Este artículo fue originalmente publicado por Eduardo Limón el 5 de marzo del 2016.
Hasta el momento todo ha transcurrido conforme a lo planeado, no puedes dejar de sonreír pues parece, al fin, que has encontrado al amor de tu vida, a esa persona que no hará otra cosa más que traer felicidad a tus días. La gente incluso al voltearte al ver o siente admiración o siente envidia de todo el cuento de hadas que estás viviendo; como siempre, las personas creen que tanta felicidad no debería estar permitida. Peor aún, consideran que no puede ser real.
¿Y acaso tienen razón? Quizá el amor no puede ser completamente color de rosa, a lo mejor también estás exagerando en ese idílico escenario en el que te sitúas; como si todo se tratara de un bosque encantado en que seres fantásticos cuidan de tu amor y su ternura. Ya sea en una relación muy nueva o con algún tiempo transcurrido, a veces cerramos los ojos más de la cuenta y pasamos por alto muchos aspectos oscuros que se esconden detrás de una bella historia de dos.
Hay ocasiones en que, si el noviazgo tiene muy poco de haber iniciado, ni siquiera hemos tenido la oportunidad de enojarnos con el otro y poner a prueba nuestros nervios, o en el caso contrario, si se llevan ya meses o años, se teme reconocer ciertos rasgos de la relación que podrían llevar al fin de ésta. Pero lo cierto es que mientras más permitamos que esto prevalezca, es dejar que un infierno se desate por encima tuyo con todos los demonios que se llaman celos, mentiras, etcétera. Torpemente preferimos callar u omitir antes de discutir las cosas para darles una pronta solución si es que de verdad nos interesa el permanecer junto a alguien.
Así que, si en lo subsecuente a estas líneas encuentras algo en lo que puedas identificarte, pon manos a la obra y decídete de una vez y por todas a cambiar, a no dejar que todo se vaya por un peñasco solo porque no puedes frenar tus impulsos o esos detalles que haces de manera inconsciente, pero son terriblemente irritantes.
Revisar los mensajes del celular.
¿Por qué o para qué? Si desconfías tanto, mejor dilo. Eso de estar revisando sus conversaciones como psicópata no es lo más encantador que puedas hacer o recibir en una relación; los celos nunca son buenos. Incluso puede que lo hagas por curiosidad, pero sigue estando mal; que cada quien se encargue de su teléfono, eso sí, no cuando estén juntos. Disfruten sus cenas y sus salidas al cine.
Apodos ofensivos
Un apodo de cariño no le hace mal a nadie, salvo a quienes están alrededor escuchando todas las tonterías que te dices con tu pareja; pero, un apodo que tiene connotaciones negativas se puede convertir en algo desagradable en un futuro que no queremos conocer. Así que dile adiós a todos esos apodos que tienen que ver con la complexión o la apariencia del otro, nada bueno podrá salir de allí.
Llamadas a familia o amigos
Uno de los puntos más extraños de todos: llamar a terceros para saber en dónde está y por qué no te contesta el teléfono. Mal, mal y mal. Eso habla mal de ti, de tu pareja y de la relación; no te esmeres tanto en dar una mala imagen. Cuando tenga tiempo, te llamará y seguro habrá una buena explicación.
Mentiras absurdas
No mientas en cosas burdas; claro, en cosas muy trascendentales tampoco, pero suele resultar que de las mentiras más pequeñas se desencadena en intrincadas tramas sin sentido que pudieron originarse sólo por la impresión de que la verdad incomodaría al otro. Siempre es mejor decir las cosas y llegar a un acuerdo.
No te enojes (tanto) de sus defectos
Es obvio que te vas a enojar por muchas cosas pero si sueles hacer todo un drama por esas acciones tan minúsculas como la manera en cómo sirve una cerveza o cómo se viste los domingos, imagínate cómo van a reaccionar cuando de verdad haya un problema fuerte en sus vidas.
Mensaje tras mensaje
Quizá cuando le mandes un mensaje de texto o un mail no pueda contestarte de inmediato, trata de recapacitar en cuáles son sus actividades durante el día y date cuenta que seguro no puede estar con el rostro pegado al celular o a la computadora siempre. Eso no significa que no quiera saber de ti y que le tengas que escribir neuróticamente segundo tras segundo para ver cuándo se digna a contestarte.
Stalking excesivo
Si te la pasas viendo quién escribe en sus muros de red social o cuántas veces le llaman por teléfono, estás haciendo algo tremendamente mal. En caso de que no haya razones palpables para desconfiar de tu pareja ¿por qué insistes en vigilar cada uno de sus movimientos que incluyen la interacción con otros?
Prefieres a otros
¿A qué nos referimos con esto? Si al momento de experimentar un momento grave o muy alegre en tu día prefieres llamar a tu familia, a un amigo o a algún familiar, antes de contarle primero a tu pareja, la respuesta puede ser muy obvia: o no sientes un compromiso real de su parte como para sentir un verdadero apoyo, o no te interesa tanto su opinión.
Sean cuales sean los puntos en que te identificaste, no te queda más opción que revalorar tus acciones y el camino por el que están llevando su relación; esto no necesariamente conlleva una ruptura, pero sí valdría la pena poner todas las cartas sobre la mesa y ver en qué aspectos pueden mejorar o qué rutas deberían seguir para no llegar a una situación de sumo descontento en una unión que no les está dejando nada bueno.
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