita atención y cuidado;esto aumentará en la pareja el sentido de responsabilidad al cuidar de su mascota.
Aprenden a darse el tiempo para cuidar de su mascota.
Las mascotas son seres sociables: juegan, saltan, corren y esperan la compañía de alguien mientras lo hacen. Con las mascotas aprendemos a organizarnos para dedicarles tiempo y no dejarlas abandonadas y necesitadas de cariño.
Nuestra mascota es un reflejo de nuestra personalidad y la de nuestra pareja.
Dicen que las mascotas se parecen a sus dueños porque los influenciamos con nuestras actitudes y acciones. Nuestra mascota puede ser muy dormilona o hiperactiva y muchas veces se debe a que nuestra personalidad o la de nuestra pareja es así.
El estrés desaparece en compañía de nuestra mascota.
Después de un día largo en el trabajo, el tráfico de la ciudad y la constante contaminación auditiva y visual es normal sentirse estresado y desesperado, pero llegar y convivir con nuestra mascota -entre juegos y apapachos- nuestro humor cambia y el estrés queda como un lejano recuerdo.
Beneficios para nuestra salud.
Además de la actividad física y estabilidad emocional, las mascotas ayudan a nuestro corazón, presión arterial, niveles de colesterol y nos hacen menos propensos a enfermedades.
Nos enseña a valorar las cosas sencillas de la vida.
Todo está en los pequeños detalles: acostarnos junto a nuestra pareja y mascota, salir al parque a caminar en compañía de ambos, abrazar a nuestro amigo peludo. Lo mejor está en donde menos lo esperamos.
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